miércoles, 22 de mayo de 2013


Relación con el campo:
El Padre Báez.

A nadie se le esconde, que a un servidor, le gusta el campo. Es que desde niño, metido en él. Otra cosa no vi. Creo en el campo. Mi vida sin el campo, no sería vida. Siempre me relacioné con él. Y él me influyó. De hechos de la infancia hay tanto, que llenaría libros (en una ocasión, jugando a conducir coches, sin más que haciendo el ruido y dirigiendo un volante
invisible, cogiendo curvas sobre un charco de un barranquillo, rumbo al barranco, pisé a un pájaro, y me volví para ver cómo y si lo había matado). Cierto. Se era entonces, uno, más veloz que los mismos pájaros, pero..., ¡volvamos al presente!). Veo, que no se valora el campo, y me da pena, rabia... Árboles. Animales. Ahora solo hay aridez. Y uno, con sus experiencias campesinas. Se muere el campo; es triste. El campo, se vacía, se tupe de maleza. Ya no se ve las cenizas, que eran abono, ni... Entonces no había maltrato, ni explotación infantil. El campo, no es fácil. El campo, no es para ganar dinero, sino para vivir (¡la mejor fortuna!). Los políticos no quieren saber nada del campo; permiten los desahucios; nos recortan; gente con hambre; gente en la calle... Hay muchos locos en política. Se olvidan de la Biblia (¡el mejor de los libros!). Por los montes ya no andan los campesinos, sino los uniformes. El campo donde tantas actividades, ahora nada se mueve, a nadie se ve, nada se hace. Incluso, ¡aquellas fiestas! Lo que vienen de atrás, desde siglos, se ha parado. Desaparece una cultura (agricultura). Era y es, una manera de vivir. Ya las vacas no aran; ni los pastores llevan sus ovejas a pastar. La gente ya no se divierte. Ahora, hacen parques y playas para los perros (las cabras encerradas en corrales). Ya nadie canta; nada se oye. Desaparece la tradición. Se ha vaciado el campo y se ha expandido, se hacinan en las ciudades. La gente emigra desde el campo a las ciudades. Otros navegan o velan fuera. Las casas, alpendres, corrales chozas, etc. del campo, se vacían, se caen. Sobre la calidad de nuestra tierra, no hay dudas a nivel científico y mundial. Nada se hace para frenar la proliferación del rabo gato, planta invasora, que acabaría con toda y ninguna agricultura y con la ganadería. Casonas y casas caciquiles, casas de señores, casas de la arquitectura tradicional, que se caen, sin protección (protegen hierbas malas o basuras, como la tabaiba, las retamas, los veroles...). Se cargan nuestra rica Historia (incluida la arqueología, que destroza nuestros yacimientos). Antes, los turistas, iban por los campos todos, en excusiones; ahora no se ve un turismo por el campo (no hay nada que ver)...

El Padre Báez.
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