miércoles, 3 de junio de 2020

A Blas de Otero



teldeenfiestas la voz de las islas
 

Un niño, acaso, un niño está mirándome
 el pecho de cristal.”
Blas de Otero.

A  Blas de Otero

Un pie, otro pie, hacen camino,
 pisada sobre pisada,
huellas de tu paso son,
Ángel de la madrugada,
que buscas verdad a tientas,
blandiendo tu ardiente espada
mientras suenan como puños
y martillos, las palabras,
que van apuñando estrellas
en el yunque de la fragua.
Y, aunque te habrás de morir
antes de ver las naranjas
de la China, te aseguro
–seguro, sabes, no hay nada–,
que en tu siembra las espigas
son, cada vez, más granadas.

Caminaste junto al hombre,
esparciendo las puñadas,
y me has dejado las manos
callosas y esperanzadas.
Si levantara un altar
para tu pluma acerada
de ternura, estoy seguro
–seguro, sabes, no hay nada–
de que ibas a derribarlo
como si yo blasfemara.
Permítele, sin embargo,
a este niño, que aún arrastra
los pies conmigo y me sigue
a todas partes, que te abra
–ya que tú abriste el balcón
de par en par– la ventana
y en el cristal de tu pecho
deje vagar su mirada.


Julio Pérez Tejera

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