martes, 11 de mayo de 2021

DÉCIMAS DE ZOZOBRA (de un marino en tierra) I

DÉCIMAS DE ZOZOBRA (de un marino en tierra)
I
La vida me fue pintando
estrellas en la espesura,
telas en la arboladura
y un ciclón que fui amainando.
Ya vengo canas peinando,
pero sigo en mi elemento;
con el permiso del viento
voy a echar unos cantares
para espantar los pesares
que tan adentro yo siento.

II
Achicando agua pá fuera
de esta pena que me ahoga,
soy aparejo sin soga
y foso sin escalera.
Como barco sin bandera
que navega a la deriva,
encontrando ya excesiva
la aflicción de este zarpazo,
demando aquí ese bandazo
de la ola definitiva.

III
Fondeado y abatido
en el atolón del miedo
ya soy sólo ese remedo
de las nubes del olvido.
Hasta tonteo en el descuido
de encallarme en una baja,
porque sin darle ventaja
el dolor ganó su envite
y jugamos al desquite
con su marcada baraja.

IV
Fui dichoso en la fragancia
del salitre en la bahía
cuando salté en la alegría
de los charcos de mi infancia.
Me alcanzaba la ignorancia
de lo que era el padecer;
nunca tuve el menester
de acomodarme en el lloro
y es por eso que ahora imploro
que a niño quiero volver.


V
Entonces, en los abrazos
que mi madre me brindaba,
era yo pez que jugaba
sin ver del mar los bandazos.
Sin prever los coletazos
que la vida me guardara,
crecí feliz en la vara
que sostuvo mi quietud
hasta que la juventud
a otro cabo me amarrara.

VI
Escuché siempre el consejo
con que mi padre acudió
cada vez que recaló
mi nave sin acotejo.
Ahora recuerdo a mi viejo
cuando estaba mortecino,
me dijo: que un buen marino
debe mostrarse valiente
aunque lejos de la gente
tenga el corazón mohíno.

Guadalupe Santana Suárez ©

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