viernes, 10 de mayo de 2013



El Padre Báez.
Desnudan al campo:

Si el campo estuviera en segundo plano, estaría bien; pasa, que está fuera de plano. Como si no existiera. No se vive del campo, sino de otros campos, campos
de fuera. Y ello, a pesar de la energía y vitalidad de nuestro campo, si se lo cultivara, y dejaran cultivarlo. Todo comenzó a principios de los 50, y la cosa no ha parado, y va a más. No se ocupan del campo, sino para degradarlo, para dejarlo se llene de maleza y de plantar en él plantas estériles (últimamente, se le está usando como pista de carreras, sin más; pero, esos sudores no dan comida, a pesar de regar la tierra). Ya se ven ancianos haciendo monólogos, hablando solos. Y es que al campo, solo ya, le suceden males. ¡Tanto ha cambiado el campo! La gente, se va a la capital. Los políticos, no tragan el campo, lo detestan, ¡ni lo nombran! Se pierde la cultura del campo (el “agro”, en latín). Se deshacen del campo, unos y otros, todos. Ya casi, no quedan campesinos. La cosa, pinta mal, muy mal. Nadie trabaja el campo, en el campo. Cada vez, el campo está más lejos de la gente trabajadora. Desaparece el campesino. Se deja de trabajar, habiendo trabajo. Se pierden las huellas. El campo, está al margen de la política. El campo se reduce; disminuye el cultivo; ya, casi nada. Al campo, se le dan hachazos de muerte, nunca ayuda ni dinero. Más días, semanas, meses, años..., de paro. No toman como medida –única que hay- volver al campo. No cubren con jóvenes las bajas de los ancianos, jubilados, suicidados, multados, represaliados, etc., Se dedican a correr por el campo, en coches, en helicópteros, a pie, pero no se da un mochazo, ni lo dejan dar. Nos quedamos sin campesinos (agricultores y ganaderos), y ellos –los políticos corruptos- tan tranquilos. Se reduce lamentablemente el número de campesinos, que se van y no vuelven, y no los dejan entrar de nuevo, ni a noveles. Y eso, que los ancianos, son especialistas en todo, se las saben todas, son sabios. Y merma alarmantemente la calidad de lo que comemos, sin saber de dónde, ni cómo, y todo y cada vez, más caro, y más malo (y nuestra tierra protegida), Cada vez son menos los campesinos, y menos que serán.  Y nadie cubre esas bajas, ni nadie viene al relevo (no los dejan: los multan, si los ven). Ahora hacen huertos escolares y entre coches en la ciudad (bis). No se atiende al (el) campo, se le dan palos de muerte. Hacen cursos de agricultura. ¡¡Ja-ja-jaaaaaaaaaa...!! No hay grupos de jóvenes en torno  a un anciano, sino con libros y ordenadores, en la granjita del cabildo. Allí, aprenden más y mejor que en el campo. ¿Usted cree? No se sustituye a ningún campesino desaparecido, cuando hay quien lo haría de mil maravillas, y muy contento; pero, ¡no señor, no! Mueren los veteranos, los de toda la vida, y no hay sustitutos, ni suplentes, ni continuadores, ni relevo, ni nada. Se murió (u ahorcó), y se acabó: p´retamas y tabaibas ese terreno ahora. Y cuando esto hacen los políticos corruptos, ¿quiénes pierden? Ellos, no, sino el pueblo, la masa borreguil, que no dice sino ¡pío-pío! en los campos de fútbol, pero no sobre el campo de trigo y millo, que no hay. No, no hay continuidad. La crisis, no es de campesinos, sino de políticos decentes, que están contra el campo y el campesinado (tienen protegida a las tabaibas, retamas, y demás basuras). Los políticos desconocen el campo, no les asesora ningún campesino (¡tienen técnicos, que defiende pájaros azules en lugar de vacas canelas y cabras rucias!). Crece el hambre; ya tenemos niños famélicos, sin desayunar al colegio u escuela. Muchos viven gracias a la paga de los abuelos. Y cuando éstos mueran, ¿qué? Y otra pregunta: ¿Por qué nadie reivindica el campo?, ¿qué pasa? ¿Por qué no se recupera el campo (y se arrancan los pinos)? ¿Quién puede estar contento –salvo los políticos corruptos, que tienen buenos sueldos- de esta situación de parálisis del campo? Aumentan los parados, y el campo cerrado. El campo, tiene terreno vacante, vacío, esperando brazos y sudores, para darnos de comer hasta reventarnos a comida sana, buena y barata. Pero, los políticos no abren ni dan plaza a nadie (solo al miedoambiente y al seprona, para que