martes, 6 de octubre de 2020

LA BORRASCA Guadalupe Santana Suarez

 LA BORRASCA


La lluvia ya se descuelga persistente ante mis ojos

y anda escudriñando el agua la salida de la senda,

se despacha el aguacero como del cielo una ofrenda

horadando entre el bullicio de las nubes, los cerrojos.


Las aves en la arboleda van cantándole al milagro

devanando su escultura y ornamentando el plumaje,

recompensan a la vida con desprendido lenguaje

que sólo entienden la flor, el bosque, el cielo y el agro.


Allá por el horizonte, el azul se ha enriquecido



y confirma el aguacero la desnuda cerrazón,

levanta el mar su osadía con perfecta exaltación

abrazando la cellisca con deleite desmedido.


Desgastando las baldosas, el viento barre las hojas

y mi retina discierne el traqueteo del instante,

exhiben sin fin los charcos, su cristalino semblante

en las ráfagas de esplendor que ostenta las paradojas.



Se abrazan todas las gotas al soplo de la corriente

que la brisa les confiere mientras espera la noche,

para que el plomizo manto con las estrellas abroche

la incertidumbre lustrada, que hoy luce resplandeciente.


Guadalupe Santana Suarez 

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