viernes, 18 de marzo de 2022

“SUEÑOS SOBRE UNA REALIDAD MEJOR”
FRANCISCO PEÑA DÍAZ (Paco Peña), entrañable compañero de Radio Faycán desde hace un puñado de años y también vecino ejemplar y entusiasta de mi querida playa de La Garita, acaba de escribir un libro, precisamente sobre La Garita, titulado: SUEÑOS SOBRE UNA REALIDAD MEJOR y habla del barrio teldense de La Garita: “Puerto de la Madera”.
Paco Peña, como cariñosamente le llamamos en la emisora, lleva diez años realizando, junto al sacerdote Paco Martel, el programa denominado: “Viva el Domingo”, que se emite a las nueve y media de la mañana, con una gran audiencia.
¿QUÉ QUIERES EXPRESAR CON ESTA OBRA?
Pretendo colaborar con mi barrio, con mi ciudad de Telde, con todos los amantes de ejemplos históricos, motivadores y ejemplares, capaces de soñar y ponerse manos a la obra para hacer posible aquello que han sabido objetivar, haciendo realidad lo que les realizaba como persona y como comunidad.
ME GUSTARÍA CONOCER LOS PREVIOS DEL ITINERARIO QUE LE OBLIGA A OFRECER ESTA OBRA A LOS CIUDANOS DE TELDE Y A LA GARITA EN PARTICULAR
Mi recorrido histórico es muy sencillo, tengo 77 años, nací el 6 de febrero de 1945 en el barrio capitalino de San José y con 5 años, aproximadamente, vengo con mi familia a vivir a las fincas de La Zarza, de los Massieu. Mi familia formada por mis padres y cuatro hermanos conmigo.
Con siete años y junto a mi hermano José ingreso en el colegio internado de San Antonio, del Cabildo Insular de Gran Canaria, que regían las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, donde recibí una esmerada educación y cuidados en mi infancia, ya que mi madre tuvo que ingresar en el Sanatorio de El Sabinal, donde falleció tras doce años de estancia.
Los resultados de nuestros expedientes nos permitieron pasar con los años al Instituto Pérez Galdós, donde hice el Bachillerato hasta la Reválida de Cuarto. Y mi hermano José a la Escuela Industrial.
En este tiempo, siendo niño, pertenecí a la única Escolanía de Niños que en tiempos del obispo D. Antonio Pidain y Zapiain tuvo nuestra Catedral Basílica de Las Palmas, cuyo director fue D. José Quevedo Báez, Beneficiado de la Catedral y el organista D. Luis Nuez, que fuera en su día director de la Escuela de Música de Las Palmas.
Siendo estudiante del Instituto, el entonces presidente del Cabildo de Gran Canaria,    D. Federico Díaz Bertrana, consigue organizar un grupo de “Botones del Cabildo”,  con el objeto de que los que obtuviesen mejores notas y lograsen, además, del adecuado comportamiento, pudiesen optar a ingresar en el Cuerpo de Funcionarios. Así que empezamos una experiencia de trabajo y de estudio y casi todos los compañeros estudiantes de Bachiller, Comercio e Industriales de mi tiempo entraron a formar parte del Cabildo Insular, otros en la Graja Agrícola y en la Caja de Ahorros de Las Palmas.

Yo, en 1962, con la muerte de mi madre, dejo el colegio para acompañar a mi padre e  ingreso en el Ejército del Aire como soldado voluntario, donde aprovecho para sacar mi tarjeta de colaborador de Meteorología y unos meses después de licenciado me ofrecen un trabajo en los laboratorios de medicamentos italianos Menarini, donde permanezco 9 años, más tarde me elijen para ser delegado de Sandoz S.A.E. que, con el paso del tiempo, se fusiona con Ciba Geigy, denominándose esta multinacional Novartis, donde permanezco hasta mi jubilación.
En este tiempo, en la Escuela de Adultos, aprovecho para preparar mi acceso a la Universidad, comenzando mis estudios de Teología en el Centro Teológico primero y mi continuación posteriormente en el ISTIC de Tafira, combinándolo con mi trabajo.
También, en el período como Informador Técnico Sanitario, realizamos unos tres cursos de distintas disciplinas en la Universidad de Medicina de Las Palmas, con el profesor Dr. D. Pedro Batancor, que fuera su decano y catedrático de Patología y Medicina Interna.
Durante tres años me tocó ocupar la presidencia de los visitadores médicos de la provincia de Las Palmas, lo cual supuso para mí una experiencia difícil por el momento, además de hermosa por los logros y por el equipo que me acompañaba.
Tuve varios cursos de formación sobre juventud y tiempo libre en la Escuela Diocesana EDALT y QUICIO y acompañé, durante cerca de cinco años la pastoral de jóvenes de la Diócesis, colaborando con el equipo de D. Cristóbal Déniz Hernández, responsable en aquel tiempo del Secretariado Diocesano de Juventud.
También, como socio fundador de la Asociación Juvenil Yoñe de La Garita, estuve doce años colaborando en la formación de sus equipos directivos, de la organización de la biblioteca y de los estudios y grupos responsables de las comisiones de trabajo, así como impulsar la edificación del local social juvenil y plaza, hoy presente en el barrio.
Y HABLANDO DE OBJETIVAR, ¿CUÁL ES SU INTENCIÓN FUNDAMENTAL EN ESTA PUBLICACIÓN?
     Por muy sencillo que sea, lo que haga un grupito de personas, si es bueno y se hace con la debida armonía permite el crecimiento de esa gente y, además, eso les queda grabado en sus corazones y le concede una identidad personal y comunitaria.
ESTO QUE ME DICE ¿PASA EN LA GARITA?
     Un hombre como el sacerdote D. Abraham González Arencibia, que llega mayor y enfermo, escucha las necesidades de un grupo de personas del barrio que les pide le diga de vez en cuando una misa porque se sienten desamparados en un barrio que carece da casi todo. Él, también, les pide que entonces deben colaborar con él… Y sucede EL MILAGRO. Aparecen los garajes donde decir misa, aparece el terreno que dona D. Cesáreo Morales, aparecen los vecinos que de forma muy entusiasta organizan las verbenas, aparece el equipo responsable… aparece y aparecen tantas cosas, que permiten descubrir que, donde no había sino necesidades, hoy un pueblo hecho y derecho y organizado, asume su destino y sus sueños.
     Él, era un anciano, y miren todo lo que fue capaz de acompañar e impulsar aquí en La Garita.
     En honor a la verdad, este humilde periodista se ha emocionado con esas últimas palabras de nuestro entrevistado, querido compañero de Radio Faycán y entrañable amigo Paco Peña, dedicadas al desaparecido sacerdote don Abraham González Arencibia del que tengo un inmenso recuerdo toda vez que fue quien me bautizo en la parroquia de San Pablo, muy cerca del Parque Santa Catalina, y unos años después (durante mi niñez) tuve la gran suerte de conocerlo y ser allí uno de sus monaguillos. Precisamente, procedente de San Pablo llegó a La Garita y allí fundó la actual iglesia con la que mi madre (también vecina de La Garita) colaboro mucho con don Abraham, al que apreciaba bastante.
       DAVID HATCHUELL



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