A ti vengo a implorarte,
para que nos des,
tu consuelo y protección,
porque estamos indefensos,
ante la poca humanidad,
la injusticia y el dolor.
Pues hay tanto sufrimiento,
en este mundo de penas,
que, quien hoy tenga un hogar,
y qué llevarse a la boca, debe estar agradecido
y sentirse muy dichoso.
Porque la maldad es tanta,
y existe tanto egoísmo,
que sin vivirlo en mis carnes,
hago ese sufrimiento mío.
Pues me duele tanto en el alma,
ver sufrir a los demás,
que el corazón se me rompe,
yo, no lo puedo evitar.
Deseo que un día, Madre,
estas penurias acaben,
que el mundo vuelva a reír,
y así terminen sus males.
SOLY MEDINA
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