VIAJE AL OPTIMISMO
Al valle vespertino en que me hallo,
llega el sol a dormirse en mi montaña;
va borrada la huella en que me afano,
ya no huele el frescor de mi ventana;
el aire trae la voz con que me llama
la paz que espero haya al otro lado.
Al otro lado está mi cordillera,
veré la espuma blanca en que se anilla
la ola que mi sueño despereza,
la fuerza que me hará dormir tranquila;
el punto de inflexión que me derriba
los muros que ha erigido mi miseria.
Ya he llegado a mi campo de amapolas,
ya arrodillé la fe del estandarte;
el miedo es árbol que el silencio poda
y desangra mi savia de cobarde
cuando ya no considero importante
lo que hasta ayer me secaba la boca.
No es que no haye dolor, es que me inclino,
por ver la vida al son de una balada;
no pienso causar pena, ni yo estimo
hacer mover a nadie su balanza...
pero ya sopesada mi ancha carga
agradezco que exista el optimismo.
Guadalupe Santana Suarez
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