sábado, 14 de mayo de 2011

SE INICIAN LAS FIESTAS DE TECÉN CON EL PREGÓN A CARGO DE JOSÉ LUIS MACÍAS ALONSO

Padre Baez  Josè Macias Y Carmelo  Suarez Foto Teldeenfiestas.com
Por Yanira Cabrera

El barrio de Tecén, situado entre Telde y Valsequillo, inicia sus fiestas en honor a María Auxiliadora.

Hoy viernes tuvo lugar el pregón de las fiestas que en esta ocasión le correspondió ofrecerlo a Don José Luis Macías Alonso, acto al que asistieron gran cantidad de vecinos y autoridades tanto del ayuntamiento de Telde como del ayuntamiento de Valsequillo.

El acto culminó con un baile de taifas de varias agrupaciones folclóricas.

www.teldeenfiestas.com les ofrece el pregón integro a todos los lectores de dicha web, aprovechando para felicitar a dicho pregonero por recordar lo antepasado de dicho barrio.

¡ENHORABUENA!

PREGÓN DE LAS FIESTAS EN HONOR A MARÍA AUXILIADORA, EN EL BARRIO DE TECÉN 2011.

Por José Luis Macías Alonso.

 señores concejales, distinguidas autoridades, queridos vecinos y vecinas, amigos y amigas.

Buenas noches y sean todos bienvenidos y bienvenidas.

Es para mi un honor, un placer y a la vez una gran responsabilidad el haber sido nombrado pregonero de estas entrañables fiestas y espero, sinceramente, dar algunas pinceladas sobre este histórico barrio.

Tecén con S o Tecén con C; de una forma o de otra, quiere decir lugar de poblamiento aborigen a mitad del camino. En el caso de este barrio, entre Telde y Valsequillo.

Haciendo un breve repaso histórico, el barrio de Tecén fue en sus comienzos una zona de reducida población que habitaba en cuevas.

Aunque estas no entran en el mismo orden que las cuevas de Cendro o Tara, antiguo Guanartemato de la Ciudad de Telde, si se puede enmarcar en similitud e importancia a las Cuevas de Calasio o del Barranco de Silva; incluso, a las del Barranco de San Miguel.

Ya con el paso de los años y la entonces lenta pero presente evolución de la sociedad civilizada hizo posible la aparición de un reducido y disperso número de casas.

Las gentes que venían a vivir a Tecén, encontraban un  barrio que, al estar ubicado en la zona limítrofe del barranco, no disponía en exceso de zonas de cultivo, pero lo poco que había se aprovechaba al máximo.

Para sobrevivir y no para exportar ni vender grandes cantidades. Así era el tipo de agricultura en el barrio de Tecén, de subsistencia, puesto que las condiciones, situación geográfica y capacidades del lugar no propiciaban la existencia de una producción con fines comerciales.

Lo más frecuente era el cultivo de millo, papas, calabazas y, en ocasiones aprovechando el agua que corría barranco abajo, las ñameras. En menor proporción se apreciaba algún árbol frutal como el limonero o naranjero y un fruto muy parecido al calabacino, denominado Challote.

Es digno de resaltar que el Challote, un fruto cuya cáscara estaba cubierta de espinas, se pelaba y, aprovechando sus hilos de baba, se añadían a los potajes por la gran capacidad que tenía para espesar. Las necesidades de entonces y la escasez de alimentos obligaba a esta llevar a cabo esta práctica que, más que alimentar, lo que hacía era saciar el hambre o, como popularmente decimos, matar el jilorio.

Los terrenos de pequeñas dimensiones se acondicionaban a modo de terrazas o bancales sustentados por muros de piedra viva o cantería, al igual que sucede en islas como La Gomera o El Hierro.

Además, debido a la viscosidad del suelo y para hacer posible el cultivo de éstos, se hacía necesario traer, bien a lomo de camellos o de bestias, tierra para mezclarla con la arena de barranco y ablandar el terreno.

Se empleaba entonces la conocida tierra Zamora, históricamente empleada en las  techumbres de las casas y cobertizos dada su gran capacidad impermeabilizadota.

Aún a día de hoy, en algunas de las casas más antiguas, perdura dicha tierra sobre tejadillos de caña y maderas de riga o pino.

Volviendo a la agricultura, había en la época una especie de obsesión extendida por todo Telde, con el hecho de ablandar los terrenos de cultivo, puesto que el calado del agua iba sumiendo la tierra menos pesada y dejaba encima una costra dura de arena de barranco, lo que a juicio de los agricultores perjudicaba a la planta y no permitía el paso del agua hasta sus raíces.

La tierra Zamora en unas ocasiones y la arena de la playa en otras, jugaron un papel muy importante cuando se producía la mezcla; Ello mantenía suelto y húmedo el terreno y obviamente, imposibilitaba que los cultivos se perdieran, ofreciendo no sólo las mejores condiciones posibles para la plantación, sino tranquilidad y confianza a los trabajadores y trabajadoras de entonces.


