AQUEL CAMINO DE ROSAS.
Cambió un camino de rosas,
por un sendero de espinas,
ella fue su perdición,
la que le llevó a la ruina.
Nunca escuchó los consejos,
que le daba su familia,
ella le absorbió el cerebro,
la voluntad que él tenía.
Su madre no podía ver,
lo que detrás de él se escondía,
era el niño de sus ojos,
él, él era toda su vida.
Ahora tarde se da cuenta,
del error que cometía,
y busca el camino de rosas,
que le brindó un día la vida.
Más, sólo encuentra el sendero,
y sus despiadadas espinas,
pero ya no existe esa madre,
que curaba sus heridas.
Sus ojos entristecidos,
no pudieron seguir sus pasos,
pues su corazón cansado,
se le partió en mil pedazos.
Hoy con angustia y desespero,
busca el calor de su abrazo,
el hombro de aquella madre,
donde llorar su fracaso.
Pero solo encuentra soledad,
ni comprensión, ni cariño,
deambula de un lado a otro,
le acompaña su destino.
Nunca dejes que atrape,
ese mal cruel e implacable,
ese que se llama droga,
pues sólo, sólo quiere
¡MATARTE!
SOLY MEDINA ©
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