sábado, 30 de noviembre de 2019

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE LA INMACULADA Concepción.

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PREGÓN DE LAS FIESTAS DE LA INMACULADA Concepción.
Buenas noches Autoridades, Convecinos y resto de personas que han acudido a este evento de nuestras fiestas. No soy merecedor de tan gran honor, pero doy las gracias a las personas que han depositado su confianza en mí para realizar el pregón de este año. Es  un honor poder dar desde este Templo un saludo de bienvenida a nuestras fiestas.
Hoy nos reunimos para ponernos el traje y el alma de fiesta. Para los jinameros la fiesta de La Concepción representa la gran oportunidad para expresar emociones, afianzar amistades, celebrar tradiciones, reencontrarse con la familia y en otros tiempos, estrenar ropa y zapatos comprados en Casa Calita o bien echándole un “fiao” a Pepito, el árabe.
Este pregón y estas fiestas nos tienen que ayudar a valorar y apreciar el patrimonio que tuvimos y el que nos queda. Me duele que, a veces, quienes nos visitan lo conozcan más que nosotros mismos. El conocimiento y el aprecio son imprescindibles para conservarlo, cuidarlo y difundirlo. Jinámar fue un referente en patrimonio arqueológico medioambiental y social.

El incremento poblacional producido en los últimos cuarenta años no tiene que seguir desvirtuando nuestras raíces. Al contrario, es hora ya de que compartamos con nuestros vecinos y logremos un pueblo donde todos nos sintamos orgullosos de él.
Es hora ya de que nuestras fiestas sean las fiestas de todos los colectivos y de todas las personas que se sientan orgullosa de ser jinameros.
Es hora, ya, de recuperar nuestra memoria, nuestra historia y trabajar por nuestro presente para engrandecer nuestras tradiciones y nuestras fiestas.
El pregonero de este año no le va a dar fama al acto, porque no es famoso. Tampoco va a traer polémica, porque no es polémico. Este pregonero viene cargado de afecto y cariño a este pueblo que lo vio nacer, que es lo que recibe y ha recibido de su gente.
El afecto, el cariño, ese motor tan potente de las emociones y los sentimientos, que no se aprende en los manuales ni en cursillos, se aprende en la convivencia, en el calor de la familia y en las amistades, en la vivencia de experiencias, en la calle día a día, en el trato con los papeles y piedras de este pueblo, nuestro pueblo de Jinámar, y principalmente con ustedes, personas que hacen y hacemos parte de nuestro recorrido vital, guiñando un ojo a este pueblo llamado Jinámar.
Hoy en día, en que todo está globalizado, en que ser ciudadano anónimo del mundo prevalece sobre otros conceptos, en que viajar y conocer los rincones del planeta capta el interés de las personas, hoy en día tiene más sentido aún, tener un rincón emotivo donde refugiarse para cargar pilas, para encontrarnos con nosotros mismos, para ver más clara la trayectoria y el sentido de la vida. Para muchos de nosotros ese refugio es Jinámar, que en el mes de Diciembre celebra  la fiesta de La  Inmaculada Concepción, su patrona.
Jinámar esa cadena larga y firme en la historia. Cadena a la que nos agarramos y afianzamos cuando recordamos nuestro pasado y con la que nos columpiamos muchas veces en esta aventura que es la vida. Esa cadena está construida con muchos eslabones que otros colocaron, eslabones que otros vamos poniendo y eslabones que otros pondrán. Hay eslabones que brillan, otros están apagados, algunos enterrados e incluso muchos oxidados, pero todos firmes y unidos en este proyecto que es Jinámar.
A este pregonero le ha gustado y le gusta indagar en esa cadena y mirar cómo se   han  ido forjando e incluso quitar el “ferruje” a algunos de ellos.
Me van a permitir recordarles algunos de los que para mí, reflejan ese espíritu particular de nuestro pueblo. El espíritu de lucha y entrega de nuestros antepasados que hizo de este pueblo, un pueblo de reivindicación, de entrega, de amistad, de tender una mano al vecino, al viajero y a aquellos que fueron llegando de otros pueblos y se fueron asentando en sus laderas.
