sábado, 16 de marzo de 2013

PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES SAN JOSÉ” -2013-

Don Ezequel López Cabrera,
Por Teldeenfiestas.com

En la noche de ayer viernes tuvo lugar el pregón de las fiestas en honor a San José de Las Longueras en el barrio que lleva su mismo nombre. Dicho pregón fue presentado magistralmente por el locutor del programa El Mostrador de Radio Faycán, Don Ezequel López Cabrera, que presentó en primer lugar al bolerista Alberto Pereira.


Alberto Pereira 


 El bolerista Alberto Pereira interpretó algunos temas de su propia cosecha con ese romanticismo que le caracteriza, demostrando una vez más su profesionalidad musical y consiguiendo que retrocedamos nuestras mentes para recordar esos boleros de siempre.


Seguidamente, después de leer su biografía por parte del presentador Don Ezequiel López, se dio paso a la pregonera de las fiestas.

Doña Guadalupe Santana Suárez 
La pregonera de las fiestas, Doña Guadalupe Santana Suárez realizó un pregón recordatorio de sus familiares que residían en ese barrio de San José de Las Longueras. Dicho pregón dio comienzo felicitando a todos los medios de comunicación presentes y ausentes, así como a las autoridades y a la comisión de fiestas por designarle tal alta responsabilidad.

Un pregón ofrecido en formato poético donde, una vez más, Guadalupe demostró que domina como la que más el mundo de la poesía. 

Cerrando dicho acto, el grupo musical Atacayte.
El grupo musical Atacayte

 
El grupo musical Atacayte nos deleitó con su sabiduría musical ofreciéndonos varios temas de su autoría con un estilo musical que sin duda alguna gustó a todos los allí presentes.


Teldeenfiestas.com ofrece un vídeo del pregón íntegro, así como otro de la actuación del bolerista Alberto Pereira y próximanente un vídeo de la actuación del grupo Atacayte. 

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE TELDEENFIESTAS FOTOS DEL PREGON AQUI













PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES
SAN JOSÉ” -2013-



Buenas noches. (Personalidades) Vecinos de San José y foráneos, Señoras y señores todos, sean muy bienvenidos a este lugar donde me siento muy bien hallada.
Al comenzar mi intervención, es de rigor mostrar primeramente mi gratitud a Agustín Cabrera, que ha sido el culpable de que se barajara mi nombre para la distinción que se me ha concedido esta noche. También, y por extensión, a la comisión de fiestas de este barrio, por tener a bien que sea mi persona la que dé el pistoletazo de salida a estas fiestas de San José 2013. Así como a todos los medios que se han hecho voz de esta circunstancia y a aquellos que están aquí recogiendo lo que acontece. A mi madre, a mi familia y amigos por desplazarse a escucharme y a todos en general. A Alberto Pereira que ha abierto magistralmente esta intervención y sobre todo, a los que la cerrarán, al grupo Atacayte, que han tenido la deferencia de acompañarme altruistamente en esta velada y a los que les quedo eternamente agradecida por tal obsequio y al que muestro desde esta tribuna mi más fiel reconocimiento, respeto y admiración, loando siempre el día en que la vida les puso en mi camino para que hicieran de mis sencillas letras, un canto a la vida, a la esperanza y al amor a esta bendita tierra, como seguidamente y acabado mi pregón podrán comprobar ustedes.

He de agradecer a las familias con las que he podido contactar, su beneplácito para que algún familiar sea nombrado en estas letras y disculparme si alguien, una vez haya finalizado, cree que me ha faltado pronunciar el nombre de alguna persona.
Todos ustedes saben que no soy nacida aquí, pero si que vivieron en la calle Tasarte mis queridos abuelos y mi pregón se basará en mis días felices en este recordado pueblo, cuando pasaba en su casa un fin de semana o algunos días de asueto. Hablaré de aquel pueblo que yo encontré en mi infancia que, por supuesto, poco tiene que ver con lo que se ha convertido hoy al ritmo y paso de la ingente modernidad como tantos otros.
 
Para mí, que he nacido y me he criado en una casa terrera de 150 m. Era toda una aventura venir a casa de mi abuela, a la que aún le quedaban 6 hijas en casa, y cuando llegaba la noche, abrir una legión de camas plegables para dormir ¡y claro! Imagínense lo que suponía el simple hecho de, para desplazarte por la habitación, tener que andar sobre las camas, cosa que, por supuesto, mi madre y en mi casa me tenía absolutamente prohibido. Ya sabemos lo que es en la niñez, tener que hacer en un sitio lo que te prohíben en otro…
También aquí, en casa de mi abuela, supe por vez primera lo que era el Nesquik, el jamón serrano o el cuero de cochino con bizcocho de Agüimes. Jugué con la mona Juanita y con un pastor alemán llamado Ritintín. Y como anécdota amorosa, recuerdo que mi abuela decía siempre que cuando mugía la vaca, llamaba a mi abuelo: ¡Juaaaannn! Eso lo recuerdo con muchísimo cariño…

Bien, en este pregón intento un poco, reflejar con mi recuerdo, que mirando a través del paso de los años, al fin y al cabo, fue una niñez feliz si la comparamos con ciertos aspectos de la niñez de algunos niños de hoy, pues nuestra generación fue la de la infancia que aún no teniendo nada, nos conformábamos con todo y en la niñez de hoy, lo tienen todo y no se conforman con nada… Es una reflexión que debiéramos hacer para recuperar algunas cosas de entonces.
Y dicho esto, que ha sido la introducción, paso a leer lo que será en sí el pregón, que, como todos los que hago, está confeccionado en verso y que espero que sea del agrado de todos los aquí presentes.







PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES
SAN JOSÉ” -2013-


Ante el sorpresivo honor
que me encomienda la vida,
he de ser agradecida
para decir con valor,
que intentaré con amor
dejar la huella prendida
a la luz que, conmovida
encienda en vuestro interior.



Yo retornaré a mi infancia
y abrazaré mi recuerdo.
Aquella niñez que muerdo
es la que cobra importancia,
porque pervive en la estancia
donde ya mis pasos pierdo
y olvidándome, me acuerdo
de mi inocente ignorancia.








Con ella anduve en la calle
donde viviera mi abuela…
Mi remembranza es estela
para ver cada detalle,
de la granja en que me halle
cuando mi recuerdo vuela
y mi corazón anhela
que su imagen no la calle.

Y que recuerde a “Panchito”
con su cachimba en la boca,
pero su memoria loca
la buscaba como un rito.
Si mi mente yo ejercito
a mis sentidos trastoca,
la alfalfa seca que evoca
el olor que les transmito.

Yo rememoro el camino
que hasta el barranco bajaba…
¡Y cómo me deslumbraba
aquella ropa de lino!
Siendo una piedra el destino
que su blancor expresaba,
mientras la acequia llevaba
un canto de desatino.  






También sirvió aquel caudal
para lavar impecable,
la melena inolvidable
de mi tía, que al final,
de una forma magistral
aquella “toga” entrañable,
secaba al sol implacable
en la azotea vecinal.

Si quiero y cierro los ojos
veo andar a los chiquillos,
con la alegría en los bolsillos,
cargando con los despojos:
-Muebles viejos y rastrojos-
para que los amarillos
en la hoguera sean castillos
que se mezclan con los rojos.
 
Cuando la esquina he doblado
con mi inocencia asustada,
se ha quebrado mi mirada
ante “Juanito el quemado”
que, con sus ojos me ha hablado
y su bondad derramada,
calma la inquietud causada
por la visión de su estado.






La tienda de “Francisquita”
conocía mi presencia,
pues, mi abuela con frecuencia
me mandaba de visita…
¿Tú eres nieta de Lolita?
Preguntaba su impaciencia
y buscaba la evidencia
del rasgo que no se evita.

La otra tienda, de Fermín,
-allá por la carretera-
cuando ni asfalto ni acera
nos tapaba aquel jardín.
Mi niñez llama sin fin
a “Margot la costurera”,
“Carmita la panadera”
y aquel ciego cantarín.

Y a “Rafael” –con su burro-
que a vender “chochos” venía
y entonces, la algarabía
a la que en mi voz recurro…
Con los años yo discurro
que era la forma que había
de hilar la mensajería
a través de aquel susurro.






No se me puede olvidar
la imagen del “Matadero”
y aquellos “cachos” de cuero
que no he vuelto a degustar.
Y a veces, puedo escuchar,
aquel sonido certero,
si el afilador austero
su armónica hace sonar.

Yo esperaba en el Zaguán
la llegada de mi abuelo
y corría hasta aquel cielo
de sus brazos de galán.
Su uniforme era un imán
a los ojos de mi anhelo
y abrillantaba con celo
sus botas como alquitrán.

En esta plaza que fuera
granja en que recuerdos muevo,
aquella cesta de huevos
mi evocación abandera…
Manos de abuela que espera
los abrazos que renuevo
y en mi corazón conmuevo
su semblanza verdadera.






Luego de venir la muerte
a llevarse de la mano,
a unos tarde, a otros temprano,
me pone en frente la suerte…
El reto de que despierte
la emoción del pueblo llano
y haga que lo cotidiano,
dormido de ayer, despierte.

Y aunque cortas sean las fiestas,
no dejen de celebrarlas.
¡Vengan todos a gozarlas!
y harán grandes las modestas.
En sus manos van las gestas
y sólo podrán ganarlas
si todos quieren contarlas
con sumas, y no con restas.

Mientras haya corazones
dispuestos al sacrificio.
Mientras no muera el bullicio
y haya un canto en los balcones,
encontraremos razones
para hallar el beneficio
de resolver el prejuicio
al son de las ilusiones.







San José… Tú que te asientas
al borde de mi alegría…
Igual que diste a María
cobijo entre las tormentas,
no permitas ni consientas
la terrible tiranía,
porque tu pueblo confía
en la fe con que le alientas.

Como al niño protegiste,
protege a tus feligreses
y bendíceles con creces,
en la bondad que exhibiste…
Donde la tristeza embiste
Tú, das fuerza y enriqueces
y es por eso que mereces
el fervor que por ti existe.

Hasta aquí Tú me trajiste…
Para siempre en mí te meces.
¡VIVA SAN JOSÉ!
Guadalupe Santana Suárez ©






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