domingo, 10 de junio de 2012

AQUELLOS VIEJOS CACHARROS NOS MUESTRAN SU HISTORIA


 Jesús Ruiz Mesa

AQUELLOS VIEJOS CACHARROS NOS MUESTRAN SU HISTORIA
por Jesús Ruiz Mesa
Interesante y extensa la Exposición Automovilística que durante los días 9 y 10 de este fin de semana, se ha celebrado en el Parque Empresarial de Las Rubiesas de Telde, patrocinada por el Club de Automóviles Antiguos y Clásicos de Telde, que en esta jornada de puertas abiertas, en su IV edición, ha salido del casco urbano de la ciudad para ofrecer un mayor número de automóviles, rondando los 200, en el que han participado Clubes de Las Palmas de Gran Canaria, Ingenio y Santa Lucía de Tirajana. LAS FOTOS  DEL ACTO AQUI
Un atractivo recorrido tanto en el tiempo como en las marcas y casas fabricantes que durante nuestros años de infancia, juventud y ya un poco más talluditos hemos visto circular por el Telde de nuestros recuerdos, y ¡quién no dejó de admirar el coche recién llegado!, precioso, limpio, de brillantes niquelados,  salpicadero con los  últimos detalles de aparatos y controles mecánicos, tacómetros, con indicadores de velocidades de vértigo,  cuentarrevoluciones, receptores y equipo de sonido de último grito por aquel entonces, carrocerías de vanguardia, interiores con cierto olor a piel debidamente trabajada, de una elegancia extrema, atractivas carrocerías de color y lustre, que con sus emblemas, modelos, y firmas al frente, todo, en su conjunto incorporado para lograr una mejor y más segura conducción, ofrecían al cliente los adelantos tecnológicos y de confort para disfrutar de un vehículo cuya marca y nacionalidad de fabricación eran garantía, con los cuidados requeridos, aconsejados por su fabricante,  de uso de por vida.
Ponerse al volante de aquellos vehículos era un sueño, un lujo, la mayoría de las veces inalcanzable, entrar a formar parte de los que se podían permitir, precisamente ese lujo, hasta que llegaran otros tiempos en que el automóvil y su uso se extendiera y llegase a todas las clases sociales, toda una historia, la del automóvil, como medida del desarrollo y avances sociales logrados  que forma parte de la sociedad del siglo XX.  
Y así fue, muchos de los vehículos expuestos, debidamente tratados, conservados y con las propias atenciones del aficionado, coleccionista o, simplemente, vieron pasar los años y ahí están en perfectas condiciones. Sus propietarios o los que desde sus lugares de procedencia tuvieron la necesaria paciencia, dedicación y afición por el automóvil, llegaron a crear  asociaciones, clubes, organizaciones, ferias, mercados, y exposiciones como la que, desde hace unos años, nos ha venido ofreciendo la posibilidad de recrearnos en las obras de arte que la industria del automóvil, desde el inicio de su comercialización, ha venido desarrollando en todo el mundo.
El Club de Automóviles Antiguos y Clásicos de Telde, en su afán de participar en la comunicación del mensaje de la historia de nuestra ciudad, nos ofrece esta exposición procedente de un legado originado por la industria automovilística que, desde el siglo XIX  (1885), se crea el primer vehículo automóvil por motor de combustión interna con gasolina, aunque en el XVIII, se inventa un automóvil a vapor, hasta el complejo desarrollo  en una serie de etapas marcadas por los combustibles utilizados, la ingeniería electrónica, posteriormente la informática,  aplicada a los motores de última generación para conseguir el mínimo consumo de combustible sin detrimento de su capacidad de respuesta motriz y rendimientos,  gracias a los principales hitos tecnológicos.
A través del tiempo, fuimos testigos de sus avances, usos, aplicaciones, desarrollo tecnológico,  competencias de mercados, esencialmente entre los más importantes, Europa y U.S.A. en su producción, calidad, estudios técnicos e investigaciones,  diseños, exportación,  distribución de ventas, y la diversidad de empresas que en torno a estas actividades se generó,  creando una de las más importantes industrias mundiales que caracterizaron el desarrollo económico del siglo XX. Pero no olvidaremos sus señas de identidad de marcas, sus emblemáticos signos personales de origen y fábrica, Mercedes Benz y su característica estrella, el león de Peugeot, las tres siglas azuladas y blancas del círculo de la BMW, la firma ovalada del emblema Ford, la W de la alemana Wolkswagen, el siempre fuerte, robusto y todo terreno “escarabajo” alemán, Opel, Audi, la británica MG Austin, con su Mini Cooper, Morris, la italiana Fiat, Citroën, los Hillman, Alfa Romeo, Singer, en la gama de los más caros y lujosos, las superpuestas RR del  Rolls Royce, Jaguar, Bentley, y los señoriales Wolseley, Humber y otras firmas con modelos más antiguos como Buick, Berliet, Studebaker, Stutz, Chevrolet, y otras marcas, elegantes modelos, perfectamente conservados de las primeras décadas del pasado siglo XX. Se pueden ver camiones, grandes y modernas cabinas de tracción, furgonetas y transportes de carga y reparto, ciclomotores, etc.
La industria japonesa con su tecnología puntera da muestra en esta exposición del mercado expansivo por todo el mundo y su incidencia en nuestras islas por las prestaciones, usos y rendimientos, tanto en los modelos berlina, como en los todo terreno, 4X4, perfectamente adaptados para su utilización en carretera y en nuestra accidentada geografía.
Merece una especial mención a los siempre queridos y añorados españoles, Seat 600, que marcaron una época de desarrollo económico y social en España, gracias al sacrificio de muchas familias, este pequeño auto, pero grande por las prestaciones, pudo ser adquirido como signos de un status social y emprender, con valentía, orgullo nacional y confianza, las rutas que sobre la red de carreteras nacionales y núcleos urbanos, las familias se disponían a disfrutar de las merecidas vacaciones, regreso a sus pueblos de origen, a las playas que empezaban a llenarse de turistas, y que sus situaciones económicas les permitían. El Seat 600 fue testigo de unos años de bienestar y desarrollo social. Actualmente este sencillo vehículo cuenta con numerosos Club de amigos que no han perdido el cariño por el recuerdo que les dejó el sentirse propietarios de su primer automóvil,….. y aún circulan.   
Nuestra felicitación a la directiva del Club de Automóviles Antiguos y Clásicos de Telde, y a los colaboradores por hacer realidad, una vez más, esta Exposición y traernos en su interesante, amplio y bonito recorrido por la Muestra, una parte de la historia de nuestra ciudad y de los que a través de su dedicación han logrado hacer patente el interés,  gracias al coleccionismo, por conservar estos automóviles que formaron parte de nuestra sociedad teldense, de nuestras calles, de nuestras carreteras, mucho antes de las actuales autovías, rotondas y circunvalaciones,  que dieron lugar a que se crearan verdaderos maestros mecánicos, en todas sus especialidades, derivada de una industria mundial que participó en gran manera de los avances tecnológicos adaptándose a las nuevos mercados y expansión global.
Los teldenses, los canarios, fuimos testigos de ello mucho antes que en otros lugares, y como testimonio de aquellas joyas que nos sorprendieron hace años, los miembros del Club de Automóviles Antiguos y Clásicos de Telde , colaboradores y participantes de actos culturales y festivos, visitas y rutas recorridas,  celebrados en nuestra ciudad,  y fuera de ella, sirven con sus mejores deseos de un excelente servicio a la ciudadanía su trabajo, su afición y el recuerdo que aún perdura en todos, aquellos viejos cacharros, algunos no tan “viejos”, conservados en excelente forma y estado de revista, de unos no tan “locos” y con voluntad de mantener esa admirable afición. Muchas Gracias.


