viernes, 26 de julio de 2013

El Punto Fielato comienza sus fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán

Sobre las 20:00h. tuvo lugar el pregón de las fiestas en el barrio de Punto Fielato en honor al patrón Santo Domingo de Guzmán

 La pregonera vecina del barrio Dolores Monrroy Negrín  hizo un amplio recordatorio de la vida sociocultural y costumbre del sector.

Teldeeenfiestas.com avanza el pregón de sus fiestas

Ha dicho pregón como inicio de sus fiestas asistieron diferentes vecinos y foráneos así como una representación de autoridades del M.I. Ayuntamiento de Telde.
Terminado el pregón una Scala en Hi-Fi cerró la noche.

Buenas tardes a todos los vecinos, vecinas, autoridades y visitantes a nuestro barrio con motivo de las fiestas patronales de Santo Domingo de Guzmán, que celebramos el próximo 8 de agosto, motivo festivo para conmemorar y dedicar nuestro querido barrio a este santo, nacido en Caleruega, provincia de Burgos y fallecido en Bolonia en 1221. Fundador de la Orden de Predicadores o Dominicos.

Este año la suerte, con el acuerdo de todos, la Asociación de Vecinos Faraday, y la Comisión de Fiestas, ha querido que sea yo, Dolores Monroy Negrín,   la pregonera de nuestras fiestas. La que les dirige estas sencillas, pero cariñosas palabras, dedicadas a todos ustedes, y en nombre de nuestra mejor voluntad y bienvenida, abrir las puertas del corazón, del cariño y del recuerdo para todos los que desde este núcleo teldense deseamos lo mejor siempre.

En los versos del poema que un colaborador me dejó, dicen lo siguiente:

  Pregón para traer de los que ya marcharon, el buen recuerdo,
pregón para señalar el surco que en el cercado nos dejaron,
pregón para agradecer el legado de la sangre, mente y corazón,
pregón para seguir la senda que el destino nos tiene guardado.

Pues así es, mirando atrás con amor, volviendo la vista a nuestros primeros pasos por las mismas calles, que antaño iniciaron, con esfuerzo, dedicación y sacrificio, nuestros abuelos, nuestros padres y abrir el libro de la gran historia que, cada uno ha ido escribiendo en su quehacer diario a través del tiempo.

Permítanme rememorar la persona de una de las primeras vecinas que, como otros muchos en este núcleo inicial, empezaron a forjar su vida. Se trata de mis abuelos, Dolores Bordón y Juan Monroy Macías, que instalados aquí emprendieron su tarea en los trabajos que en aquellos años formaba parte del desarrollo agrícola de la isla, el cultivo y cuidados del tomate y la industria que generaba, la clasificación, cuidado y empaquetado en los almacenes, para su exportación.

En Telde, en numerosos lugares, fijaron sus vidas los que dedicados a la zafra, durante años, hicieron de esta dedicación laboral su medio de vida. Las mujeres aportaban con su esfuerzo, dentro y fuera del hogar, la ayuda para mejorar la economía de aquellos años en que supieron salir adelante y llegar hasta educar y bien criar a sus hijos.

Entre aquellos niños y niñas, me encuentro yo, en medio de una zona denominada El Punto Fielato, con sus barrios limítrofes, como El Ejido, hacia el norte, al otro lado del barranco, el de San José de Las Longueras, y como línea divisoria, la carretera que desde el núcleo principal de Los Llanos de San Gregorio, subía hasta el Valle de los Nueve y Lomo Magullo. Espacios urbanos que poco a poco han ido desarrollándose y aumentando su población.

Yo que he nacido en este barrio, que mis raíces y las de mi propia familia, están metidas en esta tierra, hoy les puedo asegurar que, gracias a nuestros seres queridos y a todos los que  formamos esta comunidad, no olvido que hubo unos inicios, una escolaridad con la asistencia al Colegio Amelia Vega, a la que asistíamos subiendo por la Cuesta del Valle y cruzábamos hacia la izquierda, saliendo al estanque y llegar al colegio. Un bonito y cariñoso recuerdo de mis conversaciones con mi abuelo Juan y mi abuela Dolores,  ella me contaba las historias de los tiempos en que se instalaron definitivamente en este barrio, aquellas calles de casas terreras de las que aún quedan algunas en pie, y que ellos mismos fueron sus principales testigos del crecimiento.

Sin pararnos a pensar el paso del tiempo, en nuestros tiempo de descanso, recreos, o durante el verano, jugábamos en plena calle a los juegos típicos de la infancia, que marcaron la vivacidad y alegría de la inocente infancia, el juego de las canicas, el teje, el trompo, el escondite, el que se coge se queda, al escondite, etc.

La imagen, ya lejana, de aquellas bajadas al barranco para ayudar al lavado de la ropa, con mi abuela, costumbre y tarea familiar que las mujeres, al no contar con otros medios, realizaban con una dedicación, esfuerzo y laboriosidad impagable. Imagen frecuente en muchos barrancos de nuestra isla y que hoy, afortunadamente, salvo muy raras excepciones, ya no se ven, gracias al adelanto de la tecnología doméstica. Mi especial recuerdo para nuestras abuelas y madres, para todas, las presentes y las ausentes. Mis idas y venidas para hacer las compras a las tiendas de Martín, de Marujita y de Juan Macías. Las asistencias a la misa, celebraciones de comuniones, etc, a la iglesia de San Gregorio o de San Pedro de El Ejido. 
Un saludo a mi vecina, mi querida amiga Tita, de la que conservo sus mejores consejos y gran amistad.

He sido testigo, como todos, de la celebración de estas fiestas en plena calle Faraday, de la creación de la Asociación de Vecinos, y de la Plaza pública, principal, Plaza del Punto Fielato, para uso y actos sociales,  de las Comisiones de fiestas que, gracias al apoyo y solidaridad de todos, hemos conseguido un centro donde convocarnos y crecer en el afán cultural y colaborador de una excelente relación y futuro mejor, a pesar de las crisis y problemas que plantea el desarrollo activo de toda sociedad. 
En este paisaje social y urbano, nuestras vidas y las de nuestras familias, recorrieron sus caminos entre las viejas y calles y las nuevas que iban surgiendo en El Punto Fielato, nuestra Plaza, el Pasaje de María Mérida, San Juan de la Cruz, Monte Teide, Diamante, Faraday, Volcán Timanfaya, Eduardo Dato, Faycanes, Felipe II, Rubén Darío y la vía principal que nos trae hasta aquí Ruiz Muñiz. 

Orgullosos de nuestras gentes, de nuestro barrio, EL PUNTO FIELATO,  con dignidad y seriedad de cumplir la tarea que el destino y la vida nos tiene encomendados, pero con la alegría, la voluntad y la esperanza de continuar luchando en su progreso y en el de nosotros mismos, como nuestros antepasados lo hicieron, vivamos nuestras fiestas, en el 

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