martes, 11 de enero de 2022

EN EL FILO DE LA DUDA,

EN EL FILO DE LA DUDA,
Sentada en el filo de la duda me planteo muchas cosas, porque soy humana; yerro cada día y pienso que quien vive en la creencia de su perfección absoluta, comete el mayor y más grave de los errores.

Todo es mejorable, por lo tanto, todos lo somos. No se puede ser excelente cada día y a cada momento de nuestra existencia. Siempre habrá una piedra que nos haga tropezar; a veces nos caeremos y otras iremos dando tumbos hasta conseguir de nuevo la estabilidad, que por supuesto no es perpetua ni definitiva por muy extraordinario que se crea un ser.

Por extraño que parezca, esas caídas o tropiezos son los que nos dan la experiencia de vida que supone todo aprendizaje. Algunos aprenden a no caer y otros, hasta a saber caerse de forma que no les hieran los zarzales, aunque, cada herida abierta hoy, supondrá mañana una cicatriz que nos recordará el error, advirtiéndonos también de cada nuevo obstáculo a salvar.

No confío pues, en aquellos que se dicen vencedores absolutos en todo. Los que siempre creen tener la razón. Los que nunca se equivocan, los que presumen de no haber caído jamás, los que no tienen cicatrices…

Sentada en el filo de la duda, pienso más bien, que lo que no tienen, es memoria para recordar la piedra, ni conciencia, ya que van mostrando falsamente la cara dulce cuando la amarga les raspa el alma e igual que ésta la tienen oculta. No tienen valentía para reconocer sus faltas ni humildad para exponer sus carencias.

Yo he caído y mis piedras, mis errores, mis carencias y mi humildad me han hecho desangrar ante esa gente, que encima tienen la desfachatez de dar consejos con palabras excelsas y razonamientos propios de algún erudito, cuando realmente observas en el trayecto que en su comportamiento son todo lo contrario al rezo que predican.

¡Lástima del ser humano! Es capaz de aprender a orar para convencer a los demás de caminar "recto" cuando  oculta sus males en los recodos del camino.

¡Menos mal que de vez en cuando miramos hacia atrás! para verle agazapado en la cueva de su pobreza interna, esa en la que no ve ni tan siquiera, el filo de la duda.

Guadalupe Santana Suárez ©

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