Llueve. Llueve esta mañana como ayer también llovió...
Ayer en el corazón y hoy tras de mi ventana…
Llueve en el silencio de las voces,
en el recuerdo sonoro;
en las soledades de antiguas risas
y en las lágrimas nuevas, llueve.
En el rigor de este invierno impuesto,
en el verano interno que deseo;
en los árboles desnudos,
en los nidos de las aves
que abrigan la memoria del calor.
Llueve en su lejanía y en mi cercana distancia,
en las flores marchitas del olvido
y en la semilla que evocada nace.
Llueve en las alas de la esperanza
y en el tormento del que ya nada espera, llueve.
En la vigilia de las noches
y en el sueño que trajo la paz. En el balcón al que se asoma el desatino
y en la mecedora del descanso merecido.
En el sol al que vuelo
y en la luna en la que te instalas, llueve.
En la humareda de las brasas, en el aire de la vida
y en las hojas del calendario que caen a pesar de todo…
Y llueve, pero llueve en calma
arrastrando toda la hojarasca
para que la luz renazca
bajo la pesada talma.
Lo que hoy la lluvia desalma
mañana será verdasca
dando paso, la nevasca,
a la primavera del alma.
Guadalupe Santana Suárez ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario