jueves, 4 de julio de 2013

El pregón de El Ejido, de Antonio Santana, original, emotivo e improvisado


TELDEACTUALIDAD ofrece una reflexión de Mensa Santana
El pregón de El Ejido, de Antonio Santana, original, emotivo e improvisado
Antonio Santana, El Virula, en un momento de su pregón (Foto Daniel Ojeda)
MENSA SANTANA
En donde la improvisación y la originalidad tuvieron un nexo muy particular, se ofreció el viernes pasado, día 28 de octubre de 2013, el Pregón de las Fiestas en honor a San Pedro y Nuestra Señora del Carmen, patronos del barrio de El Ejido, y que estuvo a cargo de Antonio Santana Santana, nacido en el mismo hace ya más de sesenta y dos años y para todos conocido como Antonio “El Virula”.
 
Excuso decir que la plaza estaba llena de gente, no sólo del barrio de El Ejido, sino del que lleva muchos años viviendo, desde que se casó con Inma Hernández Santana, el cual no es otro que el barrio de San Antonio.
 
El citado pregón fue tan emotivo como conmovedor y Antonio, el pregonero de este año, llegó al escenario ataviado con una vestimenta típica flanqueado por dos señoras que previamente habían desfilado con trajes de algunas de las islas de nuestro archipiélago, y que fue bastante lucido y aplaudido, pues sus trajes, bien de labor o de gala, no tenían desperdicio.
 
Una vez en el escenario, se presentó, pues había gente que no le conocía, por descontado, y le dio las gracias a la comisión de fiestas por darle el privilegio de ser el pregonero, en este año , particularmente, en el que se celebra el setenta aniversario de la fundación de las fiestas de San Pedro y también explicó cómo los miembros de la comisión se pusieron en contacto con él cuando llegaron a un cafetín que regente en el barrio donde habita actualmente y que no les hizo falta que les dijera nada, pues ya él lo intuía en cuanto les vio. También dijo que otros años se lo habían propuesto, pero que por motivos que no vienen al caso, no pudo hacerlo hasta ahora.
 
Una vez concluida la presentación, en el cual no faltó su madre, ni ninguno de sus hermanos y hermanas, y algunos de sus sobrinos, más otros familiares, argumentó que no se enfadaran con él, los presentes en el acto si a lo largo del pregón les nombraba por el dichete que han tenido la mayoría de los habitantes del barrio, para añadir que él también tenía uno y que lo llevaba a mucha honra, siempre y cuando no le mencionaran para cachondearse de él, sino que lo hicieran de manera cariñosa , como él nombraría a los vecinos y vecinas a los que se referiría en su pregón.
 
Abundó en que en el ratito que compartirían con todos los que se encontraban allí, hablaría de sus vivencias desde los años sesenta a ochenta y mencionó que era hijo de José Santana Pérez, más conocido como José “el Virula” y de Lucía Santana Martín, conocida por todos los vecinos y vecinas del barrio como Luciíta Hernández, familia modesta pero honrada. También mencionó a todos y cada uno de sus hermanos y hermanas y a todos y cada uno los nombró por algo que les caracterizaba: Sene, el mayor, el que nunca perdía la sonrisa; Juan, “el turco”, como es conocido familiarmente, Cita, su compañera de juegos y de fechorías; Mensa, “la comelibros”, y la mascota de la familia, Pedro Luis, al que todos llamaban Periquín, por aquello de la serie radiofónica “Matilde, Perico y Periquín”, tan recordada por muchos de los que ya pasaban de cierta edad y que se encontraban presentes en la plaza.
 
Contó algunas de las anécdotas que vivió con su hermana Cita, de cuando iban todos los domingos, a misa de diez a San Gregorio , pues todavía la iglesia de El Ejido no estaba edificada, en tiempos muy duros en los que no había dinero y que, cuando terminaba la misa se iban a la dulcería de “Los Pérez” y se comían una ensaimada o una milhoja , añadiendo lo buenas que estaban, pero que casi nunca pagaban, pues cogía a su hermana de la mano y la peinaba hacia delante mientras miraba para la gente que estaba comprando, a la cual miraba y le decía: ”Anda, anda, cómprame un dulce”, y siempre lo conseguían…sin pagarla eso sí, para después ir a “ca” Robaina a hacerse la foto de rigor, con el consiguiente enfado de la madre cuando llegaban con una foto nueva al siguiente domingo , y de las cuales tiene una gran colección.
 
