viernes, 15 de marzo de 2013


Útiles del campo:
PADRE BÀEZ

El campo, se queda antiguo; solo queda en los recuerdos de los que lo vivieron y en unos pocos que siguen a duras penas en él. El campesino, mantiene en torno a su persona, una rica artesanía, que se pierde y desaparece. Aperos y afines, de los que se pertrechaba para sus faenas y trabajos. Cestas y lecheras,
azadas y hoces (joses)..., cuchillos y objetos en desuso, de tiempos pasados o idos. Ya, ni siquiera la historia del campo, parece interese a nadie; se pierde la etnografía, desaparece la arqueología, ¿con qué nos quedamos?, ¿a dónde vamos, sin identidad, sin pasado? Ya no hay frutos, sino pinos y arbustos estériles. Se ha abandonado el campo, y no se le ha sustituido por nada. No se vuelve al campo. Es posible algún día salga de la muerte y resucite, pero..., por ahora, nada. Ya no se ve el chaleco, chaqueta y pantalón gris, con sombrero y el cabresto (con hierba o
un animal). La lana ha desaparecido. Las zaleas, también. Ya no se suda, ni el agua mancha con el tinte del sombrero las caras. El arado y el pico, cambiaba la forma del terreno, con o sin paredes. Las parras nos daban vino..., las eras el trigo; el millo, gofio...

El Padre Báez.
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