Rugiendo escalan las cuestas,
algunos derrapan por la llamada
fuerza centrípeta, ahí se van a un lado,
responden y giran sobre el asfalto.

Colgados quedan del lateral, calientes
los frenos actúan dejando sin respiración
al público expectante, la emoción de ver
la densa humareda que la tracción deja detrás.

La peripecia en plena acción de los pilotos,
aguerridos caballeros y valientes escuderos,
que en un alarde de concentración hacen del
vehículo y su complejidad una unidad total con él.

Allá arriba van serpenteando a velocidad infernal,
dejando atónitos los oídos el bramar de los motores,
el reloj del tiempo marca un segundo, una centésima
y hay que apurar, afinar, superar lo insuperable.

Se pone el listón cada vez más alto y en cada prueba
hay otra oportunidad de arrancar de ese contador,
las últimas milésimas del anterior competidor,
 hacerse valer por el esfuerzo de una carrera mejor.

Ya suenan las aclamaciones, el griterío se hace mayor,
hay ya quién piensa un ganador, la prueba toca a su fin,
hay un vencedor, ha superado la prueba hasta la meta,
mejor crono, en menos tiempo por conseguir más.

Toda la gloria al ganador que le alzará hasta el altar del Olimpo,
conductor, máquina y preparación, en sus manos las mejores armas,
para conseguir honor, fama y toda la emoción que mana del corazón,
valor, esfuerzo, sacrificio y entrega, el alma de la competición.

Dedicado al Club de Automóviles Antiguos y Clásicos de Telde

Jesús Ruiz Mesa,

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