lunes, 29 de diciembre de 2014

La peluquería de Floro, las más antigua de Telde, echa el cierre

La peluquería de Floro, las más antigua de Telde, echa el cierre
Su propietario, Florencio Rodríguez, se jubila el 31 de diciembre

Florencio Rodríguez Hernández, el peluquero más antiguo de Telde (Foto Borja Suárez-C7) 
TELDEACTUALIDAD
Telde.- El peluquero más antiguo del municipio grancanario, Florencio Rodríguez Hernández, conocido en su Telde natal como Floro, se plantará tras seis décadas dedicadas al oficio cuando el próximo 31 de diciembre eche el cierre a su famosa barbería, situada en el número 5 de la calle Nueva.
 
Empezó en la profesión con sólo 13 años por necesidad y desde entonces nunca se separó de su tijera. Trabajó en la antigua y conocida barbería Eureka. Cuando cumplió 22 años montó su propia peluquería en las cuatro esquinas en San Juan, que después cerró para abrir otra en San Gregorio, con un socio, la que hasta el miércoles ha llevado en solitario durante años, según se detalla en un reportaje de Marta Ramos publicado en Canarias7.
 
Comenzó su andadura en el oficio mirando, confiesa Floro, que añade que no es «como ahora, que para ejercer como peluquero tienes que ir a formación profesional, antes la cosa estaba muy mal y no teníamos esa oportunidad».
 
Hubo una época en la que el dinero que percibía de la peluquería no le alcanzaba para todos los gastos y Floro se vio obligado a trabajar en la antigua industria química Cinsa, situada en Salinetas, donde ejercía de maquinista hasta su cierre en 1982. Pero eso tampoco lo apartó de la peluquería: «Trabajaba por la mañana en la factoría y cortaba el pelo por la tarde», relata.
 
Ahora, asegura que tras toda una vida dedicada a cortar el pelo, le ha costado tanto tomar la decisión que «aún lo pienso por las noches». Sin embargo, dice que necesita descansar después de trabajar «tantas horas» y es consciente de que «son circunstancias de la vida». Pero ahora, podrá echar una mano en casa a su mujer, dar paseos y hacer deporte, aunque también pelará a algún nieto. Además, dice que se lleva un gran regalo, a su clientela, a la que califica como «amigos, no puedo decir más», zanja Floro.

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