Hombres y mujeres que desde el anonimato hacen y mueven el motor de una cultura que, sin más pretensiones sino superarse cada día, altruistamente, con una ejemplar motivación de servicio a la comunidad, dedican su tiempo a mejorar la sociedad no siempre teniendo todo el campo abonado, superando dificultades, negativas, tiempo, y lo mejor, a coste cero.
Desde el Círculo Cultural de Telde y continuando con la serie de actos que, ya iniciado el estío, se vienen presentando con arreglo al programa cultural de la entidad social que desde el antiguo Molino del Conde, patrimonio histórico, auténtico legado de los antiguos molinos de agua que se ubicaron en Telde, desde su salón de actos y con el rumor del agua que circula bajo las acequias que entran en sus arterias desde el reparto cantonero, como marcando las pausas y ritmos de los que aportan su voz para el recitado y casí artística declamación de los versos que en los espacios de la antigua molienda se sucedieron. Allí, a la caída de la tarde del martes 5 de julio, dos escritores, dos poetas, dos creadores, escultores del verso a cincel de inspiración, sensibilidad, corazón y estímulo para expresar la grandeza creativa del ser humano, Adolfo García García y José Juan Mújica Villegas, tanto monta, monta tanto, dos poetas de nuestra literatura canaria que nos han servido su última obra literaria, el poemario Gotas de algo, y Olvidos. Sus personas y trabajos van dejando brillantes huellas literarias en esta sala y en otras de Gran Canaria.
Acto de presentación programado perfectamente en su justa medida para poder escuchar, sentir y reflexionar los poemas seleccionados que un magnífico plantel de recitadores y recitadoras, teldenses y visitantes, ofrecieron desde el escenario del salón del Círculo Cultual de Telde, con la complicidad, siempre maravillosa, musical, del verseador sobre las cuerdas y trastes de su guitarra, el acento creativo del cantautor Luis Fajardo que puso compases, ritmo y cadencias espirituales a los poemas que incluidos en el libro, en su voz y guitarra sonaron, fueron impresionándonos con muchísimas gotas de emoción e inolvidables momentos compartidos entre todos los asistentes a esta salida a la luz en Telde del poemario “Gotas de algo, y Olvidos”.
Adolfo García en su intervención expone:
“Buenas tardes. Gracias al Círculo Cultural de Telde por su constante compromiso con la cultura. Es el primer acto que organizamos después de la renovación en la cúpula de la entidad, así que les deseamos acierto en sus decisiones, empezando por su Director, don Máximo Riol Cimas y por su Junta Directiva. A doña Lucana Falcón, encargada de los temas de Literatura y Música, propios de nuestra actividad hoy, le reconocemos su magnífico quehacer hasta ahora, y sospechamos que le será imposible superarlo..., dado lo excelentemente que lo ha hecho hasta ahora. Gracias a don Juan Santos por estar siempre al pie del cañón, un cañón cargado de amistad.
¡Ah! Será destruido automáticamente cualquier móvil que suene durante la presente hora. Nos encontramos como en nuestra propia casa... Disculpen que nombre a Luis Natera, pero es que venir al Círculo Cultural siempre me lo recuerda. Gracias a todos los presentes, y gracias a los amigos que van a colaborar en este acto recitando y compartiendo nuestros versos. Me referiré con brevedad al libro que se pro-mo-cio-na hoy aquí, Gotas de algo, y Olvidos. Exclusivamente hablaré de la primera parte, la escrita por el compañero José Juan Mujica Villegas. Antes de ello es importante que le exprese a él públicamente mi agradecimiento por reunir nuestros dos poemarios en un solo libro. No es fácil lo que hemos intentado, pero con él se hace todo más sencillo porque no es intransigente, sabe discutir y cambiar impresiones.
Con respecto a sus poemas, no me extenderé porque nuestro común amigo, Luis Fajardo, le ha hecho un Prólogo en el que analiza con acierto su contenido. Así que les animo a que lo lean ustedes mismos.
Nunca me he subido a la parte alta de un pino, pero debe ser una maravilla hacerlo, pues... como la copa de un pino están estructurados los versos de José Juan. Utiliza cualquier tipo de estrofa clásica con una soltura que implica su pleno dominio. Incluso aquellos poemas con verso libre..., cuando uno los lee parece que no son tan libres. Es tal el ritmo que les imprime que no se echa de menos ni métrica ni rima. Los asuntos que trata son muy diversos, y a todos ellos les aplica las dosis exactas del tema concreto: dulzura, pasión, nostalgia, ironía, gracia..., ¡tantas son las sensaciones, que esa su primera parte se la bebe uno sin darse ni cuenta! Dispone Mujica, como experto jardinero en poesía, de una magnífica "regadera" con la que va regando y regalando amor por donde pisa. Creo que es evidente que no pisa las flores de su jardín, sino el pequeño sendero que separa los setos de emociones. Pisa hoy y pisaba ayer por ahí. Voy a detenerme en ese poema suyo, muy especial para él, la última de las "gotas" que nos entrega en su poemario, colmado de sensibilidad y dolor, que se titula: "Pisar ayer", y que tiene una entradilla, o más finamente, un exergo que aclara: "A ti, que te fuiste sin decir adiós, pues te dio tanta pena tener que despedirte".
José Juan Mújica Villegas expresa:
“Buenas tardes. Antes decir una sola palabra referente a la parte que, resultado de la suma de nuestros dos poemarios, a Adolfo le pertenece, quiero mostrar en el pequeño recorrido que dura un instante, el mismo agradecimiento e iguales buenos deseos a esta Organización y a las personas por él nombradas. Consumido, pues, ese lapso, ahora sí que voy, no a opinar en público, pero sí a pensar en alto, para hacer una breve reflexión en torno a la figura de mi compañero y amigo, al mismo tiempo que opinaré de su poemario y de las razones que me empujaron a la aventura de compartir el protagonismo y la autoría de un libro. Partimos, desde luego, de la realidad de que éste no es uno, sino dos, que se matrimonian físicamente en una aventura indisoluble.
Dos razones de peso me han movido a atreverme. La primera, el autor. Una persona que si yo hablase ahora de ella a todos ustedes, cada uno pensaría, con razón, que no les descubro nada o, peor aún, que estoy siendo demasiado mezquino a la hora de elogiar sus notables valores. Simplemente por esa razón me limito a decir lo orgulloso que me hace sentir, ya no compañero de travesía en este viaje, sino un amigo querido por él y los suyos en el hoy y en el para siempre. La segunda, su poesía. Es justo, y en eso he sido algo ventajista, la poesía más oportuna para el contraste de dos repertorios del todo distintos, pero que se aproximan en la intención de conmover las almas de dos modos casi opuestos. De poetas y de locos, todos tenemos un poco. Esto quiere decir que hay mucho de las dos cosas, pero lo que no hay, sin duda, son abundantes poetas como Adolfo. Me atrevería a decir que pocos o, incluso, sólo él. No me digan que no debo contemplar como un lujoso obsequio para mí esta compañía tan diferente en el método, en la concepción y en la intensidad de lo profundo. Deseo con toda mi alma que esos dos grandes regalos que son Adolfo para mí, existan eternamente.
A continuación leeré un poema suyo, también de este libro común que hoy presentamos. Tiene unas connotaciones muy especiales, las mismas que propiciaron uno mío y que Adolfo leyó hace un instante. Acababa de ocurrir algo muy triste en mi vida mientras trabajábamos intensamente en nuestros poemarios. Fue un regalo que él me hizo a modo de consuelo compartiendo su dolor con el mío, refiriéndose en su personal estilo a la misma causa que ocasionaba mi pena de aquellos momentos. Fue un agradable soplo que me refrescó el alma y en el alma lo tengo grabado para siempre. Muchas gracias”.
Un amplio pero bien organizado en tiempo e intervenciones personales de 20 recitadores que en el escenario dan lectura a 20 poemas incluidas en el poemario autoría de Adolfo y José Juan, iniciando esta parte del acto la poeta teldense Susi Arencibia Martín que recita el poema Esa voz. María Da Silva, lee los versos del poema, Flecha. La poeta que recientemente presentó su propio trabajo, el poemario Tardes de Luna, Olga Chulani, recita de Olvidos-3241B. Conchi Miranda, lee el poema, Encontrarme.
El cantautor Luis Fajardo con una insuperable actuación e interpretación músico vocal de poemas elegidos del poemario y de otros escritores y escritoras poetas, autores de bellísimos versos, para ser cantados y expresar artísticamente el mensaje musicado de los mismos. Luis nos situó entre la palabra y la nota del acorde para llegar con la sutileza y gran sensibilidad de su voz a nuestros corazones. En su primera intervención un poema canción elegido de Las Rosas de Hércules, del gran Tomás Morales “Palinodia”.
