domingo, 18 de noviembre de 2012

POR SAN GREGORIO




Jesús Ruiz Mesa



Por San Gregorio cada mes de noviembre,

desde mi temprana escapada en el tiempo,

sin despedida, inconsciente, de tus fronteras, volé,

y a mis espaldas dejé unas puertas abiertas
.



Por San Gregorio cada diecisiete de noviembre,

sin mirar las hojas caídas de un calendario olvidado,

a mi mente como esbozos de impresiones pasadas,

venían figuras, paisajes, gentes en aquella plaza.



Plaza de San Gregorio, cita de pasos perdidos,

de gritos, tumultos y cuatro farolas plantadas,

entre invenciones pueriles bajo las arbóreas sombras,

y en los bancos al sol las crónicas de los que pasan.



Llanos de Jaraquemada, la historia esculpió tu nombre,

y sobre tus primeras piedras, tus primeros solares,

tus calles y callejones empezaron a derramarse,

tu sencilla anatomía con gracia comenzó a edificarse.



Qué destino fraguó el que en ti fijaran sus pesares,

almas que transitan y por sus rincones se pierden,

ausentes miradas y saludos de sinceridad cumplida,

en lo alto el blanco arco de la iglesia, el cielo acaricia.



Un ligero rumor corre por la explanada al amanecer,

por sus ancianas arterias acuden gentes de toda clase social,

a la venta, el cambio, trueque y arreglo entre manos se dan,

la almoneda y el vocerío en la variopinta feria toma lugar.



En el aire aromas de frutas, flores, hierbas medicinales,

almibaradas fragancias con esencias de perfumadas aguas,

bordados, hilos, telas, trabajos y artesanía de manos finas,

se mezclan entre el sabor a tabaco, cuero, pieles y zurrón.



En una esquina el rudo campesino ofrece el fruto de su labor,

aún brilla en su frente el rubor del paso a medias del astro sol,

una yunta, un carro, un arado y unos pocos animales para vender,

en la recova se agrupan curiosos y con cuatro monedas regatear.



Zoco de generaciones que sobre tus losas sus huellas claman

la gloria y olvido, el poder y miseria de unas vidas entregadas,

cruce de caminos, estación de obligado horizonte y parada final,

la plaza su cometido cumple, recibe, despide, acoge y orienta.





La advocación del Taumaturgo asiste desde el fervor al pueblo,

sin más consideración el milagro esperanzado de una mejor vida,

días de bautismo, boda y comunión, procesión, entierro y funeral,

nos traes el recuerdo de los que por este tagoror algún día pasaron.





“ Es el santo que en procesión,

las sencillas gentes de Telde,

a San Gregorio,

por el mes de Noviembre,

rezan con sentida devoción.”





Campanas que a oración, tiempo y misa tañen al aire, sobre el altar,

blanca cúpula de la iglesia, faro que desde los valles nos anuncia Telde,

bajo un plúmbeo y nebuloso cielo, bajo un azul luminoso, digna, resistes,

en tu neoclásico edificio, el antiguo semblante y el rincón sombrío, revives.



En otras latitudes, más allá de lo que nunca pude imaginar,

entre la niebla andina, en el altiplano, escondido tras un volcán,

en la amazonía húmeda y verde, en la América latina, te sentí,

la presencia de tu imagen, testigo de historias, mi solar infantil, te vi.



Plaza de San Gregorio, mercado, jardín, música, laurel,

rumor del viento, lluvia escondida entre tus arrugas, palabra de honor,

juramentos sagrados, manos que enlucieron los pasos del trovador,

un ir y venir obligado de intencionados y disimulados encuentros,

atado a un pasado en lenta partida, a un presente en lento deambular,

y un deseo esperanzado, ambicioso de promesas y batallas por ganar.





Jesús Ruiz Mesa

Telde, Noviembre 2012













¡FELICES FIESTAS DE SAN GREGORIO!













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