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Telde.- Un aroma especial impregna desde primeras horas del día a la biblioteca del Casino La Unión, en el barrio de San Juan. Allí, como viene siendo tradicional en los últimos cinco años, se desarrolla una nueva cata dentro del programa de actos oficiales de la quinta edición de la Feria de la Naranja de Telde. Once agricultores pugnan por el preciado título. El resultado se dará a conocer el sábado, día grande del evento.
Cada uno de los participantes ha tenido que aportar diez piezas al evento. Fueron recogidas ayer y hoy, bajo el anonimato, han sido identificadas con códigos para ser sometidas a un estricto veredicto, el que emitirán los técnicos del Gobierno regional y del Cabildo de Gran Canaria junto al cultivador local Fernando de la Fuente Sotomayor y al catedrático de Nutrición de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Luis Serra. Hambre no pasarán precisamente.
Desde las diez de la mañana se desarrolla la prueba. A la misma se han presentado la finca Jomera (José Medina Ramírez), varios cultivadores agrupados en la asociación V9 y las fincas de Agustín Medina, Tomás Rocha, Tito González, Venancio y Luis López, estas últimas emplazadas en El Cubillo e Higuera Canaria. Telde es, con contundencia aplastante, territorio naranja.
La cata se ha dividido, al igual que otros años, en varias fases. La visual, externa e interna, valora la apariencia de la fruta, de la cáscara y de su pulpa. También puntúan el grosor de la corteza y el porcentaje de semillas que hay en el interior. En la fase olfativa se pone la atención en el olor y en la intensidad de la pieza de turno. Y en la fase gustativa lo que se valora es la acidez, el dulzor y la jugosidad de la naranja. Una radiografía en toda regla.
A tenor de las primeras impresiones, el jurado no lo tendrá nada fácil.
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