Las calles del casco viejo de la ciudad acogen el desfile religioso más multitudinario de los últimos años
TELDEACTUALIDAD
Telde.- En la procesión más multitudinaria de los últimos años, la venerada imagen del Cristo de Telde recorrió por espacio de algo más de hora y media las principales calles del enclave monumental de la ciudad. TA avanza reportaje gráfico.
La emoción y la devoción volvieron a aflorar este domingo por la noche en las vías del conjunto monumental de San Juan durante la magna procesión de la bella escultura del Cristo de Telde.
A primera hora de la noche, al filo de las 20.20 horas, cuando los últimos rayos solares de la jornada se proyectaban aún sobre la fachada principal de la Basílica, el trono con la venerada efigie del siglo, rematado por cuatro vistosos farolillos de plata manufacturados en la provincia de Sevilla, se asomaba a las puertas para durante unas horas estar, si cabe, más cerca de los suyos en un recorrido por el enclave monumental. El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, que ofició la misa de las 19.00 horas, presidió la salida de la efigie y el desfile religioso.
Con la noche ya encima, el cortejo religioso encabezado por el párroco José María Cabrera enfiló la plaza de San Juan, arropado por el calor de cientos de fieles que, año tras año, acompañan su imagen más reverenciada y querida, cuya belleza era resaltada por seis adornos florales de 300 anturios rojos, combinados con siemprevivas, y un bello ramo a los pies de la imagen con orquídeas y otras flores, preparados con esmero y mucho cariño por Segundo Amador y otros colaboradores de la Parroquia de San Juan.
Los feligreses, venidos de los puntos más dispares de la geografía local e insular, hicieron causa común con un desfile procesional que efectuó el periplo de costumbre, bajo los sones de la Banda Municipal de Música de Telde y de la Banda de La Salle de Agüimes, que abría la procesión.
La efigie modelada por los indios tarascos de México en el siglo XVI recibió en varios puntos del recorrido sentidas composiciones interpretadas por vocalistas locales. La solista Mónica Hernández fue la primera en interpretar una malagueña desde el balcón del despacho de trabajo de la Alcaldía en las Oficinas Municipales, que da a la Basílica de Telde, y más adelante lo hicieron Mario Jiménez, Carmen Alemán, Javier López y Olga Munguía.
Estos cánticos, que se sumaron a los frecuentes y espontáneos vivas de los feligreses, dieron más calor al ambiente de fervor que presidió siempre el periplo religioso de casi 90 minutos, al que asistió la alcaldesa Mari Carmen Castellano, el subdelegado del Gobierno en Canarias, Vicente Oliva, una amplia representación de ediles de la Corporación de Telde y varios consejeros del Cabildo grancanario. El exalcalde teldense y consejero insular de Agricultura y Aguas, Francisco Santana, completó la procesión en un lateral del trono procesional en calidad de miembros de equipo que cada año baja y sube la imagen del Altar Mayor.
La costumbre de dedicarle malagueñas al Cristo de Telde atesora ya más de una década de historia.
La comitiva, que transitó por la Plaza de San Juan, Conde de la Vega Grande, Duende, Marín y Cubas, Doramas, Los Sabandeños, Julián Torón y León y Castillo, destacó sobre todo por su solemnidad y silencio sepulcral, sólo interrumpido por la música de la Banda y de la agrupación de tambores y cornetas, los vivas y los cánticos.
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