martes, 1 de octubre de 2013

Canto nostálgico al recuerdo

El afán por recuperar y revivir la memoria histórica popular hizo que un mes de abril de 1996 un grupo de amigos, de profesiones distintas, se reuniera en el barrio de La Pardilla, en Telde, para crear la parranda El Cerrillal.

El sueño que perseguía su principal precursor, Isidoro Demetrio, era la fundación de grupos de tocadores y bailadores que agradaran con su canto a los mayores de la zona. Para ello se puso en contacto con dos maestros del costumbrismo teldense: Pedro Rodríguez y José Rodríguez García, éste último más conocido popularmente como Cristobita.

Con la ayuda de estos dos maestros, la agrupación aprendió a valorar el folclore en estado puro, sin modificación alguna en cuanto a la letra ni al ritmo. Como muestra de agradecimiento se decidió llamar a la parranda como la planta Cerrillo, que crecía debajo de la casa de Pedro, situada en el barrio La Breña, en las cumbres del municipio.
Durante sus primeros años de andadura, la agrupación protagonizó bailes de Taifa en diversas fiestas patronales, en homenaje a las danzas que se realizaban antiguamente en las tiendas de aceite y vinagre de los pueblos. Poco a poco fueron incorporando en su repertorio canciones del tipo Rey moro, un romance del antiguo testamento, o El Zapatero. Todas piezas tradicionales que guardaban su plena originalidad.

"Nos interesan canciones que no estén grabadas; aquellas que continúan relegadas al cajón del olvido desde principios del siglo XX y que ya nadie recuerda", reivindicó Isidoro Demetrio. "Nuestra labor consiste en rescatarlas y divulgarlas entre el público", añadió.

De hecho, esta defensa de la esencia pura de la canción hace que la agrupación solo cante piezas originales a una sola voz, rechazando cualquier tipo de versión. "No tiene sentido que una parranda de canciones antiguas se mezcle con rumba, salsa u otros estilos musicales, ya que entonces el resultado se asemeja más a una verbena que al folclore propiamente dicho", matizó el guitarrista. Con dos discos en el mercado Baile de Taifa en el año 2000 y Serenatas en 2002, la agrupación aseguró que en la actualidad no recibe ningún tipo de ayuda pública y que su mayor fuente de ingresos se constituye a través de sus actuaciones y conciertos. "Una afición que no es sencilla de mantener en los tiempos de crisis que corren, pero a pesar de la falta de fondos económicos, somos conscientes de que muchas instituciones insulares, como el Centro de la Cultura Popular de Canarias, valoran muy positivamente nuestro trabajo y esfuerzo", añadió Isidoro.

Después de casi 18 años de trayectoria, la parranda ha logrado recuperar más de 90 canciones de los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Toda una muestra etnográfica melódica de la que esta agrupación de Telde presume con mucho orgullo según publica La Provincia

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