domingo, 16 de febrero de 2014

EL AFAMADO LETRADO DON PABLO LÓPEZ COLABORA CON SUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN CON ESTA WEB

Teldeenfiestas.com agradece profundamente al afamado letrado Don Pablo López, colaborador habitual del programa Antena Abierta, dirigido por Don David Hatchuell, por fijarse en esta web para mandarnos información de gran valía para nuestros lectores.

“La Administración Impasible”

Don Pablo López, en un momento de su intervención
en la cadena de Radio Faycán
Después de muchos meses, he encontrado un hueco esta mañana para acudir a la Dirección General de Tráfico a poner en regla unos papeles personales sobre el traspaso de un vehículo. Lo que no sabía en aquel momento es que, lo que me esperaba, iba a ser el papel de protagonista en una película de los Hermanos Marx en lugar de una simple gestión administrativa.

Salgo del despacho a las 9.30 de la mañana, con el firme propósito de aprovechar para hacer otras gestiones al terminar en Tráfico y, quien sabe, igual, hasta me daba tiempo a cortarme el pelo.

Llego a Tráfico, hago cola en la ventanilla de “Información” y cuando me toca le explico que quiero formalizar el traspaso de un vehículo. Me dice la documentación que tengo que presentar (que ya la llevaba conmigo) y me advierte que tengo que liquidar el impuesto en el Gobierno de Canarias.

Voy a la oficina del Gobierno de Canarias a liquidar el impuesto, hago cola, espero, mi turno, me dan el impreso y me indican que hay que abonarlo en una entidad bancaria. Voy al banco, hago cola, pago y vuelvo a Tráfico.

Al llegar, no me queda más remedio que volver a ponerme en la cola, esta vez en la ventanilla de “Caja”. Mientras espero, relleno el impreso del traspaso, pago la tasa y me dan un número, esta vez para la ventanilla de “vehículos”. Mientras espero, veo que me han cobrado 52€ de tasa y caigo en la cuenta de que, la última vez que estuve allí (en 2008), la tasa eran 44€. No deja de resultar llamativo que en seis años haya subido casi un 20%. Precisamente, esta misma mañana he leído una noticia en el periódico que decía que, tras la reforma laboral, los sueldos de los españoles han caído de media un 10%.

De manera que suben las tasas, Montoro sube los Impuestos, los precios no dejan de subir y, sin embargo, los sueldos bajan. Me pregunto: ¿Qué esté pasando en España? ¿Hacia dónde vamos o en qué nos estamos convirtiendo?

Me llaman, es mi turno, me acerco a la ventanilla y, tras teclear en el ordenador, el funcionario me dice que según el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, está pendiente el impuesto municipal de 2013, así que tengo que ir allí, solicitar la liquidación del mismo y pagarlo, para poder presentar en Tráfico el resguardo de abono de dicho impuesto, sin el cual no se puede hacer el traspaso.

Mientras voy camino del Ayuntamiento, me voy preguntando mentalmente el porqué estos trámites no se pueden hacer por Internet. En fin, llego, hago cola, me dicen que esa cola no es, que tengo que ir a la mesa 1 de la parte de impuestos. Voy a esa zona, hago cola, me atienden (de malas maneras), me dicen que tengo que pedir cita previa por teléfono y llevar una autorización firmada por el que figura como titular del vehículo. Respiro hondo…

Consigo localizar al que me vendió el vehículo y voy a su encuentro para que me firme la autorización. Por el camino, miro el reloj, ya son las 11:00 de la mañana. Llamo al número de teléfono que me habían facilitado y pido cita para hoy mismo, sorprendentemente ¡me la dan para las 12:00!.

Después de que me firmen la autorización, vuelvo volando al Ayuntamiento, otra vez a la misma mesa de antes. Me atiende la misma persona y le digo que tengo cita previa para las 12:00. De nuevo con pocos modales, me dice que no aparezco en el ordenador. Le porfío, le digo que he llamado y me han dado cita a las 12:00, que estuve aquí hace una hora y, si no, no habría vuelto.

Busca, rezonga, vuelve a buscar y, finalmente, mi nombre aparece. Para mi estupefacción y pasmo, me da un número y me dice que espere. Me siento y me pregunto en silencio: “si este señor es el que me da el número, ¿para qué demonios llamé pidiendo cita previa cuando me la podría haber dado él mismo mirando el ordenador?”

Mi turno, me atienden y me dan la liquidación. Me dicen que tengo que ir al banco a pagarla. Salgo en dirección a la DGT y paro en la sucursal de La Caixa de la calle León y Castillo. Hago cola y espero unos interminables 25 minutos. Un consejo: si tienes prisa, no hagas ningún trámite en esa sucursal. Cuando por fin me toca, me dice que los impuestos municipales solo se pueden pagar en ventanilla los martes y jueves de 8:30 a 10:30. Reconozco que tuve que hacer un esfuerzo titánico para no decirle o que se me estaba pasando por la cabeza en ese momento.

Salgo como un tiro directo a la sucursal de la Avenida Primero de Mayo, donde me conocen y se que no me van a poner problemas. Hago cola, espero, me toca, pago y vuelvo a Tráfico. Es casi la 1:30 de la tarde y me entra el pánico al pensar que puedan cerrar antes de que llegue, así que aligero el paso.

Llego a la DGT y me detengo en la puerta. Leo el horario: de 8.30 a 14.30 y además los jueves por la tarde. Respiro, cojo resuello y pido turno otra vez para la ventanilla de “vehículos”. Después de tanto andar parece que, por fin, voy a conseguir completar esta dichosa gestión.

Me toca, entrego los papeles y me dicen que lamentan mucho no poder recogérmelos porque se ha caído el sistema informático.

“Caramba” le digo, “¿cree que podrá solucionarse rápido?” A lo que me contesta que no lo cree, que en península han cerrado (porque allí es una hora más), razón por la que la red no funciona, así que cree que hoy va a ser imposible.

Así que, como podrán imaginarse, con la cara desencajada, con una enorme sensación de impotencia y con paso taciturno, me vuelvo al despacho, al que llego a las 14:15 sin haber podido hacer la gestión para la que salí a las 9.30 de la mañana. Me siento con la mirada perdida en el infinito y pienso: “Y luego se preguntan por qué tantos extranjeros prefieren no invertir en España. Desde luego, con tanta burocracia, yo tampoco lo haría”. ¿Y ustedes?


No hay comentarios:

Publicar un comentario