multe a todo aquel que se atreva a hacer algo para sobrevivir, ¡lo mata a multas!) Y es que hay demanda, pero no ceden. Crece el coste de la vida, hasta ahogarnos; el agua nos llega al cuello, a la sociedad. No nos mantenemos, nos mantienen; nos tienen trincados por el estómago; éste, cada vez más vacío. La solución la tenemos, pero nos la impiden y prohíben dar: la tierra: no tocar (la). Carecemos de comida, y nos sobran tierras de cultivo. Intentan parchear el asunto con huertos en las escuelas y en las urbes, en medio de los coches, para engañar al populacho; y los periodistas, alabando las bondades de estos huertos, ¿ecológicos? Se caen los techos de los alpendres; se rajan los estanques; se caen las paredes de los cercados; se cierran los caminos por retamas-tabaibas-veroles-etc.; etc., etc. Los consejeros de agricultura, son maestros de escuelas (¡): Demetrio; ahora Francisco, y los concejales de agricultura, ¡de vacaciones durante el periodo de cuatro en cuatro años! ¿Quién se atreve llevar la contraria al consejero del reino mayor y ya sea cabildo o el autonómico? El campo, está cerrado. Lo quieren abrir en la ciudad. Se suprimen tierras de regadío, de sembrado y de pastoreo, por pinares (para que unos pájaros que no existen, vuelen-vuelen-vuelen [como si los gatos asilvestrados no se los merendaran -que no los excluyen por el color-, ¡ni mucho menos!]). No toman otras medidas, que las de proteger y multar, sin más. Y cada vez más. Es una guerra, la de la familia política corrupta contra las familias sencillas y nobles del campo. Pero, nadie protesta. Nadie lucha. No indultan ningún terreno con retamas o tabaibas. Estamos abocados a correr -todavía- a peor suerte; esto va a peor y a más. Nadie defiende el campo. Tenemos trabajo en el campo para medio millón de parados, pero los prefieren parados. En ningún partido político existe proyecto sobre el sector primario alguno. No, no se incentiva el sector primario; lo tienen encadenado. Prefieren tener conectada a la juventud a ordenadores, a wi-fi, y así los mantienen deficientes y con fútbol a todas las horas del día, y confunden unos campos con los otros (unos los de fútbol que crían goles, y los otros que crían coles. Prefieren los primeros. Lo rural, ya no queda sino en las vestimentas de ronerías y fiestas. No se vuelve a tras, ni a palos. Hay un constante silencio sobre este tema. Se suprime el campo; se vive, como si no existiera. Atraviesa usted la isla, y no ve nada plantado (salvo basura y pinos, tabaibas y acebuches [¡en lugar de olivos, que son parecidos y dan aceite y aceituna!]). No, no se vuelve a pasado, ¡qué asco!, tener comida propia; ¡que nos la traigan de p´fuera, que es mejor, más bonita y más barata; nosotros al sol a tostarnos y a esperar a los turistas a que regresen. No producimos nada. Lo más grave, es que aquel que intente volver a la tierra, en lugar de ayuda, lo multen y le prohíban dar un timbalazo o mochazo. Si lo hace, se busca la ruina. Lo arruinan (y seguramente, después se ahorca [nunca lo dicen después, pero cada vez son más]). Es, en toda regla, una discriminación de lo rural. ¡¡Fuera, el campo!! Están expulsando a los campesinos (pastores ya no se ven, y agricultores, menos). El campo, está amenazado de y a muerte. Se llegó a tener surcos de mar a cumbres, ahora absolutamente todo lleno de tabaibas y otras malezas. Y si no, las plantan: cardones, cipreses, viñátigos, etc. La crisis demográfica del campo, esta por encima de los 90 años. El campesino está envejecido, sin dejarlo rejuvenecer.  Los niños preguntan si los gallos ponen huevos, y si los toros dan leche. Los niños no saben lo que es una huerta, y tampoco lo que es una granja (un alpendre o corral, choza o chupenco, con animales). Así que el futuro, mejor no imaginarlo; aunque ya lo tenemos encima, ahora mismo, mañana..., y nadie lucha por salvar el campo. El campo vive un autentico drama. Se suprime el campo, como si no existiera. Ni siquiera permiten se sobreviva en el campo, con el mínimo de agricultura y ganadería, no te dejan, enseguida te caen encima el seprona y el miedoambiente, mandado por el cabildo asesino.

El Padre Báez.

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