Jesús Ruiz, en el poema, Soy otro que se va, inicia una segunda ronda de lecturas. Loli Pérez, recita de Olvidos- el poema, 2134B. Lucana Falcón, de Olvidos- los versos de, 4132A. Y Mónica Medina, recita, Sin destino. Manuel Cabral, de Olvidos, recita, 3124A. Guadalupe Santana, recita, Liberación. Inma Flores, versos de, Lo que no es. Y Daniela Hernández, de Olvidos- 1243B.
Regresa Luis Fajardo al escenario para deleitarnos con los versos del poema "Pudiste ser", de Pino Betancor. Luis ha puesto música a poemas de una treintena de poetas de Canarias. Comenzó por hacerlo con 13 poetas hombres, y ahora está finalizando con 13 poetas mujeres. Pino Betancor es una de ellas. Sensible, Pudiste ser, e inmejorable la interpretación musical de Luis Fajardo.
Inma Betancor, inicia un nuevo grupo de lectura de poemas con los versos de Hambre. Teresa Delgado, recita el poema de Olvidos-2341A. Juana María Ruiz Suárez, da lectura a Catorce Versos. Julio Pérez Tejera, de Olvidos, el poema 1324B. Finaliza la serie de recitadores con Isis Montelongo, el poema Vigilancia. Pepe Suárez, versos de Ni en la madrugada. Helena Lorenzo, de Olvidos, los versos del poema 1423A. Y Mari Carmen Ramos, Porque nadie toca el infinito.
Los autores de Gotas de algo, y Olvidos, finalizan la serie dedicada al recital con el poema de Gotas de algo, Túnel, de José Juan Mújica, y del poemario Olvidos, el 1432B, de Adolfo García, que recitan intercalando alternativamente cada estrofa:
“Cuando entré en el túnel de la vida/ nunca pude saber de su largura cierta./ Tras mí quedó el arco del comienzo/ y en un confín brumoso un punto iluminado/ me invitó ir hasta él con su guiño de plata./
Viajo con mi último reducto/ de interioridades,/ penetro en un túnel perentorio, sudo/ migajas de morriña,/ despunta leve albor tras lo nocturno./
Fue andando mi existencia ese paseo/ de oscuridades tenues y ensueños encendidos/ en la llama de tea siempre incierta,/ esa que siempre ignora el modo de dar luz/ al tiempo de insistir en disiparlo./
Se abalanzan las paredes hacia mí/ como una punzada subyuga/ al intelecto./ Mientras avanzo, más tétrico final se augura./
Por eso, vivir es un inconmovible pasadizo/ en el cual se anda y anda a tropezones/ poseyendo unas cosas y delirando otras/ que ilusionan estar donde el destello aquel/ sugiere aguardarte con el obsequio falso,/ imposible de ser otro distinto de la muerte./
Sincronía/ patina cuando el diapasón encriptado vibra/ en pedestal de don Tancredo,/ sin nervuda fibra/ para encabestrar la penumbra del fondo./
Hoy, ya cerca de ese halo tan crecido,/ dubito en el deseo de verlo atravesado,/ y quisiera invertir la exhausta caminata/ regresando al lugar del resplandor lejano/ al cual una vez ilusionado desafiase./ Sé no poder hacerlo, no hay regreso/ en este corredor intransigente./
Si falla el sustrato la indiferencia/ sería, sensu stricto, pauta/ predispuesta./
No me es posible ya, ni lo fue nunca,/ pero mi corazón, siempre chiquillo alado,/ volar supo hasta allí miles de veces./
Cierra la presentación y recital Luis Fajardo, cantando un poema de esta edición literaria, versos de "Papel en blanco" de Mújica. Un buen broche de oro para este encuentro poético de otra obra de dos autores importantes para nuestras letras, José Juan Mújica con 50 poemas en Gotas de algo, que prologa Luis Fajardo López-Cuervo, y Olvidos, de Adolfo García, que aporta 48 poemas prologado por Rafael Inglott, con un anexo de glosarios de términos aplicados en algunos poemas y diseño de portada de Gonzalo Méndez Verdú. En una velada interesante, amena, didáctica que agradecen a todos los asistentes, colaboradores, y el honor que han tenido de compartir esta publicación con el público teldense y foráneo desde el Círculo Cultural de Telde en su sede del Molino del Conde. Una vez más el orgullo y el agradecimiento de que sus poemas, los incluidos en “Gotas de algo, y Olvidos” hayan compartido lugar musical con los de Tomás Morales, Domingo Rivero, Pedro Lezcano, Elsa López, Josefina de la Torre, y otros señeros de la literatura canaria. Enhorabuena y muchas gracias.
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