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o que va de ayer a hoy: Y lo refiero a las carreteras, cuando entonces el caminero, al que se le asignaba una carretera determinada en kilómetros y de pueblo a pueblo, cruzando sus barrios, con una carrucha (o carretilla), con su balde y azada, iba recorriendo a diario su sector e iba remediando cuanto fuera necesario, limpiando una cuneta, rellenando un bache, retirando una piedra caída o las ramas de un árbol tirada por el viento, etc., con lo que la carretera en cuestión –y así toda la isla- estaba expedita, en buen orden y limpia, sin peligro alguno para los conductores, y el temor de que el cabo caminero (señor Corujo) pasara recorriendo las dichas carreteras, y además de pagarles el sueldo comprobar todo estaba en orden, y ello en su moto y uniforme gris, con gorra de plato y visera incluida..., a lo que hoy: Un bache que se agranda, y que se profundiza y alarga con el tiempo y el devenir o deambular constante de coches a todas horas, y que pasa el tiempo, y mientras coches que ser rompen o personas que se preocupan, dando lugar a choques o accidentes por frenadas bruscas, desvío, o el simple machangazo de caer en el hoyo, y pasando después mucho, pero que mucho tiempo, y en ello meses cuando no hasta el medio año, van y vienen a poner remedio, y para un solo y simple bache, eh ahí, a la orilla de la carretera un camión cuan largo es, aparcado al lado del hoyo a reponer o quitar, pero que la cosa coge varios días, y en ello una cuadrilla, cuando menos de cinco (5) hombres, que luciendo reflectantes del uniforme y los susodichos anagramas de la empresa o institución, están dos sin hacer nada sino uno por delante y por detrás el otro, con disco en mano parando a los de un lado y dando paso a los otros alternativamente, por descontado los conos y discos, y señales, y luces, y toda un parafernalia en la que un tercer obrero, está sentado en el camión, o a la sombra del árbol más cercano sin dar puto golpe pues se trata del chófer, y después otros dos (2), y a veces tres (3) y hasta cuatro (4) hombres más con pala de alquitrán taponando el bache, y en ello más de un día cuando los primeros, los del siglo pasado –y mi padre fue uno de ellos-, lo hacían en un rato. Y así todo, nada digamos si se trata de reponer o levantar un cacho de muro que se cayó, pues ya en eso intervienen hasta ingenieros, arquitectos, técnicos, especialistas, empresas constructoras, y no sigo, porque es que.., ¡no, no es de recibo! Y ello nos lleva a repetir lo del dicho o canción: cualquier tiempo pasado, fue mejor. Cosas del cabildo, que por entonces, no se plantaban pinos sino árboles frutales, y en cuanto a las cabras, eran nuestras segundas –cuando no primeras- madres, y eso de matarlas, ¡ni soñarlo!
El Padre Báez, Pbro. 09-01-18
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