De tradiciones de Antaño,
Mi madre prendió la lumbre
y siguiendo su costumbre
en el arraigo me apaño.
Con mi nostalgia acompaño
su voz, que siempre fue luz;
Me enseñó que era Jesús
La fuerza en cada desmayo
y me inculcó, el tres de mayo
a enramar siempre la Cruz.
Recuerdos que en el bolsillo
de la memoria, se secan;
y en el corazón se ahuecan
frescos como culantrillo.
Tras el gastado visillo
del postigo en el zaguán,
Yo daba besos al pan
y en la pila bebí agua…
Hoy solo bebo en la magua
de la Cruz de mi desván.
Guadalupe Santana Suárez ©
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