PRIMERA Y ÚLTIMA
Ya amenazas con llegar,
siempre envuelto en la sorpresa
y no sé, sobre la mesa
qué mantel has de estrenar.
No me asustas, ni aún te quiero,
pero he de dormir contigo
y aunque yo no te persigo
vas a venir con enero.
Pues justo a la medianoche
entrarás con mucho ruido
y como un recién nacido
al llanto darás derroche.
Unos, verán que tus brillos
ocultan las decepciones
o imaginando ilusiones
registrarán tus bolsillos.
Todos, a una sola voz,
te diremos bienvenido
cuando al brindis del olvido,
llegues, ¡Dos mil veintidós!
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