jueves, 29 de diciembre de 2016

Fallece Rosa Santiago, líder vecinal de Lomo Cementerio

Fallece Rosa Santiago, líder vecinal de Lomo CementerioFue una destacada activista social que luchó de forma infatigable para conseguir mejoras para su barrio

Rosa Santiago hace unos meses, en Lomo Cementerio (Foto TA)
TELDEACTUALIDAD
Telde.- Maria del Carmen (Rosa) Santiago Cruz, presidenta de la Asociación de Vecinos Bentejuí del barrio de Lomo Cementerio y reconocida activista social de Telde, falleció a primera hora de esta tarde, víctima de una grave enfermedad contra que luchó de forma denodada durante años.

Rosita, como era conocida popularmente por sus familiares, amigos y conciudadanos, fue presidenta durante muchos años del colectivo de padres y madres de alumnos del colegio de Lomo Cementerio y abanderó infatigablemente desde la AV Bentejuí numerosas conquistas para su barrio.

Hace unos meses, casi abatida por la grave dolencia que padecía, lideró la que sería última lucha social ante el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Telde por el malestar generado en el vecindario por la nueva señalización de la carretera general que atraviesa Lomo Cementerio.

La capilla ardiente con sus restos mortales está instalada en la sala 1 del Tanatorio Municipal de Telde, sito en el Parque Empresarial de Melenara (Las Rubiesas), de donde partirá este jueves la comitiva fúnebre, a las 16.30 horas, en dirección hacia la Parroquia de Santiago Apóstol de Lomo Cementerio. Allí se oficiará una misa funeral por su alma, antes de recibir cristiana sepultura en el cementerio próximo de San Gregorio.

El equipo de redacción y colaboradores de este medio digital se suma al dolor de la familia de Rosa Santiago Cruz, a la que expresa sus condolencias por tan sensible pérdida. Descanse en paz.

Pesar de Coalición Canaria
Coalición Canaria Telde ha mostrado esta noche su pesar por el fallecimiento de Rosa Santiago, "conocida y querida líder vecinal".
        
El grupo político nacionalista en Telde destaca de Rosa su "gran compromiso con la sociedad teldense, abanderando causas encaminadas a la mejora de su barrio y aportando su lucha para la transformación de nuestro municipio".

"Muy destacable su intachable labor como presidenta de la A.V. Bentejuí del Lomo Cementerio, así como su loable implicación en otras tantas causas en las que hizo honor de su gran generosidad y compromiso en la ayuda del prójimo. Todo un ejemplo de mujer luchadora comprometida con su comunidad", se resalta en un comunicado de CC remitido a TELDEACTUALIDAD.

Coalición Canaria quiere trasladar "sus más sinceras condolencias por el fallecimiento de Rosa Santiago a sus familiares, amistades y demás personas allegadas, ante la que es, sin duda, una gran pérdida personal y para nuestro municipio. Su legado y su ejemplo ha de inspirarnos para mantener vivo su sentido de servicio y compromiso social".

"Un ejemplo a seguir"
Las directivas de las Asociaciones Vecinales de Bentagache de El Calero y Valdemontes de La Montañeta manifiestan de forma conjunto su pésame a la familia y amigos de  Rosa Santiago Cruz, “mujer luchadora, tanto en su vida como por su barrio, un ejemplo a seguir”.

Para estos colectivos fue “figura insigne de valores, acciones altruistas, firme y tenaz. Que allá donde vaya encuentre la paz y la tranquilidad que merece y agradecerle siempre la herencia que nos deja convertidas en valores y el esfuerzo de su lucha”.

La última batalla de Rosa Santiago
Rosa Santiago luchó contra la enfermedad y reclamó a Sanidad más calidad de vida para las personas que sufren cáncer. En junio de este año, Canarias7, en un reportaje de Gaumet Florido, se hacía eco de la reclamación abanderada por la dirigente vecinal que hoy falleció, dejandó tras de sí una estela de persona comprometida. TA reproduce la información publicada el 20 de junio pasado.
«Soy una ciudadana normal, ama de casa y sufro la enfermedad del siglo, el cáncer». Así empieza esta histórica dirigente vecinal de Lomo Cementerio, Rosa Santiago, la carta que ha escrito al consejero regional de Sanidad, Jesús Morera. Su lucha: más empleados en Oncología.
Acostumbrada a la pelea, en el buen sentido de la palabra, a Rosa no la rinde ni el cáncer. En cuanto coge aliento, reúne fuerzas y retoma su lucha con Sanidad para pedirle, en su calidad de paciente del Hospital Insular, que le ayude, a ella y a todos sus compañeros de pasillo y de consulta en la planta tres, en Oncología, a tener «un poquito de más calidad de vida».

Lo que reclama no es mucho. Solo más personal. «¿No hay para media docena de enfermeros más y para media docena de médicos? ¿nadie suelta un duro (o un euro) para contratar a más gente?». Rosa habla por la herida. Lo sufre cada vez que pisa el hospital. Cada vez que la tienen esperando «desde primera hora de la mañana hasta las dos o tres de la tarde».

Cada vez que la obligan a aguardar su turno con la quimio sentada en unas sillas que duelen como una condena. «Para gente a la que, como nosotros, no nos quedan sino los huesos en las nalgas, son un auténtico suplicio». O cada vez que para que le practiquen una paracentesis (punción quirúrgica hecha en una cavidad orgánica para evacuar serosidad acumulada), la tienen «3 o 4 horas recostada sobre una tabla de surf que hace las veces de camilla».

«Señor consejero de Sanidad, ¿sabe cuál es nuestro mayor problema? La falta de médicos y de enfermeros». Le recuerda aquel viejo refrán que dice que no se puede estar en misa y repicando. Los trabajadores de Oncología, tampoco. «Lo siento. lo veo y lo sufro, no dan para más; hacen más de los que pueden con 28 o 30 pacientes para
consulta de forma constante». Rosa confiesa que a veces ni les pide lo que necesita, para no molestarles, para no distraerles. «Los veo agobiadísimos; las enfermeras no caminan, corren». Y el problema, recalca, es que el estrés que sufre el personal se le contagia a los pacientes.

«Hable con quien sea, señor consejero, con el Gobierno de Canarias, con el presidente de la nación, con quien sea, pero sáquenos de este pozo; ustedes tienen la solución, gasten menos en publicidad y papeletas». Rosa le llevó 824 firmas al gerente del hospital y «se quedó igual». «Dénos usted una alegría», termina.

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