EL MAR
El mar ostenta mil brazos y un amor en cada orilla;
mientras sus olas anilla, regala besos sin plazos
que estallan en mil pedazos cuando el agua se arrodilla,
para rozar la mejilla donde se anudan sus lazos.
El mar a veces prefiere remontarse a los riscales
y convertir en cristales su salado vaho que hiere;
cuando en el sofoco muere la humedad de sus señales,
el sol pinta las postales que la marisma sugiere.
El mar es voz que embelesa y va desnudo a la playa;
su soplo reposa y calla mientras ternura profesa
a la arena, que atraviesa cada cresta en su batalla
hasta que ésta se desmaya quedando su huella impresa.
El mar no exhibe rencores si violento se acrecienta;
por el contrario se inventa cuando estrella sus temores
y en las olas, los albores, vuelven bella la tormenta
como bella se presenta la noche para creadores.
Guadalupe Santana Suárez ©
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