Si volviera a nacer,
pediría a Dios,
volver a ser mujer.
Porque es un milagro,
dar a un ser la vida,
sentir que dentro de ti,
está floreciendo una fértil semilla.
Que a través de una pantalla,
veas su cuerpecito, su cabecita,
sus manos, sus pies.
Que el cordón umbilical,
que une su cuerpo con el tuyo,
aunque sea cortado,
cuando llega a este mundo.
Jamás podrás prescindir de él,
pues aunque pasen los años,
seguirás unida a tu amado
y deseado bebé.
Y llorarás si llora,
si sufre, tú sufrirás con él,
y si es feliz,
tú lo serás también.
Verás a través de sus ojos,
y aunque un día le diste la vida,
volverías a dársela de nuevo,
pues nada ni nadie te lo impediría.
Porque es algo muy tuyo,
es aquella semilla que dentro de ti,
un día floreció.
Y que ella a su vez,
volverá a dar la vida,
a otro nuevo ser.
Por eso, Dios mío, hoy te doy las gracias,
de todo corazón,
por el gran privilegio,
de haberme hecho mujer.
SOLY MEDINA ©
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