A tal fin ha
desplegado por la isla al miedoambinete y al serpona, represores absolutos,
destrozando y sin tener en cuenta los derechos humanos, no dejando mover a
nadie ni nada, apostando solo por el desgraciador y arruinador turismo, cuya
política absurda amenaza
con la desaparición
total del sector primario, actuando con total intransigencia, que daña y ha
empujado a muchos campesinos al suicidio, al ocupar el territorio de la
agricultura y de la ganadería, empujando al paro y al hambre a los que comían y
trabajaban.
Ya el campo, no es
refugio, sino campo de guerra. Los brazos cabildicios, lo controlan todo. El
cabildo ha irrumpido en el campo, para acabar con él, y ha puesto su doble
“policía”, que asaltan a todo el que haga algo, no dejando mover nada, ni a
nadie. Huyen de ellos los campesinos, el campo está muerto.
El campo, esta
secuestrado. Se enfrenta el campo, con un cabildo revolucionario, cuya potencia
es sin límites, coartando toda libertad (y derechos). El cabildo ataca, y
combate con dureza asombrosa e inflexible contra pobre gente inocente sin
cometer delito alguno, frustrando toda acción por normal que sea (todo es
delito y punible o castigable [multa por todo lo que se haga]).
El campo esta
desunido y sin libertad. El cabildo asalta de sorpresa a todo campesino, dada
la vigilancia constante y por todas partes, sin poder escapar nadie de nada que
haga, desapareciendo toda agricultura y ganadería de supervivencia. Y todo
ello, sin que nadie salve el campo, ni hable sobre el mismo, creciendo el paro
y la dependencia del exterior, ya es total. El cabildo (miedoambiente y
seprona), persigue incomprensible e inexplicablemente a todo campesino
que se mueva o haga algo, desertizando todo el territorio, protegido y
clasificado de forma arbitraria, caprichosa e irracionalmente, acabando con una
larguísima historia que se pierde en el tiempo, cargada de sabiduría, y todo
ello en una espiral que crece y no deja de parar, en un combate desigual
atrapando a todo el que haga algo, con un balance desastroso sin igual en el
mundo. Solo quedan media docena de desgraciados acosados con normas y leyes,
que se resisten a duras penas con grandes pérdidas, que aguantan, sin poder y
acabarán dejando lo poquito que queda.
El gran logro del
cabildo ha sido conseguir que nadie se subleve, ni haya reacción en contra de
abuso de tamaño descomunal y sin nombre. El cabildo persigue a todo campesino,
sin más, que causan bajas continuamente. Ha conseguido también el cabildo que
todo campesino que siga, obedezca ciegamente, sus asaltos y acoso constantes,
con sus leyes en manos, como estrategia contra la que no cabe lucha alguna sino
pagar (multas). Confunde el cabildo al personal con huertos en escuelas y entre
coches en la ciudad, dando a entender está con la agricultura, con esas
infantilidades dañinas para niños y ancianos. Se cargan el suelo. Nadie se
opone al cabildo. Nadie ofrece resistencia al cabildo. El cabildo invade el
campo, sin oposición alguna. Se trata de un verdadero genocidio.
El cabildo lucha
encarnecidamente contra los campesinos. Nadie media entre el campesinado y el
cabildo dictador. El cabildo sabotea todo intento o proyecto en el campo, por elemental
y tradicional que sea. Todo esto ha desembocado en una desconfianza por parte
del campesino respecto al cabildo, que ha neutralizado toda acción en el campo.
Todo lo cual ha generado una corriente de crítica a miedoambiente y al seprona
(incluido el cabildo, que los mueve). Voces discrepantes contra el cabildo son
constantes, pidiendo la vuelta a la actividad agraria y ganadera prohibidas y
castigadas de hacerse o llevarlas a cabo.
El campesinado acusa
al cabildo de haberlos llevado a la inoperancia, seguida de una ineficacia
total, favoreciendo los incendios y la introducción de agentes del miedo y de
los otros (seprona), en lugar de pastores, agricultores, boyeros, etc.,
acabando con toda actividad propia del campo, y ello desde que el mundo es
mundo, y que por el resto del mundo se sigue y continúa (menos aquí). Y todo
ello, a pesar de la importancia del sector primario, mantiene el cabildo contra
el campesino una guerra fría, de recesión, castigo, miedo, prohibición,
vigilancia, control, etc., cual si terroristas fueran. El cabildo es, el mayor
enemigo del campo.
Cualquier intento por
reanudar las faenas propias del campo, lleva al fracaso, ante la constante y
total negativa del cabildo a cualquier plan. Se acusa por todo lo que haga todo
campesino, hasta por lo más anodino e insignificante. El cabildo, tiene secuestrado
el campo. La cosa va, contra todos los derechos humanos juntos, concatenados.
Se tortura al campesino, se le encarcela, se le represalia, se le rechaza, etc.
En el campo, ya no hay paz, no se vive en paz. No hay diálogo alguno:
campesino-cabildo. El cabildo tiene como aliada a la prensa, a la que compra
con propaganda y calla. Nadie apoya al campesino, ni al campo.
El proyecto del
cabildo es, acabar totalmente con la menor reminiscencia de agricultura y de
ganadería. El cabildo cierra el paso a todo intento de iniciar o seguir con
algo en el campo. Triunfa el cabildo, con grandísimos daños para el campo. El
cabildo rechaza toda actividad propia del campo. El conflicto está servido,
pero no tiene solución. El cabildo no hace concesión alguna. Y lo malo de todo
esto es: que nadie se echa a la calle, nadie desafía al cabildo por miedo a
represalias.
Y amparado el cabildo
con el silencio de la prensa, que mira con total indiferencia el asunto, sin
informar de nada, nada. La muerte del campo, es inminente, pues la inmensa
represión a todos los campesinos, no lleva, sino a acabar con lo poco o mínimo
que queda, y nadie protesta...
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