Empezamos por dar brillo a los eslabones oxidados de nuestra historia, recordando, un poco por encima, el patrimonio que tuvimos y lo poco que de él nos queda. No sin la nostalgia de ver en el abandono que están. Jinámar tuvo un papel importante, en la etapa prehispánica, por ser el primer núcleo poblado de Telde. Fue el primer puerto natural de Canarias, al lado del cual está una gran cueva o tubo volcánico, los poblados aborígenes de La Restinga, donde se asentó la primera ermita de Canarias. Las Charcas, El Arenal, El Cabezo, Los Barros,  El Maipé de Cruz de La Gallina, Montaña Negra, Lomo Gallego, Montaña del Roso, El Cascajo, Montaña Rajá y un largo etcétera.
Toca el turno a los eslabones enterrados, pero no olvidados.
Si me permiten haré una pequeña reseña familiar. No puedo por menos de nombrar a quien ayudó a forjar la persona que soy: Salvador Hernández, SALVADORITO EL MACHANGO, MI ABUELO, persona bondadosa, amable, servicial, hombre de palabra y de valores, del cual aprendí casi todo lo que soy,   así como  a conocer mi pueblo y su historia.
Recuerdo de niño aquellas caminatas en verano, bajo inmensos eucaliptos, desde la plaza, a la playa de Bocabarranco con mis padres y hermanos, otras con mis tíos y otras con los amigos, no exenta de alguna “toletiá” por ir sin pedir permiso. Al llegar a la misma nos encontrábamos con aquellos señores con mulos sacando arena. Mientras otros pescaban o cogían mejillones, cangrejos, lapas, “burgaos” y algún que otro pulpo.
De regreso, contemplábamos, entre las plataneras que sobresalía la noria   y que años más tarde pude visitar y apreciar su gran valía. Con frecuencia  mis amigos y yo nos dábamos  un chapuzón en el estanque que había al lado. Seguimos caminando, siempre a la sombra de los grandes eucaliptos, y parábamos delante de Las Casas, (Casa Condal – hoy mal llamada Casa de La Condesa -, Casa del Mayordomo, Casa Pastor y otras dependencias. Una de las mencionadas dependencias era la bodega, donde mi padre me llevó un día para limpiarla, un sábado del verano del 78, con 12 años, ya que ese lugar estaba destinado a montar el taller de ferralla. Lo recuerdo bien por ser allí donde cogí mi primera chispa, sin beber ni una gota de vino. Ese trabajo era para realizarlo durante varios sábados y lo hice en uno, gracias a la suerte de tirar de la argolla, de la tapa de un gran aljibe y verter allí el vino que contenían las pipas, los garrafones rotos y toneles podridos. Mi padre, cuando llegó con su amigo Felipe, el cartero, medios colocados de vino dulce, por haber aprovechado los garrafones de vino que seguían sanos, no se creía lo que estaba viendo, hasta que vio el aljibe lleno de basura y yo a las cuatro de la tarde sin comer “echando las tripas” y bailando solo.
Allí, al lado en las canales que conducían el agua por todo el valle, nos refrescábamos y descansábamos hasta secarnos.
Seguimos caminando, derecho a casa y nos encontramos con el almacén de empaquetado de tomates. El Quinto, que era parada obligada, para reponer fuerzas pegándonos una “jartá” de tomates, y para llevar a casa con algo más de comida. Aquella almacén de empaquetado donde la mayoría de las gentes de este pueblo trabajaban y suministraban de tomates a las que no. También viene a mi mente, alguna “guirrea” de tomates remaduros después de los partidos de futbol, con la consiguiente reprimenda de Pepito (conocido por todos por Pepe Toño). Si, almacén del Quinto, almacén de mujeres y hombres trabajadores que un día llegó a cerrar. Aquellos encierros, aquellas noches sin dormir eran fiestas para los más jóvenes. El espíritu de lucha, la unión y la fuerza que este pueblo desplegó en aquellos malos momentos fue digno de halago y admiración. La dicha no fue completa porque en la madrugada de aquel fatídico día 15 de agosto de 1996 con premeditación, nocturnidad y alevosía y aprovechando el día festivo derriban, un lugar histórico, motor económico y social de este pueblo. Hoy en día, hubiese sido un lugar de visita obligada como museo o salones polivalentes. En el camino y a mano izquierda, el campo de lucha, en dependencias de la parroquia, donde empecé mis primeros pasos en la brega, con aquel hombre grande, grande en todos los sentidos, Lisandro Rodríguez. Un pasito más adelante, la Casa del Caminero, hoy sede del Patronato de Fiestas, donde vivió uno de mis mejores amigos de juventud, Hermenegildo Betancor Moreno (Mere). Un día entrenando a balonmano, con todos los compañeros, me dice: Pablo, me voy, nos vemos mañana.   No lo volví a ver más. Aquella noche fue vilmente asesinado.
