lunes, 13 de agosto de 2012

VUELVO MIS PASOS POR EL RECORRIDO DEL LITORAL TELDENSE, UNA NATURALEZA MARINERA A TOPE






 Jesús Ruiz Mesa




por Jesús Ruiz Mesa



En este verano olímpico en el que nos congratulamos los teldenses por las victorias conseguidas en el medallero con nuestros representantes canarios en los equipos que han logrado llegar a las finales, y subir al pódium de la gloria, hay que felicitar a todos, hombres y mujeres, que ya en el anterior reportaje del pasado día 8, en mi “Recorrido por el litoral teldense, naturaleza a tope”, daba cuenta de la participación teldense en el equipo de balonmano de la selección olímpica española, ganado a Croacia por 25 a 22. Ayer en su emocionante y, desde luego, excitante encuentro con la selección de Corea del Sur, en un partido que tuvo que decidirse en las prórrogas, nos tuvieron con el alma en vilo, en un constante marcador de puntos a empates, diferencias máximas de tres o cuatro puntos, y vuelta a empezar, sufriendo hasta el último segundo para poder ver, al fin, las medallas de bronce ganadas a pulso, fuerza, coraje y decisión de salir a ganar por un claro 31-29 que nos elevó al pódium consiguiendo la medalla de bronce fotos aqui
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La teldense Marta Mangué a pesar de su lesión en la pierna derecha, se movía como nadie en su posesión de balón y ataque, un verdadero espectáculo de pundonor y lucha deportiva, que hay que reconocérselo como al resto de las jugadoras del equipo de la selección de balonmano olímpica española. Dos grancanarios más que figuran en la nómina del medallero, Nicolás García Hemme, en taekwondo, medalla de plata, y Thaïs Henríquez medalla de bronce en natación sincronizada, quedando campeonas olímpicas de esta especialidad junto al equipo ruso que se llevó la medalla de oro y el equipo chino la de plata. Y el tinerfeño Sergio Rodríguez con el equipo de baloncesto representante de España en los JJ.OO Londres 2012.



Y siguiendo la tónica de los deportes náuticos, vuelven a aparecer tres mujeres en el medallero ganadoras del oro en la clase Vela Match Race Elliot 6, Támara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega. Gloria y honor a estas mujeres y hombres que han demostrado su esfuerzo y sacrificio, su dura lucha para llegar a lo más alto. En espera de los últimos acontecimientos deportivos en estos Juegos Olímpicos 2012, vuelvo a retomar el camino, el recorrido por el que mis pies me llevan para recrearme, observar y descubrir lo que me sirve la naturaleza marinera de nuestro litoral teldense.



En dos jornadas dedicadas a completar y dibujar gráficamente nuestro costero, lleno de peculiaridades geográficas, sometido a constantes variaciones climatológicas y cómo no, al alisio y componente de los vientos que nos traen en esta zona, en determinadas épocas del año, una serie de inclemencias, que muchas veces son incómodas, por la misma causa, la proximidad al mar, la maresía, vientos dominantes, y nuestra posición respecto a una extensa superficie de mar abierto, que se convierte en un atractivo para quienes buscamos algo diferente, fenómenos causados por estas condiciones y el uso deportivo que se hace de ellas, como es aprovechar las corrientes de aire para practicar deportes náuticos, surf, kitesurf, y lo más autóctono de nuestros deportes náuticos, la clásica Vela Latina de una trayectoria histórica en nuestra Comunidad, un deporte que mueve multitud de aficionados, que encaramados a los viales costeros o sobre los acantilados, desde los cantiles de su punto de salida, La Laja, hasta su llegado al puerto deportivo, en la Avenida Marítima capitalina, pertrechados con prismáticos, cámaras fotográficas, siguen con detenimiento las evoluciones de los tripulantes y el movimiento de las velas, que entre la expectación desde la costa y el panorama multicolor de las embarcaciones, dan una pincelada de sabor marinero, canario por antonomasia, que es un placer participar como observador de estas ya clásicas, manifestaciones deportivas, alma, identidad y deporte de la canariedad de nuestro pueblo.



“Rompientes, rocas y acantilados por los vientos erosionados de una costa fundida en lava erigida en la noche ancestral, que un atlante en los abismos apagó en lenta agonía, atándola a su lecho marino. Háblame del genio escondido que en días de temporal, enfurecido tu semblante, rompes en llanto enloquecido, golpeado por mares de fondo y traicioneras resacas, tu soledad tierra adentro derramas”.



Estos versos que forman parte del poema que dediqué al muelle de Melenara, “En el viejo muelle”, describen lo que nuestra costa a lo largo del litoral teldense, en este punto de la playa de La Restinga, me sirvió en bandeja de plata, ……de oro y bronce, ya que estamos dentro del medallero, estas espectaculares imágenes de un mar, no precisamente muy embravecido, pero si claramente atractivo en cuanto a sus característicos embates contra enclaves rocosos más próximos a su onda de agua, que coinciden en romper la ola, a una determinada velocidad de fuerza, viento y cambios de marea. Puede que según los practicantes del deporte tan practicado en esta playa, con vientos de fuerza 5, con 18 o 20 nudos de velocidad. Orillas de grandes piedras, callaos, como los de Bocabarranco, y los propios de La Restinga, Barranco de Jinámar, en torno al centro comercial, abandonados bunkers, atalayas del movimiento costero, vigilantes de otros tiempos, pescadores repartidos buscando la preciada pieza, aves limícolas que agazapadas, pululan sobre las limosas piedras, gaviotas pardas vuelan y se posan sobre el cantil donde les llega el bramar de la ola que rompe, el espectáculo está servido.



