martes, 9 de julio de 2013

No emerge el campo:

No parece posible se vuelva a lo que siempre fue, y debe seguir siendo. Nos han robado el campo. Nos lo han cambiado.  Ahora el campo ya no nos alimenta, ni da trabajo. Lo tienen todo protegido. No se respeta a los ancianos, ni a la Historia y tradición. Ya el campo no se explota, está parado, quieto, en barbecho desde hace años.
 
El campo, anda sin un líder que lo defienda. No hay organización alguna que esté de su parte. En el campo, nada se desarrolla; tampoco se promociona, ni se educa para su cuidado y producción. Ya nadie practica la ganadería ni la agricultura. Labores éstas de las que depende la alimentación.

Empeoran las condiciones de vida de los campesinos, sin poder cultivar ni atender las tierras y sus animales. Nadie vive del campo. Lo rural, como si no existiera. El cabildo y las demás administraciones, incluyendo a los ajuntasymientos, nadie se ocupa ni preocupa del sector primero o primario, han hecho dejación y abandono del mismo. Solo buscan ayudas y subvenciones, que no llegan, porque se quedan en el camino, y no a su fin. Nadie se moviliza.
 
Todo se va, en poner obstáculos, y altísimas multas, por el intento de hacer algo, todo truncado o abortado, llevando cada vez a una pobreza mayor a todos y en especial al campesino. Aplican una legislación absurda, que nada permite hacer, sin respetar el derecho a la propiedad, a la explotación, a vivir del trabajo, etc. Y ello, a sabiendas que esta tierra daría comida suficiente o comida para todos y hasta para exportar, sin embargo lo importa todo (HASTA HIERBA PARA COMIDA DE LOS ANIMALES, DEJANDO LA NUESTRA RESERVADA, PARA PREVISIBLES, PRESUNTOS Y PROBABLES INCENDIOS).
 
No, no hay primavera para el campo, ni brotes verdes (salvo el de los pinos). Todo esto, nos ha traído a la precariedad económica y otras que padecemos. Y nadie se manifiesta, sino que contienen la rabia, ¿hasta cuándo? El campo, ya está más que harto de multas, y de este sistema de leyes absurdas, que nos ha traído a la pobreza que sufrimos. Hay que provocar la caída del cabildo; mientras, no habrá forma de salir de ésta. Se trata de un régimen autoritario, caciquil, dictatorial, nefasto al cien por cien, o mil por mil. El campesino, no tiene libertad. No producimos nada, y nadie se revoluciona. La población, está drogada con el fútbol y el carnaval.
 
Hay crisis, y la inflación de los precios, y nadie dice nada. Ya la cosa no es de paciencia y de esperar, hay que actuar. Crece la intranquilidad. Hay descontento generalizado. Solo se ven desplegados por los campos la policía del cabildo (miedoambiente, bomberos, seprona, etc.), recorriendo cercados y fincas, huertos y cadenas, sin plantar un millo, sino controlando nadie plante nada o algo. Ya no se sueña en trabajar en el campo propio, sino en salir fuera. La situación es de sufrimiento, depresión, tensión, nervios, susto, miedo... El cabildo viola el derecho de propiedad, ¡y otros! En su codicia, el cabildo no tiene límites y va cada vez a más. Esto no funciona; funciona mal, muy mal. Tenemos los mejores recursos naturales del mundo, pero no los explotamos (no nos dejan). La miseria galopa. El campo no es lo prioritario (sector primario). Abusa el cabildo, y no tiene en cuenta los derechos humanos del campesino, y los viola impunemente. Nadie defiende al campesino y al campo. El campo, está olvidado. Los medios de comunicación, están ciegos. Los pastores desaparecen (el 18 de Julio, en Teror se presenta el libro sobre el tema: los últimos pastores del gran tabaibal). Pobreza y desatención. El campo está sometido violentamente.
El campo se desertiza. Se abandona la tierra, se abandona el campo. Les infligieron toda clase de: abusos, violaciones, multas, visitas, maltrato, prisión, etc. El cabildo, no tiene en cuenta la dignidad de la persona. El cabildo está destruyendo siglos de Historias, convirtiendo en erial lo que era un vergel. Ampara retamas y tabaibas, antes que higueras y castañeros, arrastrando a la miseria a los que vivían tan ricamente. El cabildo adquiere las tierras ancestrales de los campesinos, en lo que es un auténtico atentado y robo, ya que no es consentido por sus propietarios ni debidamente recompensados.
 
Los agricultores y ganaderos, tenían sus derechos, ahora: nada. Los agricultores y ganaderos, aseguraban la alimentación, protegían los recursos, explotaban y beneficiaban a la sociedad, pero ahora: nada de nada. Y ni Cáritas, critica esta situación, por más que les he hecho llegar mi voz, y mis escritos. Menos lo hace algún medio de comunicación, estando todos comprados por el cabildo. Es de justicia. Sin esperanza.
 
El Padre Báez.

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