Contó lo que había sido su vida en el barrio con la gente que tanto apreciaba y que le constaba que le apreciaban., para la cual siempre estaba dispuesto, a ayudar, aunque a veces les hacía algunas gamberradas, pero que se disculpó diciendo que eran cosas de la edad y que le perdonaran si se habían sentido ofendidos; añadiendo, además, que desde muy pequeño le gustaban las fiestas y que empezó ayudando a Manolito “El cojo”, fundador de las mismas , ahora hace 70 años y añorando esos recuerdos , tan bonitos, sin olvidarse del teleclub y de los bailes que en él se celebraban, argumentando además, que la cantina del mismo , la llevó durante muchos años y que era el punto de reunión de casi todos los vecinos y vecinas del barrio.
 
Recordó que las fiestas de San Pedro de San Pedro se fueron haciendo famosas, y que las diferentes comisiones trabajaban bastante para que cada año fueran a mejor e hizo una semblanza a los diferentes presidentes y miembros de las comisiones que él vivió mientras habitó en el barrio, como Paquito Betancor, Pepito “el capitán”, Carmelo Jorge, Nicolás “el Bacinilla”, al cual incluso imitó, Lolina “la grande”, Evaristita, Pepe Sánchez, Alberto Méndez y una lista de nombres más que ahora mismo los tenía en su mente, pero que por falta de tiempo, no podía nombrarlos a todos. No dejó de mentar una anécdota muy divertida de Manolito “El cojo”, de cuando el padre Juan Ramón estuvo en el barrio de misiones e iban con velas encendidas y una cruz tan pesada que la tenían que cargar entre quince y veinte hombres, mientras cantaban “Viva la Virgen ..rataplán, y también “el demonio a la oreja”, mientras Manolito los cogía por la idem fuertemente y decía: “demonio a la oreja…”.
 
Hizo alusión a todos los oficios que había tenido en su juventud , que fueron desde “espantapájaros, a trabajar en la labranza, en el almacén de empaquetados, vendiendo flores, pan y frutas, aunque también trabajó de carpintero, en la construcción y algún que más. Dijo que su recordado “Padre Pedro”, a la sazón, el padre de su madre, le decía: “maestro de todo y oficial de nada”
Tuvo un recuerdo muy especial para las empresas que se crearon en el barrio por aquellos años, a medida que iba creciendo en habitantes, como carpinterías, talleres de pintura y mecánica de coches, chapistas, pintores de viviendas e interiores, tapicerías, almacén de empaquetados, panaderías, barberías, como la tan famosa de José Antonio “el barbero”, del cual se atrevió a contar una anécdota personal muy divertida, hasta una fábrica de jabón hubo, con la cual , su propietaria sacó adelante a su numerosa familia; sin olvidarse de la carnicería de Paco Juan, librerías, las bodegas de los palmeros, zapaterías y los artesanos, como Antoñito Castro, abuelo del actual presidente de la Comisión de fiestas , Pepito “El Escobero”, Paco el de los timples y Nicolás “El Bacinilla”, con sus trabajos de conchas marinas, de los cuales conserva unos buenos recuerdos.
 
Hizo referencia a sus amigos y amigas de la infancia , con los cuales hacían las gamberradas del barrio y que los domingos acostumbraban a ir juntos a los avellaneros de los caños y que siempre aparecía Panchito Bueno, con sus perros, o Antoñito, el guarda jurado.. Luego de regreso visita obligada a la higuera de maestro Pancho para más después saltar a “ca” Salvadorito Martín a coger las piñas para el asadero, ya para terminar le tocaba a Don Miguel el Catalán cogerles las uvas, y siempre salía Doña María, que era muy buena, y decía: siempre salía Doña María ( qué buena, siempre decía: ¡ los conozco ,los conozco…! Terminaban la tarde jugando al teje, a la piola, al pañuelo, a la soga y al cinzato, y ¡vaya qué cantazos! Pero siempre el virula, era el que pagaba todo, claro como era el que más gamberradas hacía…
 
