domingo, 13 de enero de 2013

El Padre Báez.

La fragilidad del campo:

Se rompe el campo, y nadie lo protege. Todo está protegido. Están desapareciendo grandes y numerosas especias, tanto en flora como en fauna, al prohibir la agricultura y la ganadería, que eran sus grandes aliadas  y las que protegían y expandían a una y otra. Biólogos comprados, y callados, nada dicen ni critican;
son cómplices. Sus estudios en universidades tabaiberas, nada dicen y callan, no sea les retiren presupuestos o se los mengüen. En la universidaddelaspalmasdelgrantabaibal estudian ballenas muertas y pájaros azules que no existen; nada dicen del valor nutritivo de la leche de tabaiba o de cualquier otro uso que con esa leche se pudiera hacer además del queso de leche de tabaiba. La tabaiba colonizadora, y trepadora, está retirando a sus congéneres del mundo verde a la desaparición de especies únicas en el mundo, por ser exclusivas de nuestro clima y tierra, y que gracias a la acción fecundante y transportante de las cabras, se han conservado hasta hace poco, y que encerradas las cabras en corrales, y prohibido el pastoreo, han hecho posible hayan desaparecido para siempre lo que había que preservar o proteger, y que protegido todo, han desaparecido dichas especies, y son ya irrecuperables in aeternum. No se investiga; no tenemos científicos serios y preocupados por la suerte de estas islas, que van a la deriva, a la ruina, a la nada. Los ecologistas, han desaparecido, y nada defienden, comprados por los que les pagan para que callen. Increíble, tanta riqueza botánica como zoológica, se esté perdiendo, sin que nadie alce la voz en defensa de lo que es patrimonio de la humanidad, y el deber que tenemos de mantener la Creación, lo más cercano a su principio desde que salió de las manos del Creador, sin acabar con una riqueza única y excepcional. La lista de especies amenazadas es muy grande. Se da el caso siguiente: la dañina tabaiba en un número elevadísimo de ejemplares en toda la isla en su redondez, y desde la costa hacia el interior, está siendo la única planta que perviva, a costa de las que ella misma elimina, sin que a ella (la tabaiba), se la free, controle o reduzca. Muy al contrario, teniendo millones de millones y millones de ellas, nos e puede –salvo multas de hasta 6.000,00 euros, por desgajar o cortar una simple rama de tabaiba, para poder abrir un camino en el que estorba e impide el paso. Y así la omnipresente y única planta, la tabaiba se enseñorea, robando tierras a pastores y a agricultores, de forma galopante y exclusiva, sin que de ella se saque provecho alguno, pues su leche, no sirve sino para quitar la visión por tres días si solo un soslaye llega a rozar el ojo de cualquier incauto. La tabaiba invade las islas y es tratada o conocida por los pastores como “basura”, y un ejército de miedo ambiente, la vigila y con ayuda del seprona multa a quienes se rocen con ella, y de tal forma y exagerada sanción es, que ya a varios les ha costado el suicidio, por no poder hacer frente a tan desorbitado pago y hasta por tener que cumplir condena de cárcel o prisión de forma tal, que pareciera, romper una tabaiba sea comparable a quitarle la vida a alguien en asesinato irracional. Se protege la tabaiba, se desprotege el campo con sus cultivos y pastoreos, que dan paso a la silente e inútil tabaiba, que si por su excentricidad y exclusividad hay que conservarla, ténganla en un refugio, reserva o parque sin más, pero no se convierta toda la isla en su casa, y sobren todas las otras especies, y además el mismo género humano (el hombre).

El Padre Báez.

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