OBSEQUIÁNDOTE
Preguntaste qué regalo
por tu cumple yo te haría,
-al fin y al cabo es el dia-
más hermoso que señalo.
Ilusamente creía
que en verdad iba a agradarte
cuando empecé a enumerarte
todo cuánto te ofrecía:
Te regalaré el aroma
de la lluvia en la alborada
y la vida pincelada
cuando al cielo el sol se asoma;
o la noche, que estrellada
pinta lunares al mar
para un instante aquietar
el silencio de la nada.
En la brisa de un verano
tendrás mi abrazo infinito
y un violín que hable bajito
trayendo un fado lejano.
Mi tiempo, será un ratito
para extenderte los brazos
impregnándote los pasos
de la alegría en que habito...
En mi testaruda idea,
creí que te encantaría
compartir lo que posea
éste y cualquier otro día.
-Pero sólo quieres flores-
¡qué equivocación la mía!
que al celebrar tus albores,
las rosas muertas querías.
Guadalupe Santana Suárez ©
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