Nombró a los amigos y amigas de su infancia y juventud como Antonio el Tacho, Antonio el Tamborín, Antonio el vaya vaya , Antonio el fotingo, Antonio el bicho, Antonio el Taco y le salió muy espontáneamente ¡coño!, mira que habían Antonios en este barrio; Marcelino “la azúcar!, Juan Martín , Salvador Martín , Manolo el Conejo, Andrés “el Besote, Juan el Besote, Juan Marrero ,Paco el Botana, Pepe el Capitán , Pedro el salinero, sin olvidar a sus amigas amigas de la infancia: Mari Lola “la coneja”, Pinpina “La Fotinga, Teresita “La Tiririna”, Gloria Marrero. Fruto de esta amistad se creó una coral dirigida por Doña Josefina, a la cual recordaremos siempre, y con ella vistamos muchos sitios de la isla.
Además tuvo unas palabras para algunos a algunos personajes del barrio que por distintos motivos forman parte de su historia: Pepito “El Faro, Maestro Paco “El chícharo ( el sereno de la noche), Ramos el ratón ( ¡Qué gritos..!) , Pepito el ratón y su burro, Perico el Taco, Don Manuel el bicho parra, Manuel Macías ( sereno de la noche), Rafaelito el comandante, Santiaguito el chinero y como éramos poco por ultimo apareció …el Choni…, todos ellos personajes muy entrañables de su querido barrio de el Ejido.
 
Dejó un apartado del mismo para recordar los negocios del barrio, los cuales les daba vida al mismo y que todos y todas vivían con armonía, como las tiendas de Nenita, Conchita, Paquita, Teresita, Luciíta Martín, Celita, Suso, Mariquita el Pino , y el superpermado de Enmita, la palmeray los bares del barrio, eso que no fallara, como el de Carmita, conocido como el de “conejo con alas”, aunque era pollo lo que vendía, bar de Marrero, bar de Chanito Guedes, el de Evaristita, que luego fue llevado por José Antonio , “El Peninsular”, el bar de Gregorio,. , el bar Nievita, el bar de rosarito, el bar de pepe, el bar de Tomás, todos ellos…puntos de reunión de la gente del barrio y también de fuera.
  
Ya en el año 1977 se fue del barrio, que eso no quiere decir que me fuera para siempre, para formar una familia pues se casó el 6 de enero de 1977 con Inma , que le aguanta carros y carretones , dijo ,con la cual sigue casado, de momento, y que muchos de los que estaban presentes la conocían , para años más tarde llegar la alegría de la casa, el torbellino de su hija María Nan, una niña extraordinaria, que no sólo es la alegría de su casa, sino de también de toda la familia.
 
Y ya termino dándoles las gracias a todos los presentes por acompañarle en este momento tan importante, deseándoles unas felices fiestas y mucha salud y con los tres vivas de rigor en cualquier pregón que se precie.
¡ Viva San Pedro!
¡Viva la Virgen del Carmen!
¡Viva El Ejido!
  
*Hay que añadir que la presentación del pregón corrió a cargo de Ezequiel López, locutor de Radio Faycán y que al finalizar el mismo, se le hizo un pequeño homenaje a su madre que es la mía, Luciíta, la cual estaba totalmente sorprendida, pues todos y cada uno de nosotros se lo mantuvimos en secreto.
 
También que , entre párrafo y párrafo, unos cuántos músicos que le acampaban en el escenario, tocaban : “esta noche no alumbra, la farola del mar…”, la canción que solía cantar nuestro padre en las fiestas y reuniones familiares y que emocionó a más de un miembro de la familia que estaba presente.
 
Antonio, lo hiciste muy bien. Eres un privilegiado por haber sido el pregonero de las fiestas en este año tan especial. Te deseo mucha salud para que poder disfrutar de ti muchos años más. ¡Un abrazo de tu hermana Mensa!
 

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