La venerada imagen retornó a su hornacina en el Altar Mayor de la Basílica
Una Basílica Menor de San Juan a rebosar despidió esta noche al Santo Cristo de Telde. La venerada y preciada imagen retornó hace tan solo unos minutos a su hornacina en el Altar Mayor del templo, entre la emoción y los vítores de miles de feligreses.
Una Basílica Menor de San Juan a rebosar despidió esta noche al Santo Cristo de Telde. La venerada y preciada imagen retornó hace tan solo unos minutos a su hornacina en el Altar Mayor del templo, entre la emoción y los vítores de miles de feligreses.
Las tres naves del templo matriz de San Juan se quedaron pequeñas para albergar a los miles de devotos que quisieron despedir hasta el próximo año al Santísimo Cristo de Telde, muchos de los cuales se tuvieron que conformar con hacerlo desde la plaza pública.
Un año más, la Basílica volvió a ser testigo de innumerables muestras de emoción incontenida cuando pasadas las 20.30 horas, al término de la misa presidida y concelebrada por el vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, junto a otra quincena de sacerdotes, dio comienzo al ritual de la subida.
Fueron precisamente los clérigos los encargados de trasladar a la efigie, modelada en el siglo XVI por los indios tarascos de México, desde su torno móvil, ubicado a los pies del presbiterio, hasta el Altar Mayor en donde la entregaron a los seis porteadores que con ayuda de dos escaleras y dos sogas la devolverían a su santuario habitual, en lo alto del templo.
En ese instante se desataron los vivas, las lágrimas y los aplausos de la muchedumbre. Poco a poco, con una apacible cadencia, la imagen fue ascendiendo con serenidad hasta ser depositada en la hornacina del retablo flamenco. La Banda de Música de Telde puso fin a la ceremonia interpretando la canción y el himno dedicado al Santo Cristo según informa TeldeActualidad
Con esta celebración se pone fin a estas fiestas religiosas, las de mayor importancia del municipio, que comenzaron el pasado día 11 con el pregón pronunciado por el catequista Javier Sosa Galindo. Durante los diez días en los que la imagen del Santo Cristo ha permanecido junto al ‘pueblo’ se han contado por miles las personas que llegadas desde diversos puntos de Gran Canaria se han acercado a él para implorarle todo tipo de ruegos y plegarias.
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