Ya cruzando la plaza era parada obligatoria, para muchos,   el Bar Hernández, donde se comía muy bien, sobre todo los riñones al jerez y los callos. Ya en la plaza, de frente, la tienda de Candelarita, tienda donde se compraban los voladores para las fiestas y los piques futboleros. Subiendo por el lomito nos encontramos con el nido de ametralladora, sitio que todavía se puede recuperar dándole un digno uso.
Uno de los eslabones brillantes se forjó a partir del verano del 79 cuando llega a Jinamar, al colegio Fernando del castillo, aquel profesor barbudo, con gafas de culo de botella.  Aquel profesor que me introdujo en el deporte: mi amigo Pedro Galván. Con él aprendí muchas cosas. Compartí aquellas caminatas interminables desde Inagua a Ayacata, o en La Palma, desde La Caldera a Los Llanos.
Aquellos ventorrillos que montábamos para las fiestas para sacar algún dinero para los viajes fin de curso.
Los torneos de verano de futbol-sala que se hacían en el colegio José Tejera, lugar de encuentro de los jóvenes y tantas otras actividades que se hacían, y que hoy echo de menos.
Otro eslabón brillante se forjó con el impulso de Juan Rodríguez, mi hermano mayor, el cual me introdujo en el mundillo del balonmano y al que todos los jóvenes llamaban  “El Presi” de aquel Club Balonmano Jinámar  que durante años fue creando escuela con los niños y niñas del entorno. A modo de anécdota les contaré de aquel sábado que el Juvenil jugaba en La Aldea  y el Sénior en Arucas. Mi hermano me dice que tengo que ir con el juvenil a jugar a La Aldea. Nada, cojo mi panda Marbella (mi Toribio) y meto a aquellos 7 cachorros. Cuatro de ellos, de cien kilos, Siro, Guillermo Alexis, Lorenzo,  Andrés, Yeyo, Lolo el peluquero y yo. Tiramos “p’allá”, a las cuatro de la tarde, a la aventura de Dios.
Recuerdo aquellas tardes interminables de entrenamiento con las niñas y niños del balonmano y fútbol-sala. Época dorada del colegio José Tejera, donde conocí a la que hoy es mi compañera, la madre de mis princesas. Puedo seguir contado muchas anécdotas pero tengo que continuar y  esto se haría interminable.
Otro eslabón brillante aparece en mi vida en el año 90, Don Venancio Benítez Falcón. Benefactor de los jóvenes de Jinámar, que apostó con su empresa Centro Comercial Venancio por el proyecto “No a la Droga y la Violencia” creando el club de fútbol-sala que llevaría dicho nombre y que tantas alegrías nos dio, llegando a tener cuatro equipos en fútbol y cuatro en fútbol-sala y al cual Jinamar y la ciudad de Telde le debe mucho.
También he de nombrar   la unidad en aquellas luchas reivindicativas por nuestros derechos, manifestaciones y encierros, por poder disponer de agua de abasto, asfalto, un centro de salud, un colegio digno, el almacén del Quinto y unas fiestas que fueran del pueblo. Todo esto con megáfono en mano y encabezando las protestas, estaba la persona que siempre he admirado y del cual me siento orgulloso, persona difamada y envidiada por ser fiel a sus principios. Ese es mi hermano, Manuel Rodríguez (LOLO) otro eslabón brillante.
Al siguiente eslabón conviene darle lustre, y vuelta a relucir como antes. Aquel día de Septiembre del año 1990, después de algunos menosprecios y discusiones por las fiestas, Juan Rodríguez se reúne con algunos jóvenes y les explica  la problemática de las mismas. Deciden crear el Patronato de Fiestas.