Un lugar donde desde lejos se podía apreciar el embate de la ola y su descomposición en partículas de agua salada que el viento me hacía llegar con una humedad constante que con frecuencia me veía obligado a limpiar la lente protectora del objetivo utilizado, un todoterreno Tamron 18-270 1:3. 5-6.3. El mar aunque en las orillas igualmente batía con excelentes condiciones para practicar estos deportes, las evoluciones de los Kitesurfistas muy depuradas, con un control de la adrenalina a flor de piel, en una excelente demostración del conocimiento y saber el lugar en donde están, cómo sortear la fuerte presión de la cresta de las olas al deslizarse sobre ellas.



Un precioso panorama deportivo y de un cromatismo extraordinario, que en el espacio de una hora, la de las 13:00 a las 14:00 horas pude captar moviéndome en este entorno, arenas, callaos, viento, humedad, calor, y la precaución, siempre la debida precaución que aconsejo a todos los aficionados a captar imágenes de los elementos naturales y sus diferentes manifestaciones, tomar conciencia del lugar que pisamos, máxima prudencia en las aproximaciones a ciertos lugares de peligro, acantilados, rompientes, fenómenos atmosféricos, previsión de grandes mareas, meterse en lugares de donde no se está muy seguro y desconocimiento del entorno natural, barrancos, laderas, bosques, bordes de carreteras sin estar debidamente reconocibles, y por supuesto, tener los medios de comunicación para permanecer en contacto, etc.



He visto imágenes que los medios de comunicación e información nos han servido constantemente para seguir la evolución de los incendios forestales de nuestras islas, que ojalá nunca jamás ocurran, espectaculares imágenes por su colorido, pero por sus catastróficas consecuencias producen más dolor que placer, nuestro bosques se queman y como decía aquel slogan, algo nuestro se quema, pero además con un daño, un dolor y una tristeza que cala hondo en el alma, que mejor hacemos conciencia, ya de una vez, y dedicamos parte del presupuesto a mejorar las condiciones de vigilancia, seguridad y medios de extinción de estos desastres ecológicos, seguro que se emplean a fondo los medios necesarios, pero los hechos demuestran que hacen falta más y mejores servicios para controlar los incendios forestales, es una pena que nuestro patrimonio natural desaparezca tras esas espantosas escenas de fuego, dejando un paisaje de desolación y tristeza contenida en el alma.



Las altas temperaturas registradas en el archipiélago, vientos, y la sequedad extrema consecuencia de un invierno no muy generoso en lluvias pueden ser los causantes, aunque se hablen de focos en diferentes frentes intencionados, pero debemos aplicarnos en que esto no se repita con esta frecuencia, estar alerta con las máximas precauciones, todo el año, ya que nuestra peculiar, versátil y agradecida naturaleza, nos ha brindado gracias a la situación geográfica en el Atlántico de estos ecosistemas que debemos conservar a toda costa, nos va en ello nuestro futuro.



Tengo el placer de servirles como en el relato anterior estas imágenes que por su espectacular dispersión de la ola en su impacto contra los salientes de roca y basalto depositados por el magma que formó estos acantilados, hoy convertidos por la erosión y el tiempo en lugares singulares de observación que ponen límite a nuestros sueños y se abrazan de una forma extraña, a veces con violencia, quizás pudo ser algo parecido en su primigenia, cuando el magma caliente al enfriarse dejaron sus señas de identidad geológica, en forma de rocas, basaltos, y lavas para poder testimoniar ante nuestros ojos lo que fue por aproximación y lo que hoy, en esta mañana de calimas y temperaturas que se acercan a los casi 40 grados en algunos puntos de la isla, podemos disfrutar, naturaleza marina a tope en nuestra litoral teldense.



A lo lejos, oteando la línea de costa, tras las evaporaciones y cantidades higroscópicas que flotan en el medio marino ambiente, rompen la línea del horizonte grandes buques dejan la bocana del Puerto de La Luz y de Las Palmas de Gran Canaria, y la silueta capitalina, con la Isleta y la Bahía al fondo, cierran el marco escénico de un bonito panorama costero que, dicho sea de paso, conforman la redondez de nuestra isla de Gran Canaria. Ya regresarán el tiempo de calmas marinas, ya no muy lejanas, las mejores del año climatológico, septiembre, octubre y noviembre y disfrutaremos de otro semblante, una de tantos, que esta zona de mar océana atlántica nos ofrece cada día.



En este día, …….el genio escondido del mar de nuestras visiones y vivencias costeras, me habló, golpeó su semblante contras las milenarias rocas de perfiles cincelados por el tiempo, rompía a llorar con esperanzado grito de que salvemos, cuidemos sus aguas, su soledad, bravura, alegría y llanto, dejándome reflejar en las imágenes que les ofrezco, su llamada.



Una experiencia más en nuestro litoral teldense, continúen su verano lo mejor que puedan, tomen las debidas precauciones y sean felices. Que el desolador fuego nos devuelva la paz y tranquilidad, y las gentes regresen a sus domicilios……….no perdamos la esperanza, la VIDA continua. Muchas gracias.



Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde y www.teldeactualidad.com, Telde 11 de agosto 2012





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