LA TRISTE REALID.AD
Hoy he pisado
de nuevo el cementerio,
y al recorrerlo
con mi triste mirada,
me doy cuenta de lo banal
que es este mundo.
Tantos odios, maldades y rencores
para convertirnos
simplemente en nada.
Veo a la gente,
de un lado para otro,
con sus baldes, escaleras
y flores.
Limpiando sus lápidas con amor,
cuidándolas como el mayor
de los tesoros.
Y siento tal desolación,
se me encoge de tal manera el alma,
que pierdo la ilusión en esta vida,
me siento vacía y destrozada.
Pues, si pensáramos
en esta triste realidad
con la conciencia de todo buen cristiano,
haríamos más por los demás,
seríamos más justos, más piadosos, más humanos.
Pero andamos tan deprisa
por la vida,
llenos de preocupaciones
que apenas nos queda tiempo
para recapacitar,
pero Dios que es todo amor
en su infinita bondad
nos sabrá perdonar.
SOLY MEDINA ©
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