Subo al pequeño muelle fracturado por el tiempo, esculpido de pétreas arrugas, adornan tu rígida falda verdes líquenes danzantes, se deslizan por tu torso aguas marinas silbantes. La pleamar arropa tu ya cansado esqueleto. ¿Qué historias viejas o nuevas encierras entre tus piedras?, de gentes que en ti posaron oteando el horizonte, buscando el más allá.
Esta mañana al entrar en Teldeactualidad me encuentro con la noticia de que la playa de Melenara ha sido elegida entre las 17 mejores playas de Canarias, según las votaciones de los internautas de 20minutos.es, ocupando el decimotercer puesto en el ránking por sus características de arena oscura y fina, consiguiendo que ondee en su litoral la Bandera Azul como distintivo de calidad.
Una vez más, de las numerosas veces que dirijo mis pasos por nuestro litoral, bien por deporte, bien por obtener instantáneas o motivos que me llamen la atención para inspirarme, concentrarme, o salir de la monotonía cotidiana. Una de las satisfacciones que mejor experimento y me sirven de hilo conductor, es el acudir a las obras de nuestros poetas canarios y de la Escuela Lírica de Telde, releer, reflexionar sobre cualquiera de los maravillosos poemas relativos al mar, del maestro, del poeta teldense Saulo Torón, ¿Quién derramó tanta luz sobre el mar esta mañana, que hasta las olas parece que se deshacen en llamas? ¿Quién aprisionó en mi mente el tormento de soñar, que la realidad me llama y no acierto a despertar?, hermosos versos de la Alucinación de la mañana, pertenecientes a la serie Canciones de la Orilla ; o detrás de un café, una refrescante y espumosa cerveza, iniciar la lectura o atreverse a relatar las circunstancias vitales que en este momento experimentas volcándolas en un relato corto, o simplemente admirar nuestro litoral, y buscar algo más que dar un paseo, continuar la lectura de ese libro que parece no acabar nunca, dejar a un lado la inestabilidad de los mercados bursátiles, el Ibex 35, Wall Street, las alarmantes oscilaciones de la prima de riesgo en España, la semana negra de la Bolsa , la intervención del BCE, y las expectativas sobre las próximas elecciones generales, francamente, sentarme, huir de ese pesimismo de las economías mundiales, y en soledad, como hace tiempo, bien cantaba y sentía el rey del Soul, Otis Redding, nacido en Georgia. U.S.A, “sitting on the dock of the bay”, sentado sobre el muelle de la bahía, sentado al sol de la mañana, sentado cuando la noche llega, viendo los barcos llegar o alejarse, las mareas rodar, pasando el tiempo, en mi soledad, sentado sobre el muelle de la bahía..……
Sin más pretensiones, tranquilamente sentarme sobre el viejo muelle de Melenara, silbar el refrán de la hermosa balada del ya desaparecido Otis Redding, tomarme un respiro en una cafetería, observar pacientemente el ir y venir de las aguas, de las olas, del alisio que este verano nos trae aires frescos, muy movidos y bajas nubes de gran densidad; hoy precisamente, la mañana, por lo menos el tiempo que estuve, sobre el mediodía hasta las dos de la tarde, Melenara y Salinetas nos invitaban a entrar en sus aguas y gozar un saludable baño,……… más tarde, ya veremos, las circunstancias me devolverán a la realidad.
Desde las terrazas de Clavellinas, el costero a un lado y otro de estas playas, se mostraba tranquilo, aguas limpias, y buena temperatura, nublado pero sin descuidar las radiaciones solares, las olas, pequeñas, serenas, llegaban a las orillas, muy limpias, por cierto, hoy desparramaban sus diminutas crestas sobre arenas blanca y doradas en contraste con las oscuras que yacían, igualmente limpias, sobre la cala, bajo las toallas y efectos personales de los pocos usuarios que hoy lunes disfrutaban de esta bonita mañana playera.
Sin olvidar las otras playas hermanas que son parte de nuestro patrimonio costero, el litoral teldense, y que con bastante regularidad, por los mismos motivos, recorro con el ánimo de encontrarme conmigo mismo, en la soledad del caminante que se asoma sobre el horizonte marino que le envuelve, quizás por buscar respuestas a las mismas preguntas que en otro tiempo en medio de la soledad de la meseta, la de Castilla, ante un campo dorado de trigo por cortar o seguir el curso del río que fluye por un cañón, ante una cadena montañosa o sierra cubierta por la nieve, sobre una loma, al atardecer, el perfil de un templo románico, sin salir de nuestra Gran Canaria, ante la admiración del paisaje del Parque del Nublo, o los barrancos correr entre la escarpada y arañada piel de nuestra superficie insular, desde las cumbres hasta las costas, el mismo mar que en esta mañana se me ofrecía tranquilo, admirar su furia cuando desde el abismo de su profundo respirar nos reclama su poderío, otear la línea azul que rompe la silueta de los barcos que navegan a destinos, ¡quién sabe hacia dónde dirigen sus derrotas!, como la propia vida, un sin fin de justificaciones para asomarse al Atlántico que siempre nos abraza.
Melenara, Taliarte y Salinetas nos mostraban el regalo que la naturaleza nos ha brindado y hemos adaptado a nuestro uso, disfrute y mejora de sus instalaciones, servicios, accesos, parkings, vigilancia, policía, seguridad, Cruz Roja, balneario, información sobre el uso de instalaciones, playa y baño, áreas de recreo, restaurantes, biblioteca de playa, paseo marítimo, etc.
