El día ya termina
y llega otra mañana,
otra mañana fría, triste
y lluviosa
con nubes que se acercan
y otras que se alejan.
Con este crudo invierno
que nos visita
pues llega para quedarse,
no tiene prisa.
Se alegran los campos,
las presas se llenan,
las cosechas se alimentan,
se limpia la atmósfera
de tantas impurezas.
Pero he aquí, que las aves
emprenderán el vuelo,
migran a otras tierras,
su reposo invernal,
ya les espera.
Huyen del frío invierno,
deseando que vuelva la primavera,
para volar felices,
para volar contentas.
Hacer de nuevo sus nidos,
cobijando a sus hijos,
y bajo sus alas
darle calor y abrigo.
Yo soy como esas aves,
que aunque no puedo volar,
huyo del crudo invierno,
de sus días fríos, lluviosos,
y su tristeza.
Pero sé que el agua,
es imprescindible,
es el tesoro que enriquece
la tierra.
Que sin ella no tendríamos vida,
que nos limpia por dentro
y nos limpia por fuera.
Sí queridos amigos,
así es de caprichosa
la naturaleza.
SOLY MEDINA ©
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