martes, 22 de agosto de 2017

Melenara es un paraíso que entre todos debemos seguir cuidando y mimando”

              



Pablo Rodríguez rescata los recuerdos de su infancia en la playa que le vio crecer








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Telde.- La playa de Melenara está desde el pasado viernes en fiestas. Unos fastos que esta noche anunció como pregonero el político teldense Pablo Rodríguez, vicepresidente del Gobierno de Canarias y vecino durante cerca de dos decenios de este barrio costero. 





Arropado por la comisión organizadora, decenas de vecinos, amigos y autoridades locales, Pablo Rodríguez se subió esta noche al escenario de las fiestas de Melenara, esas de las que tanto disfrutó durante su adolescencia, para pronunciar un pregón que comenzó con unas palabras de apoyo y solidaridad al pueblo catalán, a los familiares y a los amigos de las 14 víctimas del doble atentado yihadista. “Somos más y no tenemos miedo”, recalcó.



Tras tres composiones interpretadas magistralmente por un grupo de seis miembros de Entre Amigos y una breve semblanza de su trayectoria personal y política esbozada por Jesús Santana, Rodríguez abrió la caja de los recuerdos y empezó a dibujar aquella playa de Melenara que le vio crecer, hacer sus primeras travesuras y disfrutar con su pandilla, la misma que fue testigo de sus primeros escarceos amorosos y la que fue forjando su personalidad.



Comenzó recreando las fiestas de antaño, unas celebraciones “entrañables, hogareñas, que han sabido preservar su esencia y encanto”. Las mismas que cada agosto compartía con su grupo de amigos y su familia. Sentados en la arena paquetes de pipas en mano, disfrutaban de eventos como el escala en hi-fi.



Y aquellas jornadas de verano que pasaba correteando de aquí para allá. Tostándose al sol, negociando las olas con el bugui o de pesca, haciendo sus pinitos con el balón de fútbol u organizando todo tipo de torneos deportivos en el lugar en el que nacieron sus primeros recuerdos.



Vivas imágenes de la infancia de Pablo Rodríguez que aún perduran en sus retinas y que el vicepresidente canario quiso compartir esta noche con los presentes. “Soy parte de este lugar, del mar, la arena, la brisa que le rodea y del ambiente que se vive. Dicen que la infancia es ese lugar en el que habitas el resto de tu vida. Y yo siento que siempre estoy aquí.”



El chinchorro y la llegada de las barcas
También rememoró el pregonero aquellas tardes en las que las barcas llegaban a la orilla de playas playa cargadas de pescado, abriéndose paso entre la chiquillería y los no pocos adultos que salían a su encuentro para ayudar a remolcarlas hasta la arena.



O cuando acudía con sus amigos a tirar del chinchorro a cambio de un par de caballas. “Recuerdo ese olor a mar profundo, la imagen de los pescadores con las manos arrugadas y llenas de escamas”, relató Rodríguez.



El recuerdo a los que marcaron la historia de Melenara
La última parte del pregón estuvo dedicada a todas aquellas personas que fueron significativas o que marcaron la historia de este barrio.

A vecinos como el Compalune, Juanero o Periquito Cruz, que ejercieron de Alcaldes de la Mar, aquellas autoridad máxima que existía en la playa para asuntos relacionados con la pesca.



Y a mujeres como Pino Geroma, Aurorita Ojeda, Yayita, Carmita Corredera, Carmita Flores, Fabela o las hermanas Isabelita y Antonia, que se encargaban de coser las redes o vender el pescado que traían a tierra sus maridos. Siempre con traje negro liso o con tela de vichí blanca y negra, con un delantal y un pañuelo anudabo a la nuca y sobre el que llevaban las canastas cargadas del género.



Así como a la familia Oliva, que puso en marcha la primera línea de transporte que conectaba Melenara con Telde y que desde su panadería llenaba las casas de Melenara de un “excelente” pan de leña artesanal.



A comerciantes como Antonio y José Pérez, que desde su caseta de madera verde, vendían golosinas y otros muchos productos con los que llenar las despensas, al igual que las tiendas de aceite y vinagre de Bonifacio o de Menina.



Olegario y su tienda en Clavellinas. El taxistas Fernandito, que tenia el único taxi que había en Melenara y que además regentaba un bar famoso por los rebosados. Isidro y Asunsionita.



Clavellinas, centro de su infancia
El barrio de Clavellinas y su plaza tuvieron un lugar destacado en el pregón. Y es que este es un enclave que alberga millones de recuerdos para Pablo Rodríguez, de risas, de juegos y de confidencias en esas largas tardes de verano.



Una plaza que empezó a cobrar forma gracias a José Pérez Blanco y en la que luego se empezaron a proyectar películas junto a la pared de la Iglesia vieja. “Dolores Álvarez Jiménez y Artemio Alonso Jiménez. Cobraban media peseta o una peseta y el dinero recaudado se entregaba al cura para la construcción de la nueva iglesia”, evocó el pregonero.



Pablo Rodríguez se despidió entre aplausos, enumerando alguno de los retos que tienen por delante Melenara y resaltando, de nuevo, el papel que jugaron todas aquellas personas en un momento u otro se esforzaron por crear lo que hoy en día es la playa.



“Como dije antes, quiero que este pregón sirva de homenaje y agradecimiento a todos ellos. “La playa, mi playa, como me gusta llamarla, me disculparán, guarda su particular historia, una historia que han construido personas individuales, colectivos, que se han involucrado y han aportado su granito de arena para que hoy Melenara sea el lugar maravillo que es, y mantenga viva la esencia de lo que siempre fue”. [...] "Este es un paraíso que entre todos debemos seguir cuidando y mimando. Telde tiene una costa de lujo, que ha alcanzado este año 4 banderas azules. Debemos preservar el nivel que tenemos, protegiendo entre todos lo que es de todos. Porque esta costa nos ha dado mucho, a mí me ha dado lo que soy, ha marcado el retrato de mi vida, y seguro que el de muchos de ustedes", concluyó el
pregonero.

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