Se convoca a los vecinos del pueblo a una asamblea general el día 1 de Octubre, donde sale una comisión, que convocará el 25 del mismo una reunión para elegir los cargos directivos, elaboración de estatutos y elección de las comisiones de trabajo. 52 vecinos formamos el Patronato de Fiestas Cultura y Deportes La Concepción y la Caña Dulce. Me gustaría nombrarlos a todos porque todos han contribuido en mayor o menor medida, pero es de justicia citar a dos mujeres que no han dejado un año de trabajar, que siembre han estado, en los malos y en los buenos momentos, las señoras del sancocho, de la leche con gofio, las señoras del potaje de berros, Mary Carmen Hernández y Mary Medina.
Aquel año sin apenas recursos ni tiempo, pero con la implicación de todos los vecinos de este pueblo se logró hacer la mejor fiesta de unión, amistad y trabajo que nunca se había conseguido, aquel programa de fiestas del pueblo y para el pueblo ha quedado marcado en mi persona, por ser el más amplio, donde se daba cabida al deporte:
- Futbol, fútbol-sala, balonmano, baloncesto, encuentros de fútbol entre solteros y casados, entre solteras y casadas, la milla urbana…
A la tradición:
- El día del artesano y el labrador, juego del palo, exhibición de lucha canaria, actuaciones folklóricas, degustación de leche con gofio, encuentro de lucha canaria, feria de ganado, juegos infantiles tradicionales (carreras de sacos, juego del teje, juegos de cintas, tirada de la soga, gimkana  humana), carreras de caballos…
A la música tanto folklórica como popular:
- Celebración de verbenas, encuentros de música popular, actuación de grupos folklóricos, noche salsera, diana floreada, actuación de la Banda Municipal de Telde…
A las fiestas infantiles:
- Día de la cometa, juegos infantiles escolares…
A la exposición de coches y fotos antiguas.
Daba cabida a actividades colectivas:
- Campeonatos de dominó, zanga, envite, futbolín, galas populares que tenían como artistas a los propios vecinos, excursiones con los mayores, fiestas por sectores, donde los vecinos aportaban lo que podían, los sancochos populares…
Aquellas “Galas Populares” con actuaciones de todos los vecinos del pueblo, donde más de una se meó de risa. Echo de menos aquellas excursiones con los abuelos, la entrega de trofeos y el cierre de fiestas. Aquellas fiestas de los sectores, como ya comenté antes, donde cada vecino ponía lo que tenía: uno, el calderito de papas arrugadas, otro la tortilla de papas, un poquito de carne en salsa, mojo, alioli, pan, los queques que no faltaran y la gran chuleta, todo esto regado con escalas hi-fi de los niños del sector, actuaciones musicales, pases de modelos y el baile final, no exento de algún que otro pleito.
Otra de las cosas que se ha perdido e invito al Patronato que recupere es “La Búsqueda del Tesoro”. Desde dos meses antes se estaba preparando, en los colegios de la zona, los equipos que participarían. Tenían que responder a un cuestionario sobre la historia de Jinámar, que puntuaba para el premio final. Luego el día grande se reunían en la plaza todos los equipos para recibir instrucciones y pistas para encontrar el tesoro. Era impresionante ver a todos esos niños corriendo de aquí para allá por todo el pueblo durante ese día. Pero mejor era ver a padres y abuelos detrás de ellos indicándole pistas, “haciendo fulleras”. Era un día de gozo, de felicidad, de unión, de reivindicación de nuestra historia, de conocimiento de nuestro patrimonio, de nuestra cultura, de padres, hijos y abuelos compartiendo sus vivencias.
Otro de los actos de la fiesta es el Día del Romero, que conmemora la gran afluencia de peregrinos que nos visitaron durante siglos y actualmente lo siguen haciendo para participar de nuestras fiestas, al cual dedico este verso que escribí en el 2007:
Los romeros
AMANECE EL MISTERIO,
DESAPARECE LA TARDE.
EL SOL SE ESCONDE, LLEGA LA NOCHE.
LAS GUITARRAS SE OYEN ALLÁ A LO LEJOS.
LOS CANTOS VAN LLENANDO LOS CAMINOS Y VALLES.
GOTAS DE ROCIO DE LA NOCHE ALEGRE,
EL BULLICIO Y EL GENTÍO VAN LLENANDO LAS CALLES.
¡ALEGRES ROMEROS! EMPRENDAN LA MARCHA
QUE ESPERA LA VIRGEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN!