Seguro que aún queda mucho por hacer y está en manos de todos, de las instituciones y de nosotros los ciudadanos el desear que se cumplan las ordenanzas y el respeto por este medio marino, paisaje que nos ha dejado la naturaleza y que ha esculpido a lo largo de su erosionada vida geológica, ayer cuna de una tradición marinera y familiar y hoy continuadora de aquellos desde el muelle de Taliarte, estamos obligados, todos, teldenses y visitantes a cuidar, respetar y disfrutar de estas aguas, de sus arenas, de sus acantilados, veriles, y que el Neptuno sobre la emblemática roca del Puntón, aún a falta de su brazo y tridente desgajados de su escultura por las fuertes mareas del pasado otoño, vigile sempiterno estas corrientes y nos guarde de peligrosas inmersiones o imprudentes retos.
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Continuaré ofreciéndoles desde cualquier rincón de nuestro litoral, en esta extraña sensación de verano tardío, mis impresiones gráficas y que todos disfrutemos de un tiempo de merecidas vacaciones, en nuestras playas locales. Les aseguro que he conocido playas de ensueño en medio mundo, lugares para relajarse, descansar, navegar, pescar, broncearse, hacer fotos, para admirar arrecifes, aguas azules, verdinosas, transparentes, calientes, templadas y heladas, desde una terraza viendo el tiempo pasar, sobre acantilados que te dejan sin aliento, o metido en el corazón de la gran urbe, todo lo expuesto en los powerpoints que los buenos aficionados y amigos nos envían por la red, maravillas. En nuestras islas lo tenemos. Y sin más avión, más barco, en un viaje de ida y vuelta, cerca, muy cerca de mis deseos, esta mañana me sentí feliz paseando, desde el borde de este lienzo marinero, con un fondo montañoso dejando caer Telde sobre sus valles, al Este, al Sur, observando, respirando el aire marino, salado, y las aguas limpias, serenas, de Melenara, Taliarte y Salinetas.
Buen verano y disfruten de toda esta naturaleza teldense que tenemos a un tiro de piedra de nuestros buenos ánimos por seguir, de infinitas maneras, buscando nuestros destinos. Muchas Gracias.
EN EL VIEJO MUELLE
a Melenara
Vuelvo a depositar mis sueños
en aquel rincón de mi niñez vivido,
la marea me trae encadenando olas,
imágenes de otro tiempo, páginas
de un libro, que mi propio destino
escribiendo estaba en los lejanos
días de aquel mar amigo.
Mis pies desnudos se deslizan,
acariciados por el agua que,
serena, llega hasta la orilla
de la playa y ante mi cuerpo,
desnuda su paisaje para
seducirme cual novia,
que insinuante me susurra.
.............. Por ti estoy aquí.........
mójate en mí, refresca tu cuerpo,
.............. llénate de mí...............
impregna tu piel de lo que,
ayer fue y hoy todavía es.
Vuelve a vivir en mí aquel
primer abrazo infantil.
Subo al pequeño muelle
fracturado por el tiempo
esculpido de pétreas arrugas,
adornan tu rígida falda
verdes líquenes danzantes,
se deslizan por tu torso
aguas marinas silbantes.
La pleamar arropa tu
ya cansado esqueleto.
¿Qué historias viejas o nuevas
encierras entre tus piedras?,
de gentes que en ti posaron
oteando el horizonte,
buscando el más allá.
¿Qué corrientes rompiste
y paisajes marinos en tus
fondos guardaste?
Voy a cruzar tu abierto vientre,
sentarme sobre tus ajados bordes
y entre los intermitentes reflejos,
desde tu espalda saltar.
Rompientes, rocas y acantilados
por los vientos erosionados de
una costa fundida en lava
erigida en la noche ancestral,
que un atlante en los abismos
apagó en lenta agonía,
atándola a su lecho marino.
Tu presencia serena, complaciente
de azul cielo en tu espejo proyectada,
tranquilo respiras, pareces dormir,
el sol apuntando al frente,
tu aliento de lajas, sal y canto,
exhalan tu paz,
que aún percibo.
Inundan mi mente
espíritus que allí quedaron
palabras, gestos, gritos,
risas, llantos de otros
que, como yo, por el espacio
en ti se encontraron,
por ti pasaron.
Háblame de la frágil barca
que paciente guiaba al marino,
en aquella tarde de estío
hundiendo la red en tu seno,
faenando el precioso tesoro
que de tus entrañas con
generosidad ofrecías.
Háblame de los que más allá
de tus límites en el abismo
olvidado, de ti anclados
quedaron, de los que su
rumbo cambiaron cruzando
tu infinito espacio y a la
otra isla llegaron.
Háblame del genio escondido
que en días de temporal,
enfurecido tu semblante,
rompes en llanto enloquecido,
golpeado por mares de fondo
y traicioneras resacas, tu
soledad tierra adentro derramas.
En calma la tempestad nos deja
y en tu manto envuelto
por azules velos que bajo mí
se desplazan, sinuosas líneas
de ocres, dorados, blancos y
negros dibujadas en
cadenciosos ritmos.
Desde las alturas
veo tu arco de luz abierto,
pequeño asoma el Puntón,
meta de aquella inmersión,
vuelves a abrirme tu mano,
me lleno de tu agua clara,
aún estás ahí, Melenara.
Jesús Ruiz Mesa
Octubre 2001
Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde, www.teldeenfiestas.com, 8 de Agosto 2011
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