
La 62ª edición congregó como es habitual en Teror a toda Gran Canaria, con la participación de los ayuntamientos y el Cabildo de la isla, con su presidente José Miguel Bravo de Laguna a la cabeza, además de las representaciones de Candelaria (Tenerife), Fuerteventura y Lanzarote.
Las tradicionales carretas municipales; las canciones más populares del cancionero canario; los productos de la tierra; la vestimenta típica y, sobre todo, el fervor religioso y la solidaridad, se entremezclan un año más en la fiesta grande de los grancanarios.
Como ya sucediera en la pasada edición, el área de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo grancanario, que coordina Larry Álvarez, organizó la participación de 44 niños y niñas de los 21 municipios de la isla (dos de ellos, en representación del Cabildo de Gran Canaria) que recitaron ante la Virgen unas décimas alusivas a la idiosincrasia de cada uno de los municipios y que fueron compuestas por el profesor de la ULPGC Yeray Rodríguez, presentador del acto junto al periodista Antonio Betancor. Como novedad, la Romería-Ofrenda contó con un intérprete del lenguaje de signos.
Cada pareja de niños precedió a las respectivas carretas que, como cada año, portaron su ofrenda hasta el mismo pórtico de la Basílica. Como los demás peregrinos, los pequeños, de edades comprendidas entre los 10 y 11 años, fueron ataviados con la vestimenta tradicional. Los participantes fueron seleccionados por las concejalías de Educación de cada Ayuntamiento. Los que representaron al Cabildo de Gran Canaria lo fueron de entre los niños y niñas que suelen acudir a la actividad denominada 'La hora del cuento', que impulsa la Biblioteca Insular.
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