POR LOS SENDEROS LOS ROMEROS PASAN
SALVANDO PENDIENTES, LOMAS Y BARRANCAS.
SUENAN LAS GUITARRAS, SUENAN LOS TIMPLES
ENTRE DELEITES, BROMAS Y CANTOS.
CRUZAN LOS ROMEROS POR LAS ENTRADAS DE JINAMAR.
BELLAS MUJERES ATRAVIADAS CON SUS TRAJES,
FORNIDOS HOMBRES CON FAJINES Y SOMBREROS,
VIEJOS QUE SE OLVIDAN DE QUE PEINAN CANAS
UNOS DE PROMESAS…Y OTROS…DE PARRANDA.
SE OYEN RISAS, GRITOS Y CANTES
AL SON DE LA ALEGRE GUITARRA.
SUENAN LAS FOLÍAS ¡HIMNO DE MI PATRIA!
TODO ES ALEGRÍA, BROMAS Y ALABARES
DUROS APRETONES DE MANOS QUE SE BUSCAN
CUERPOS QUE SE ALARGAN
LABIOS QUE SONRIEN
OJOS QUE SE INFLAMAN
Y ASÍ LOS ROMEROS EL CAMINO PASAN
SUBE QUE TE SUBE
BAJA QUE TE BAJA
GRITA QUE TE GRITA
SALTA QUE TE SALTA
BEBE QUE TE BEBE
CHARLA QUE TE CHARLA
RIE QUE TE RIE
CANTA QUE TE CANTA.
ENTRE CHUPITOS DE RON MIEL Y CHUPITOS DE CAÑA
CON LA BRISA DEL ATARDECER DE DICIEMBRE Y LOS ROSTROS CANSADOS
VAN LLEGANDO A LA PLAZA DE JINAMAR
ENTRE OLORES DE MI TIERRA CANARIA
ENTRE NARANJAS DEL MAIPÉ
ACEITUNAS DE SANTA LUCÍA
CHORIZOS DE TEROR
MORCÍLLAS DE GUIA
CAÑA DE MOGAN
SUSPIROS DE MOYA
LLEGAN LOS ROMEROS A LA PUERTA DE MI IGLESIA
PARA CANTARLE A MI VIRGEN
ISAS Y FOLÍAS
VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN!
AQUÍ ESTAMOS TUS ROMEROS
CON ALEGRÍA Y DEVOCIÓN
A CUMPLIR LA TRADICIÓN
¡VIVA LA VIRGEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN!
Agradecer en este apartado, el empeño que ha puesto D. Ricardo Medina para que nuestra romería se mantenga fiel a la tradición.
Como dije al principio, no soy famoso ni polémico, pero si reivindicativo y desde aquí quiero reivindicar lo que por derecho se ganó en aquellos años y por derecho histórico nos pertenece. Quiero reivindicar que nuestra fiesta sea reconocida como la más antigua de Canarias. Quiero reivindicar el título alcaldesa mayor de Telde para la Virgen. Quiero reivindicar que nuestra fiesta sea declarada de interés turístico. Quiero reivindicar todo aquello que la política nos arrebató. Ya reconoce en su pregón el presidente del Cabildo de Gran Canaria este hecho diciendo, textualmente: Sé que hubo tiempos en que la influencia de visitantes a la fiesta de La Concepción y de la caña dulce era comparable o superior a la de Teror y que las autoridades del momento intentaron rebajar el entusiasmo para que no se desluciera aquella.
Para conseguir todo esto tenemos que empezar a trabajar todos unidos con una misma meta.  Sería bueno que valoremos nuestras fiestas, que las vivamos como familia, que las vivamos con fuerza, con interioridad. Pero también es necesario una reflexión profunda sobre ellas. Ver lo que está mal, innovar actos, hacerlos más cercanos, más participativos, procurando no dar cabida a eventos que no tienen significado en unos festejos de tanto arraigo religioso y tradicional.
Hoy quiero gritar a los cuatro vientos: viva la tradición, viva la devoción a nuestra fiesta en honor a María Inmaculada Concepción.
Para concluir este acto, no quiero que se vayan sin antes darse un  abrazo con la persona que tienen al lado como señal de fraternidad y augurio de unas buenas jornadas.  Muchas gracias y a disfrutar de las fiestas.

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