miércoles, 20 de febrero de 2013


Ganados de 
perros en el campo:

Ganados de perros  -también en los pueblos, en la capital-, por todas partes, en casi toda las casas; perros y más perros, y solo perros en la única ganadería. Pero, sorprende más en el campo, donde el pastoreo era de ovejas, vacas y cabras, todas éstas han cedido el paso a los perros, que son los amos de la isla, y antes
estaban en función de los ganados (ahora son ellos los ganados o rebaños). Y con tanto perros, algo había o habría que hacer, y en ello se está. Por lo pronto la mierda de los perros es un estiércol muy malo, y toda vez que ya no queda agricultura alguna, de servir la mierda de los perros para abonar la tierra, tampoco sería útil, ni necesario, porque es veneno para la tierra, y donde un perro caga, no nace nada. El omnipresente perro, que copa la realidad y no hay día en el que la prensa no se ocupe de ellos en cuanto legislación, protección, defensa, parque, carnaval, peluquería, hospitales, etc. (todo ello con referencia a los perros), es algo que copa los medios y el miedoambiente persigue a las cabras, pero no a los perros que campean a sus anchas, por todas partes y horas. Digo, que algo cabría hacer –ya hemos visto que nada con sus mierdas- con su carne -y dicen que los chinos o vietnamitas, los preparan que es un primor y los convierten en un plato exquisito-, aunque por mi parte, prefiero morir de hambre antes que comer carne de perros; en cuanto a sus orines, marcando territorios, y perfumada la isla con su hedor o peste, también prefiero morir de sed antes que beber un vaso de tal líquido, y en cuanto a su piel si fuera de zorro, tal vez, y sobretodo por la cola, habría algún interés, pero si tenemos en cuenta que criminales y asesinos, dueños de perros, les corta –con emisividad de las leyes protectoras de los canes y otras- el miembro de su expresión (de los perros)- que es el rabo, pues a no ser la cara de los mismos –totalmente inexpresivas-, otra parte de ellos, no sé qué más se pudiera exhibir, porque si por la cara, el que la luciera al cuello, cabeza, cintura u otra parte de su cuerpo (tal vez de cartera o bolso), es cosa que asustaría a más de cuatro, y debiera por ello prohibirse, aparte el olor a cuero podrido, como que no; nada  de nada del chucho. Que no, no veo quÉ beneficio puede aportar a la crisis, al hambre y al paro tanto perro, y ello pues que vivimos en una auténtica perrera, y la perrería o perralla es tanta, que en el mundo nadie hay quien nos gane en la población canina, a la que el afecto tabaibero es tan exquisito, que los hay que darían su vida por salvar la de su perrita. Políticos hay que hacen campaña electoral con una perrita en brazo, con lazo del color del partido, y arrasa, porque siendo tan perruno el candidato, el cínico ya no esconde su actitud o comportamiento político respecto a tales animales, provenientes del lobo.. La cosa se pone grave y de color rojo muy subido ante el invento ya probado con las cabras, que las tripas y sesos caninos como componente de los piensos caprinos, las volvían locas y enfermaban a quienes se comían a sí mismas; pues, con los perritos y perritas, perrazas y perrazos, va a pasar algo igual, que si ya el perro normal es peligroso, ahora dados en alimento a sus congéneres –invento de una fábrica gallega, que hace pienso con ellos- los va a volver como cabras (locas), por comerse a sí mismos. Y está la clase veterinaria que ni duerme y la guardia sepronil y defensora de los animales, que ni duermen para detectar y detener tan peligroso alimento canino, que tanto daño va a causar a la perralla o perrería perruna, a la que le ha salido un enemigo mayúsculo (otros perros) que van acabar con ellos, Así que habrá tratamiento psiquiátrico y clínicas o manicomios de o para perros, con lo que los perros van a dar vida y trabajo a tantos, y tantos... Algunos apuntan, que si se los pudieran echar a la sartén y comerlos, eso sería de verdad, “perros calientes”; pero es que esa carne apesta a “perros podridos”, y como  bien dicen por Valsequillo -y fuera de allí-: “¡perro maldito pal infierno!” Nada digo de los 1.500,00 euros que vale la cagada de un perro, y que algunos pagan con gusto, porque prefieren eso antes que su chucho muera reventado, por no hacer su necesidad en el lugar y hora que se le apetezca; que me fastidia leer, que cuando no hay noticias perrunas, escriben y hablan de los perros de la Plaza de Santa Ana, cuidando la Catedral, y lo de mi acólito Daniel (17 años): “el perro es el único animal, que ha conseguido que los hombres –los que tienen perros- vayan detrás de ellos, recogiéndoles la mierda (degradación mayor, no cabe del género humano)”. Y mira que he intentado –sin éxito todavía- que los amigos de los canes -cínicos ellos-, en lugar de sacar a pasear un perro como mascota, lo hagan –y pongan de moda- sacar a pasear una cabra, que al fin y al cabo, ésta sí que le da más de un provecho (leche, queso, suero, estiércol, carne [de bayfo y la propia], etc.). Y si aquí, hicieran lo que presuntamente, hacen en Galicia y Salamanca, donde empresas haya que aprovechan la carne de perros, para hacer piensos de o para perros, como que sí, aunque está prohibido por ley, y ¡Dios quiera no los cojan!, porque tamaño crimen, matar perros con piensos compuestos de perros, que además, a los pobrecitos, los vuelven locos, con lo que en su agresividad, ¡cuántos pudieran morir entre sus fauces o dientes caninos! El caso es, que son tantos los perros, que alguna salida habría que darles y rentabilidad. Pero, cabe la posibilidad más que probable, que también los dichos y otros, hayan aprovechado la carne de perros, para introducirlas en productos para el consumo humano, con lo que, ¡vaya usted a saber lo que comemos, y qué consecuencias y resultados va a tener esa alimentación canina en los humanos! Miedo es, lo que ya da a la hora de comer, si nos estamos alimentando de perros, pues tanta defensas de los mismos por parte de la jauría política, es cosa que extraña, que dados a la corrupción y a ganancias poco legales, es de extrañar, que no saquen beneficio alguno de la perruna ganadería que nos desborda a todas horas, y por todas partes, y que de ellas bastante defensa, parques, leyes, etc., hacen. A saber.

El Padre Báez.

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