miércoles, 30 de enero de 2013
El tabaibal es, la mayor superficie –a pesar de ser islas- de mayor superficie de preservación, con espacios naturales protegidos. Se lo han quitado al campesino, para dárselo al turismo (¡que pasa un kilo de ello!). Un sector, el primario, ahora para carreras y otras leches, que nos han traído al subdesarrollo que padecemos.
Todo lo tienen conservado y protegido para futuros visitantes (¿?). Riqueza natural que se pierde cada día más, al quitar del medio al medio ambiente natural (la gente del campo y el campesinado), y sustituirlo por un miedo ambiente que lo encharca todo. Cada vez más en el Tabaibal, la gente vive fuera de la tierra. La vida se ha urbanizado de tal manera, que ya casi solo un resquicio queda de vida en la naturaleza (todo perseguido y controladísimo). Y así la cosa, cada vez más, los espacios libres y vacíos crecen y crecen sin parar. Ya ni gente (personas), ni animales, se ven en la naturaleza. Abandonado el campo, por al acción cabildicia que ha operado con sus dos brazos: miedo ambiente y el seprona, han conseguido que lo rural, haya desaparecido, donde había aire puro y libertad, para subirse en el cemento de las poblaciones o ciudades. Y se les imposibilita y prohíbe la vuelta al campo, donde todo está protegido, y ni con la crisis, dejan cultivar la tierra, ni volver a la ganadería, y hasta ir de campo un día y caminar, puede ser multado según qué acciones o rutas se tomen. Ya nada sano se puede coger del campo, ante la imposibilidad de poder acercarse a árbol frutal alguno, por la masa de hierbas y arbustos malos que lo impide. Cuervos ya no se ven, y una gallina, no se la oye cantar el huevo que ninguna pone. Cagarrutas ya no se pisan, ni cencerras se escuchan. Le han dado o entrado la fiebre por repetir todos que el turismo es la base de la economía, y se ha dejado la fuente y cimiento de toda economía que es el campo, con su ganadería y su agricultura, y se ha cerrado toda actividad campestre, sin razón y sin lógica alguna. Se ha perdido la cultura del campo, que pudiera incluso interesar a algún turista despistado, decreciendo la industria campesina a cero, y la otra (la turística no sube del mismo número). No se desarrolla el campo, y no hay posibilidad de sostenernos. Hay hambre y paro. Todo conservado y protegido es un retroceso, fracaso y lo más negativo que jamás se haya producido. Se ha vaciado el campo, la naturaleza aparece muerta. Ya nada es bello en el campo, si falta el hombre. Desaparece la flora, la fauna, y solo queda una orografía verde, por donde es imposible caminar, al cerrarse todo camino o sendero imposibilitando el acercarse a ningún lado. Se pierde la cultura del campo, y con ella su mejor patrimonio. Todo protegido. Se ha llegado al absurdo y ridículo de plantar corredores de pinos, para que un pájaro que no existe vuele de pino en opino o entre pinos, donde ni una gota de agua, y gatos asilvestrados solo los habitan desapareciendo toda vida que se mueva. Y, se vacía el campo, para que previsiblemente, alguien pueda hacer turismo y visitar ruinas y vacío, desolación y abandono. Todo protegido, menos la acción del hombre que es el y lo mejor a proteger, dándoles una clasificación muy compleja de y entre espacio natural protegido, parques, reservas naturales, monumentos naturales, paisajes protegidos, espacios protegidos, con una legislación y jurisprudencia que asombran por las multas elevadísimas, por verdaderas nimiedades, como romper una rama de tabaiba, porque puede que la reserva de la biosfera se resienta por tamaño delito ecológico, por ser patrimonio natural, y no se qué de la biodiversidad y otras áreas protegidas, y no acaban aquí una jerarquía de denominaciones difícil de retener e imposible de diferenciar por ser territorios de excelencia, sin que otro valor se tenga en cuenta, ya sean pueblos, su Historia, su arquitectura, sus tradiciones, su ambiente y sociedad, destruyendo toda actividad en el campo, ya sin sector primario, despoblándose todo y asilvestrándose todo.
El Padre Báez.
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