Sembré tu amor en la mar
en conchas de caracolas
y los surcos de las olas
los aré con un cantar.
Nacieron risas sin par,
caricias de mil colores;
besos grabados en flores,
hechas de espuma y de sal
que el aire volvió metal
para evitar los temores.
Temores… de reavivar
las voces que hacen cabriolas
y desbastan las corolas
de nuestras flores de azahar.
Deberemos irrigar
este amor, con los fulgores
de la luna, y con rubores
de la estrella universal,
este amor será caudal
con los nutrientes mejores.
Mejores, somos en par,
al viento tú lo controlas
y estás en el rompeolas
cuando en él voy a estallar.
Soy gaviota que al volar
sembré tu ponto de albores
para callar los azores
llegados desde el trigal.
Esparciré en tu coral
semillas, de mil amores.
Guadalupe Santana Suárez ©
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