LOS CIELOS TELDENSES SE ME MOSTRARON ASÍ
por Jesús Ruiz Mesa
Foto: Jesús Ruiz Mesa |
Y los cielos se abrieron para ver azules en sus naturales matices, en su luz tamizada por las nubes, densamente pobladas, de un blanco vapor de agua y de caprichosas formas, que delimitaban los espacios en el marco que, desde el entorno de la Plaza de San Juan, volcaban sobre el observador un extraño paisaje fundido con estelas que, a una considerable altura, trazaban aviones que en sus aerovías sobre nuestra isla daban un fugaz testimonio de su paso, encontrándose en los cielos teldenses, cruzando en ambas direcciones el firmamento diurno que, a las dos de la tarde, se nos presentaba algo extraño, llamativo por las pinceladas y curvilíneos trazos, a la vez que atractivo y oportuno.
Casualidades, coincidencias de estar en el preciso momento con la digital en ristre observando la arquitectura de las torres y cúpulas de San Juan Bautista, como un guiño del azar, de la propia naturaleza de las cosas, sin más explicaciones ni complicaciones comencé a captar lo que se movía por allá arriba.
Quizás tuve que forzar los ángulos de enfoque para poder tomar todo el espectro estelar en su máxima longitud posible, no teniendo en cuenta el resultado final, por pura curiosidad y experimentar en unos momentos otro motivo diferente del acostumbrado a planos en otros formatos, empecé a disparar aprovechando el paso de las aeronaves que se cruzaban y las estelas en ambos sentidos que tras su línea de vuelo iban dejando, tomas que se hicieron al pie de las torres de San Juan y en la calle Dr. Chil.
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Estelas cuya condensación fue disgregándose creando efectos de hilos de algodón, escondiéndose y asomando por entre las nubes que más abajo flotaban sobre los amplios espacios que desde este punto de observación para mi cámara y para mí estaban más limitados.
Sorprendido por el rápido espectáculo, como otras veces he podido retener debido a las condiciones meteorológicas, y en numerosas ocasiones desde este mismo rincón, cada vez que me pierdo por cualquier núcleo de Telde, siempre me viene la idea de con qué fenómeno, paisaje, cambio o panorama me voy a encontrar en mis escapadas por nuestro Telde, y así es, hoy me han sorprendido gratamente estos efectos bajo nuestros cielos, sobre nuestras cabezas, al pie de las Torres de la Basílica de San Juan Bautista.
Veo desplazarse esas aeronaves y me recuerdan las veces que en ambas direcciones, igualmente, sobrevolé y sentí la isla más cerca, a pesar de la distancia que me separaba de su tacto, sobrevolé nuestras costas y nuestros cielos, madrugadas de escandalosa maravilla natural, observar el sol asomando por el horizonte y caer los primeros rayos sobre las cumbres de nuestras islas, o al anochecer más cerca de las estrellas y navegando sobre el Atlántico sonoro mis Afortunadas, con un mar pincelado de plata y destellos de luna que desde mi atalaya particular, era una de las ensoñaciones y experiencias cromáticas, paisajísticas y de extraños fenómenos naturales, más espectaculares que en esta zona del Atlántico se podían divisar rumbo a las otras orillas o, de regreso, como viajero por el tiempo.
Ahora desde este rincón de Telde al pie de las torres que ahora dominan mi castillo y apuntando al cielo, al firmamento que nos cubre y nos observa, continuo como viajero por el tiempo observando lo que tras el visor de mi cámara acontece, hoy desde la Plaza de San Juan, nuestros cielos se me han mostrado así. Muchas gracias.
Viajero por el tiempo
Vengo de volar los mundos,
vengo de volar los cielos,
ingrávidos, la máquina va dejando
en los espacios etéreos, blancos
surcos de estelas gaseosas que en
extrañas formas se diseminan,
borrando la huella aérea..
Escalaré contigo esas cumbres,
prendido tu cuerpo del mío,
tus ojos dibujarán sin velos
los míos, que cansados retornan
de vagar buscando otros mares,
otras gentes, otros paisajes.
He subido a las alturas,
he bajado a los abismos y
solitario en mi castillo en
mi propio mundo entro, ya
descansa mi cuerpo.
Cruzaremos en lo alto atajos,
llegar es lo que importa, en
calma asciende la mente, el
futuro se hace presente,
volamos, viajamos, llegamos,
buscamos nuestro destino.
Desde mi altitud oteo abajo
el horizonte en su línea curva
que inmensa se extiende bajo mí,
y mido la distancia que de ti me separa.
Lloraré tu ausencia, voy a tu encuentro,
vengo de buscar el tiempo, de acortar
las horas, de acercar orillas, vuelvo a
la noche sin desvelo y al día despierto.
Vengo de volar los cielos,
vengo de volar los mundos.
Jesús Ruiz Mesa
mayo 1998
Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde, 6 de diciembre 2011
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