LA PARRANDA DEL VINO EN LA ROMERIA DE SAN FRANCÌSCO FOTO JESÙS RUÌZ MESA |
ROMERÍA POR EL BARRIO DE SAN FRANCISCO DE TELDE
Es la parranda de amigos,
timple, guitarra y cachorro,
es la última en aquel lugar,
es p´al Pino templados a corro.
Es el abrupto camino
seguido por los romeros,
es la fe de las gentes,
ante su altar llegar los primeros.
Es la esencia de la tierra,
es la gloria de mi madre,
es lo que un canario canta,
es lo que un isleño sueña,
y en su corazón encierra.
Jesús Ruiz Mesa
Transcurría la tarde del domingo 30 de septiembre, último día del mes de septiembre, en el que se han venido celebrando fiestas patronales por toda la isla y, desde los numerosos barrios que conforman el municipio teldense, festejan a sus santos y santas con la devoción y fe heredada de sus antepasados, manifestaciones populares, religiosas con las agrupaciones folclóricas, representaciones típicas y costumbristas de una forma de ser, de una manera de sentir y exteriorizar parte de la verdadera historia de sus tradiciones, y que, en cierta manera, en la romería relatan cómo fueron las alegres conmemoraciones y fiestas dedicadas a sus santos.
Esta vez en la celebración del santo patrón San Francisco que se celebra el jueves 4 de octubre, cumpliendo con el programa de festejos del emblemático barrio teldense, la romería tuvo lugar teniendo en cuenta lo poco acertado de la fecha elegida, ya que por ser en domingo no pudo contar con una numerosa asistencia, así y todo, el acto popular se revistió de una sencillez, con el recibimiento en la zona de El Chorrillo, cabecera de la calle León y Castillo, iniciándose la comitiva para entrar en el barrio por Portería, cruzar este acceso que deja ver un hermoso paisaje del valle que cruza el Barranco Real de Telde, las blancas paredes de las casas que lucen sus balcones canarios de diferentes facturas, ventanas, techumbres que asoman sus aleros y sombras sobre el empedrado pavimento de la secular historia de su vida urbana.
Cruces en madera penden de sus fachadas y paredes, algunas de ellas en color verde, donde hacían sus paradas los penitentes, peregrinos y devotos que en procesión seguían el Vía Crucis en otros tiempos. Casonas nobles de familias que dejaron la impronta de su paso por este núcleo histórico y que hoy, después de su rehabilitación, forman parte del patrimonio histórico y cultural para disfrute, cultura y centros de información para los ciudadanos locales y visitantes, como es la Casa Sall, recientemente entregada a la ciudad.
Una romería de marcada canariedad por lo más elemental de su formación y sencillez, una parranda, la Parranda del Vino, que pusieron el acento musical en las composiciones canarias bien interpretadas durante todo el trayecto por parte de sus componentes, guitarras, bandurrias, laudes, acordeón, percusión, tambores y triángulo, con la alegría de seguir el paso de la comitiva cantando alegres temas tradicionales como las isas parranderas, que nos condujeron hasta la Plaza de San Francisco, donde a las puertas de la iglesia conventual, el santo, San Francisco, aguardaba sobre su trono las ofrendas de productos de la tierra que depositaron a los pies del santo vecinos del barrio y romeros que llegaron hasta este bonito rincón de nuestra ciudad.
En la concentración romera en la plaza, en medio de las gentes que en torno al santo se dieron cita, para calmar el apetito de la corta caminata hasta el lugar, fueron servidos bocadillos de chorizo de Teror, en el aire, una tarde agradable, algo nublada por los cambios climáticos de estos días, una agradable música canaria que, procedente de las voces, cuerdas y sones de la Parranda del Vino, participamos de la alegría de los vecinos y visitantes en la romería, sintiéndonos abrazados con la sensación de sentir, una vez más, el latido de nuestros antepasados que nunca debemos olvidar y dejar en el abandono, si no por asistencia, sí y mucho, por la calidad en la expresión popular que muchas romerías necesitan, para buscar la verdadera identidad canaria, en el respeto de quienes la heredamos para su mensaje, conservación y legado a las generaciones futuras.
Este año la romería ausente de carretas y motivos alegóricos que expresan el uso y costumbres de un pueblo, contó con la presencia de dos humildes y dóciles burros, cedidos por la Escuela Granja de Santa Lucía de Tirajana, que portaron en cestas sobre sus lomos las ofrendas de la tierra. En el agradecimiento a los servicios municipales del Ayuntamiento de Telde, Protección Civil, y colaboradoras que han hecho posible esta entrañable manifestación popular, la Romería de San Francisco de Telde.
Dentro de la reducida asistencia de público, la romería, ordenada, limpia, respetuosa con la idea de cumplir la fiesta y gracias a la colaboración de todos los romeros, se hizo el recorrido, precioso sendero de piedras, blancas paredes, balcones, ventanas, techumbres, cruces, buganvillas que adornan las esquinas, un valle desde el que nos llega el frescor de la brisa que el alisio nos trae hasta el barrio conventual, y el encuentro con la historia que frente a nuestra romería cruzamos cumpliendo el rito popular, tradicional de las romería canarias, la esencia y la historia de sus gentes.
Por San Francisco: “Los romeros llegando a la Plaza de Santa María La Antigua, allí el santo les abriga, a sus pies las ofrendas depositan, y entre cruces, blancas paredes y antiguas huellas sobre las piedras, a la sombra de la historia yacen, una oración al santo les obliga, y cumpliendo la promesa, esperanzados, continúan, como peregrinos, su camino”. Muchas gracias.
Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde y www.teldeactualidad.com, Telde, 30 de septiembre 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario