PROTEGIDA
Ante tu cara morena
ya me siento protegida,
como si nada en la vida
Soy parte de la cadena
que nos sujeta en la fe
y tanto si ruego en pie,
como cuando me arrodillo,
descubro tras de tu brillo
la bondad que en Ti esperé.
Llegamos por el sendero
que nos conduce a tu casa
y tus ojos, como brasa,
se avivan ante el viajero.
Tú sabes del verdadero
fervor que ostentan tus fieles;
te pintan con los pinceles
del amor y la ternura,
esperando la dulzura
que en tus favores reveles.
Madre de todas las razas,
de toda estirpe y linaje;
que se escuche tu mensaje
de paz en todas las casas.
Que cesen las amenazas,
las guerras y la aversión
y que cada corazón
lata sólo en la concordia.
Que por tu misericordia
vuelva al mundo la razón.
Guadalupe Santana Suárez ©
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