BUSCANDO COBIJO
Deambulando solo y triste
por la calle va ese hombre,
va de un lado para otro
sin un punto fijo,
buscando cobijo
añorando cariño.
Había perdido todo
cuanto amaba en este mundo,
sin haber ofendido a nadie
sin haber hecho mal alguno.
Fue siempre muy querido
por sus amigos, por sus vecinos
desde que vino a este mundo,
pero especialmente por sus padres,
pues era y seguirá siendo
su hijo amado y querido.
De haberlo tenido todo,
hoy carece de un hogar,
pues personas sin escrúpulos
y sin principios
han hecho de él un pelele
sin voluntad ni dignidad.
Hasta perdió la ilusión,
la ilusión por esta vida,
le da igual si come o no
y cualquier esquina es buena
o simplemente un rincón,
por cama unos cartones,
por mesilla de noche un cajón.
¿Por qué has permitido, Dios mío,
o más bien esta cruel y despiadada vida
a un ser humano tan bueno,
de nobles sentimientos
y con gran corazón
viva como un indigente?
¿Es que lo que vale es ser malo,
sinvergüenza o un ladrón?
A esos les sonríe la vida,
esos no se acuestan en cartones
ni por mesillas de noche
tienen un triste cajón.
Pero si has sido como este hombre
al que hoy defiendo yo,
no tienen suerte en la vida
por noble y bonachón.
Solo y sus bellos recuerdos
de aquellos padres tan buenos
a los que siempre él amó,
que lo habían querido tanto,
deseando que un buen día
con ellos se lo lleve Dios.
SOLY MEDINA
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