FALLECE EN TELDE JOSÉ MONTESDEOCA, EL ÚLTIMO BARBERO-ESTELERO
Alexis el sobrino del querido amigo y barbero de leyenda de Telde José Montesdeoca Hernández me acaba de informar del fallecimiento de su tío Montes, a los 86 años.
ONDA GUANCHE transmite su más sentido pésame a la familia, especialmente a su
esposa Mari del Pino Hernández López, hijos: José Juan Montesdeoca Hernandez e Inmaculada Montesdeoca Hernandez, yerno Alexis Hernandez Jiménez así como a su nieto: Gabriel Hernandez montesdeoca: Hermanos de José Montesdeoca: Evaristo, Juan, Nicasio, Rosario y Maximina Montesdeoca Hernandez.
El cadáver de Montes se está velando en la sala 4 del Tanatorio Las Rubiesas de Telde.
UN BARBERO, ESTELERO DE LEYENDA
Los 50 años de Montes como estelero en la barbería de Francisco Suárez le hicieron ganarse el cariño de los vecinos de Los Llanos.
Su función, además de la de cortar el pelo, era la de arreglar huesos, corregir posturas o poner inyecciones.
Hay ciertas profesiones, prácticas o costumbres, como uno quiera llamarlo, que hoy en día son impensables. La positiva dinámica de profesionalizar cada vez más los empleos y la necesaria exigencia de carreras, títulos y certificados han acabado con figuras como la de José Montesdeoca, Montes para los vecinos de Los Llanos. Y aunque es sin duda fundamental que los especialistas estén debidamente acreditados, en el caso de este carismático personaje teldense, la confianza que irradiaba sobre los que lo conocíamos valía por toda la formación inimaginable.
Montes estaba ya retirado, a sus 86 años es lo que toca, pero durante un lustro ejerció como estelero en la mítica barbería de Paco Suárez (todavía trabajando), ubicada detrás de la plaza de San Gregorio, concretamente en la calle, Pedro de la Ascensión.
Para el que no lo sepa, las atribuciones de un estelero, además de la de cortar el pelo, eran muy variadas y, a ojos de los más jóvenes, sorprendentes. Arreglaba huesos, corregía posturas, daba masajes e incluso ponía todo tipo de inyecciones. "Nunca se me olvidarán las colas que se formaban en la acera de gente que quería que mi padre les colocase alguna parte del cuerpo", rememora Inma Montesdeoca, su hija.
Tal era la confianza que los vecinos tenían depositadas en él, que cuando se jubiló, en torno al año 2005, la gente seguía yendo a la casa del bueno de Montes para que sus manos sanaran sus dolencias. Eso sí, lo hacía con responsabilidad y sin extralimitarse en sus conocimientos. "Él primero tocaba y si veía un hueso roto o fracturado, recomendaba al paciente que fuera al médico a hacerse una placa o una radiografía", puntualiza su descendiente.
Una caída, una torcedura, un lumbago o una mala postura en el cuello, esas eran sus especialidades. Además de su habilidad con la navaja, claro. Y Montesdeoca lo aprendió todo de manera autodidacta, fijándose en otros de los tantos esteleros que existían en Telde a mediados del siglo XX.
Aunque fue Jerónimo Amador quien más le influyó en este desaparecido oficio. "Ponía inyecciones hasta de penicilina, de lo que fuera. En la barbería había una aguja y una jeringuilla para todo el mundo, se desinfectaba con alcohol y que pasara el siguiente", nos decía su hija.
Comenzó con Maestro Pancho en la barbería en la que estuvo 50 años. Fue su aprendiz en lo que al corte de pelo se refiere, y cuando Francisco Suárez se hizo a cargo del negocio, continuó sanando y cortando el pelo hasta que llegó a los 70 años, como nos relató el.propio Montes en una entrevista en Telde TV que ofrecemos en formato video.
Entre su arte arreglando articulaciones y su carácter abierto, bondadoso y alegre, José Montesdeoca, aunque natural de Jinámar, era muy querido en Los Llanos."Mi madre se desesperaba cuando iba a pasear con él por Telde, porque podía pasarse dos horas saludando a la gente. Se dejaba lo que no tenía, y los vecinos se lo reconocían" nos decía Inma, quien, con ayuda del resto de la familia, se preocupa de frenar a Montes para que lleve un ritmo de vida más tranquilo. "Sufre del corazón y le han puesto un marcapasos. El médico le recomienda que no haga esfuerzos, pero le tenemos que parar porque si por él fuera seguiría tratando a la gente a sus 85 años", amplía, desvelando la solidaridad que, a pesar de toda una vida de incansable trabajo, José Montesdeoca no ha perdido. Sobre todo cuando pasaba su particular consulta en casa, Montes no lo hacía por dinero, sino por ayudar a sus vecinos de toda la vida. Aunque su habilidad traspasaba fronteras y era habitual que personas procedentes de cualquier punto de la isla acudiesen sin importar la hora a Jinámar a que este estelero les pasara revista. "La gente entraba en mi casa sin poder caminar o algo torcidos, y salían derechitos abrazando a mi padre",nos relataba Inma Montesdeoca.
Y como José muchas veces no quería ver una peseta por sus servicios, el método de pago era una caja de naranjas o de papas, según el cliente. Eso sí que lo admitía, porque para él se trataba de colaborar, ayudarse los unos a los otros. Era su modo de entender la vida.
http://www.teldeenfiestas.com/2014/04/via-libre-con-montes-via-libre-abr-27.html?m=1
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