Cambiando radicalmente de tema y centrándonos en la ubicación del barrio, Tecén  quedó  enmarcado en el lado de Telde gracias a la incidencia clara y poderosa de dos grandes y pudientes familias; La Manrique de Lara y la Rodríguez Quegles, dueños entonces de la fábrica del Ron de Telde. Ambos disponían de propiedades e influencias, lo que evitó que el barrio cayera en manos de Valsequillo en 1800, año en que D. Manuel Verdugo Albiturria, obispo de entonces, único nacido en la Diócesis de Canarias, concediera la construcción de la Iglesia del municipio vecino.

Posteriormente, en 1802, el Rey Carlos IV concede el Ayuntamiento a Valsequillo, con gran disgusto para Telde y para la Heredad de Regantes de la Vega Mayor.

Fue preferible por diversas cuestiones relacionales, afectivas, sociales, familiares y comerciales con Lomo Magullo, Arenales y Valle de los Nueve el hecho de que Tecén quedara del lado de Telde.

Volcándonos con las pequeñas señas de identidad de este histórico enclave teldense, desde tiempos inmemoriales, Tecén goza de la presencia de la célebre piedra de la campana o también conocida como Cueva de la Campana, cuya composición es de basalto volcánico.

Tenía y tiene la característica de que atizándola con un objeto contundente produce un sonido similar al de una campana; hecho que se empleó antaño para comunicarse cuando había fuego, cuando corría el barranco y había que poner los animales a salvo o cuando venía el cura de San Gregorio a confesar a los vecinos y vecinas, entre otras.

Era un medio de comunicación, al igual que lo fue el silbo o silbido, presente en el resto de islas, a excepción de Lanzarote y Fuerteventura dado su llano relieve.  


Además de la Piedra de la Campana, los habitantes del barrio también tuvieron otros medios para comunicarse.

A principios del S. XIX, se empleaba el toque de bucio o caracola gigante para levantamiento del pueblo ante posibles injusticias, protestas, destrucción de la institución local o simplemente,  comunicarse entre los vecinos y vecinas.

De hecho, un historiador del S. XIX reseñó en una de sus notas cronológicas el haber advertido la presencia de personas procedentes de Cazadores, La Breña, Lomo Magullo y Tecén en el histórico Mercado de Vegueta comprando bucios, por lo que temió y sospechó que se estuviera preparando algún levantamiento vecinal o se fuera a cometer una injusticia en los alrededores; información que puso en conocimiento del historiador de la Ciudad de Telde.

Poco después tuvo conocimiento de que los bucios o caracolas gigantes tendrían como finalidad el sencillo hecho de facilitar la comunicación entre los habitantes de la zona.

Por ello, hoy me gustaría lanzar este pequeño reclamo ante ustedes; el retomar como inequívoco símbolo de representatividad, tradición y respeto a la memoria histórica de este bello paraje, el toque de bucio antes, durante y después de la procesión de la Virgen de María Auxiliadora.

No quiero terminar este pregón sin hacer referencia a la protagonista de tales fiestas, la Virgen de María Auxiliadora.

Fue traída a la isla y, concretamente, al municipio de Telde por las salesianas de San Juan Bosco o Hijas de María Auxiliadora, allá por los años 1947/48.

Doña Rafaela Manrique de Lara y D. Santiago Ascanio Montemayor hicieron llegar hasta los Llanos de jaraquemada, hoy Llanos de San Gregorio, a cuatro monjas, las cuales se encargaron de introducir la devoción por la Virgen.

El matrimonio residió, inicialmente en la conocida Finca del Bailadero. Poco después, se trasladaron a sus propiedades de la calle Ruiz donde, actualmente, se encuentra el Colegio María Auxiliadora y en cuya capilla reposan sus restos mortales.

En vida, el matrimonio entregó agua otros medios a fin de facilitar la educación gratuita a aquellas mujeres que por cuestiones económicas o sociales no podían permitírselo, pasando a la posteridad por tan nobles acciones.

Y para terminar, me gustaría agradecer enormemente a la AA.VV. Reína Sofía, y más concretamente a su presidenta, Dña. Pino Suárez, a D. Carmelo Suárez, y a toda la junta directiva y colaboradores, por haber depositado en mi la confianza de los vecinos y vecinas a los que representan para pronunciar este pregón. Al Ilustre Cronista Oficial de la Gran Ciudad de Telde y amigo si me permite tratarle de tal forma, D. Antonio María González Padrón, no sólo por haberme ayudado a confeccionar estas breves líneas, sino por haber accedido siempre a atender mis peticiones o solicitudes con una dedicación e inmediatez extraordinaria. A todos ustedes, representantes municipales, autoridades, medios de comunicación, vecinos y vecinas, amigos y amigas por estar aquí esta noche aquí y como no, a la Virgen María Auxiliadora por protegernos a todos con su halo celestial en la noche de hoy.

Y como comienzo de estas fiestas y en honor no solo a la Virgen sino a los vecinos y vecinas que en su momento hicieron uso de él para salvar la vida, los animales o simplemente comunicarse, ruego me permitan, de la forma más humilde posible pero cariñosa a la vez, dar tres toques de bucio y con ello iniciar estas fiestas. GALERIA DE IMAGENES

(Alto y enérgico) ¡ VIVA EL BARRIO DE TECÉN !

(Alto y enérgico) ¡ MUCHAS GRACIAS Y QUE EMPIECEN LAS FIESTAS !




No hay comentarios:

Publicar un comentario